Hoy, en la Universidad de La Matanza, comenzó el juicio por jurados a dos policías acusados por el asesinato del adolescente Lucas Verón, en 2020, en González Catán. El amigo de Lucas, que sobrevivió a los balazos tras la persecución policial en la que fue asesinado Lucas, aseguró hoy en la primera audiencia que los oficiales no les dieron la voz de alto, que aceleraron la moto porque los quisieron chocar con el patrullero y se asustaron y que les efectuaron "cuatro disparos".
Se trata de Marco Gonzalo Aguirre, amigo de Lucas (18), quien era el joven que manejaba la moto en la que llevaba como acompañante a la víctima, la madrugada del 10 de julio 2020, en pleno aislamiento por la pandemia del coronavirus, y fue el primer testigo en declarar en el debate que comenzó esta tarde en una sala repleta del Patio de las Américas de la Universidad de La Matanza.
Desde la mañana y mientras se desarrollaba la elección de los 12 jurados titulares y los 6 suplentes que tienen que determinar si los policías Ezequiel Benítez y Cintia Duarte son culpables o inocentes, los familiares de Verón se concentraron en la puerta de la universidad con remeras con el rostro de la víctima y banderas que reclamaban justicia para Lucas, y hasta mostraron un flyer con la secuencia del hecho en el que fue cometido el crimen.
"Van a escuchar una historia triste, de gatillo fácil", le dijo el fiscal del juicio Sergio Antín al jurado popular en los lineamientos generales del juicio al que llegaron los policías acusados del delito de "homicidio agravado por ser cometido por un miembro de una fuerza de seguridad y por el uso de arma de fuego y tentativa de homicidio", en el primer caso de Verón (18) y en el segundo de Aguirre, quien era menor de edad al momento del hecho.
Recién pasadas las 18, Aguirre se sentó ante el jurado popular y unas mil personas, entre familiares y alumnos de la universidad que desbordaban la sala, y relató que esa noche concurrió a la casa de Lucas para festejar su cumpleaños.
"A la noche jodimos entre amigos, salimos a tomar aire al patio y vemos que pasa un patrullero y nos miran, no le dimos bola y entramos", recordó Aguirre, quien luego añadió que decidieron ir con la moto junto a Lucas a comprar gaseosas y alguna bebida energizante.
El joven sostuvo que "como no había nada abierto" por el aislamiento por el coronavirus regresaron a la casa de Lucas, pero en ese momento se encontraron "con un patrullero con las sirenas y luces apagadas" que los "quiso chocar".
"No nos dieron una orden de alto, nos asustamos y acelero, era la primera vez que nos pasó algo así. Nos subimos a la vereda y el patrullero nos persiguió tirando cuatro tiros", dijo el testigo.
Según le explicó al jurado, primero hubo dos disparos y luego otros dos cuando cayeron de la moto.
"Lucas corría adelante y yo atrás, él trastabilla y cae, lo paso y vuelvo porque no venía más", dijo el joven, quien contó que fueron al hospital y después ya lo vio a Lucas "en la camilla ya sin vida".
El testimonio de Aguirre culminó con aplausos por parte del público, aunque el juez técnico Gerardo Gayol, del Tribunal Oral en lo Criminal 4 de La Matanza, reprendió a los presentes, a quienes les dijo que iba a ordenar el desalojo de la sala de audiencias si se volvía a repetir.
Antes de Aguirre, el que pidió declarar fue el policía Benítez, quien admitió que participó de la persecución en un móvil "con las balizas apagadas" y que efectuó dos disparos porque "pensó" que los jóvenes estaban armados, aunque dijo que tras el hecho se retiró del lugar sin asistirlas porque creyó que no había herido a nadie.
El policía dijo que esa noche recorría la zona de González Catán y que habitualmente patrullaban las calles con las sirenas apagadas por razones de seguridad, ya que en otras ocasiones habían recibido pedradas o disparos.
En ese marco y durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), identificaron esa madrugada a "varios masculinos" que enviaron a su casa hasta que en un momento se cruzaron una moto con dos jóvenes a bordo.
"Queremos identificar a la moto pero se van y arranca la persecución con las balizas apagadas pero las luces siempre prendidas, a unos 70 metros de distancia", explicó Benítez, quien agregó que la moto cayó por la velocidad, por lo que se detuvo y, si bien "no se lograba ver bien", dijo que uno de los sospechosos "se da vuelta como que esgrimió un arma".
Ante esa situación, el policía realizó dos disparos con su arma reglamentaria pero dijo que creyó que no los había herido, tras lo cual a "los dos minutos" los alertaron por un "robo en proceso" y se retiraron del lugar.
Sin embargo, minutos después regresó con otros tres móviles porque en ese sitio les informaron que había un herido de bala "por una pelea entre bandas". "No me imaginé que hubiese herido a una persona, yo no apunté", sostuvo Benítez.