Si todas las candidaturas en las elecciones de Brasil fueran una sola persona, se trataría de un hombre blanco, casado, de entre 45 y 49 años, que es empresario y tiene educación secundaria completa. Así lo indican los datos estadísticos difundidos por el Tribunal Supremo Electoral con información detallada sobre la autopercepción de todos los candidatos, un total de 28.274, de las cuales 12 son a presidente, 223 a gobernador, 235 a senador, 10.271 a diputado federal y 16.233 a diputado estadual.
Los tres partidos que presentan más candidaturas pertenecen al sector político conocido como centrão, que actualmente es el que tiene más representación en el Congreso. A diferencia de lo que se conoce tradicionalmente como centro político, el centrão no responde a afinidades ideológicas (aunque defiende posiciones conservadoras y liberales) sino a intereses. Frecuentemente sus representantes ocupan espacios de poder no solo en el Congreso, sino también en el Ejecutivo, a cambio del respaldo al gobierno de turno.
El Partido Liberal, por medio del cual el presidente, Jair Bolsonaro, buscará la reelección, es el que tiene más candidatos (1.576, 5,6% del total). Lo siguen Unión Brasil (1.490, 5,3%), la fusión de dos partidos del centrão, uno de los cuales llevó a Bolsonaro a la Presidencia en 2018, y Republicanos (1.424, 5%).
Los partidos tradicionales aparecen algo rezagados rodeados de partidos del centrão, que son la mayoría: cuarto está el Movimiento Democrático Brasileño (1.358 candidatos, representando el 4,8%), sexto el Partido Democrático Trabalhista —que presenta a Ciro Gomes, tercero en las encuestas de intención de voto— (1.314, 4,7%), octavo el Partido Socialista Brasileño (1.269, 4,5%), decimosegundo el Partido de los Trabajadores —liderado por el expresidente y candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva— (1.104, 3,9%) y decimoséptimo el Partido de la Social Democracia Brasileña (935, 3,3%).
Algunos datos generales
Varios de los datos difundidos, que son aquellos entregados por los candidatos de acuerdo a su percepción de sí mismos, dejan claro que las candidaturas no reflejan a la población brasileña.
Uno de ellos es el de la educación: 55% de quienes buscan un cargo tienen educación superior completa, mientras en la población —donde la mayoría tiene escuela incompleta (32,2%)— eso representa únicamente al 17%.
En cuanto a la ocupación, en un país donde 63% de la población es trabajadora, la mayoría de los candidatos se identifica como empresario (23,7%), siendo el Partido Democrático Trabalhista de Gomes el que cuenta con más de ellos (7% de todos los empresarios). Además, según el tratamiento de los datos del portal G1, parte de la cadena O Globo, 12% de los candidatos son millonarios y 38% no declararon ningún patrimonio.
Sumadas, las ocupaciones vinculadas a las fuerzas militares (1.248) llegan a tercer lugar, detrás de los empresarios (3.620) y los abogados (2.049). 8,17% de todos los candidatos se identifican como miembros de las Fuerzas Armadas (60), bomberos militares (118), militares retirados (246) o policías militares (824). El Partido Liberal, que impulsa la candidatura de Bolsonaro, es el que cuenta con más uniformados en sus filas, acumulando el 129, lo que representa 10,4% de los candidatos con esta ocupación y 8,2% de los del partido. El Partido de los Trabajadores de Lula tiene tres: 0,2% de los candidatos uniformados y 0,3% de los del partido.
En tanto, con respecto al estado civil, 53% de los candidatos están casados y 32% solteros, mientras únicamente 13% están divorciados, en un país con una amplia mayoría cristiana (los datos del Tribunal Supremo Electoral no incluyen información sobre la religión de los candidatos).
Distribución racial de los candidatos en las elecciones de Brasil
La norma brasileña establece que el 50% de los candidatos de cada partido debe identificarse como pardos o negros. En estas elecciones generales por primera vez el número de candidatos que lo hacen supera al de los blancos, aunque llegando al 49,59%.
Los datos dicen que 13.851 de los candidatos son blancos (48,85%), 10.113 pardos (35,66%), 3.949 negros (13,93%) y 176 indígenas (0,62%). Los datos de negros e indígenas son los mayores para unas elecciones generales desde que se implementó la autoidentificación racial, en 2014; no así los de los pardos, que registraron una caída. Según las estadísticas oficiales, 42,7% de la población brasileña se identifica como blanca, 46,8% parda y 9,4% negra.
Más del 90% de los candidatos pardos y negros buscan ser diputados federales o estaduales, mientras solo dos son candidatos a la Presidencia: se trata de Vera, del Partido Socialistas de los Trabajadores Unificado, y de Leonardo Péricles, de Unidad Popular -formación que eligió su nombre en honor al movimiento de Salvador Allende en Chile-.
El Partido Socialismo y Libertad, uno de los que apoya a Lula, es el que tiene más candidatos pardos y negros (60,9%), mientras la formación liberal Novo es la que tiene menos (19,3%).
De los 32 partidos que se presentan a estas elecciones, 14 incumplen la cuota racial al tener menos de 50% de sus candidatos negros o pardos. Entre estos figuran tanto el Partido Liberal de Bolsonaro (42,4%) como el Partido de los Trabajadores de Lula (49,5%), y los tradicionales Partido de la Social Democracia Brasileña (45%) y Movimiento Democrático Brasileño (49,1%).
No es la primera vez que se incumple la normativa: en abril el Congreso aprobó una medida para amnistiar los incumplimientos de las cuotas raciales y de género, algo que benefició a casi todos los partidos con representación parlamentaria. A esto se suma que es frecuente que la autopercepción de raza no coincida con el color de la piel del candidato.
Mujeres candidatas en las elecciones de Brasil
En un país en el que 51,8% de la población es femenina, las mujeres representan el 33% de las candidaturas en estas elecciones. En este caso, los 32 partidos cumplen con la normativa, que establece que cada sexo debe estar representado con un mínimo de 30% de las candidaturas de cada partido.
La mayoría de las mujeres busca un cargo como diputada estadual (56,7%) o federal (37,7%), mientras son minorías las que pretenden ocupar un cargo en la Cámara de Senadores (0,56%) o ser gobernadoras (0,40%).
En las presidenciales se mantiene la proporción: hay cuatro mujeres en un total de 12 candidaturas: las senadoras Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño, y Soraya Thronicke, de Unión Brasil, además de Sofía Manzano, del Partido Comunista, y Vera, del Partido Socialistas de los Trabajadores Unificado.
El partido Unidad Popular, que es el que cuenta con menos candidatos en estas elecciones (58), es el único que presenta más mujeres que hombres, con 68% de candidaturas femeninas y 32% masculinas.
Ninguno de los demás partidos presenta más candidaturas de mujeres que de hombres. Siete de los 10 partidos que respaldan a Lula están entre los 15 partidos que más mujeres impulsan, entre los cuales se destacan el Partido Comunista de Brasil (segundo en la lista con 45% de candidaturas femeninas) y el Partido Socialismo y Libertad (cuarto, con 40%). También tres de los partidos que respaldan a Tebet están entre los primeros 15, siendo el primero de ellos el Partido de la Social Democracia Brasileña (octavo, con 35%). En tanto, no figura ninguno de los que apoyan a Bolsonaro, que presentan entre 31,75% y 33,15% de mujeres candidatas.