El contundente triunfo del equipo dirigido por San Martín en San Lorenzo se vio opacado por la baja del defensor Cabral.
(Peligro de Wolf aprovechó el fin de semana largo para viajar en su pintoresca Máquina del Tiempo hasta 1813, y cubrir esta importante victoria del representativo nacional).
En un marco imponente, con un febo iluminando en el mítico campo de batalla de San Lorenzo, las huestes de San Martín lograron neutralizar los avances del enemigo a paso redoblado y obtuvieron una categórica victoria, la del bautismo de fuego.
Los Granaderos a Caballo construyeron el triunfo a partir del invencible sable corvo del Libertador, y de una gran jugada militar de él mismo que terminó con un oportuno cañonazo que diezmó parte de la defensa roja.
La hinchada local alentó, como siempre, desde el primer minuto de la batalla:
Yo soy patriota desde que estaba en la cuna.
Al Granadero yo lo sigo adónde va.
De la mano del Gran Jefe este año
La cordillera todos vamos a cruzar.
Fue un triunfo clave para el país, para San Martín y su campaña independentista. Pero la alegría no fue completa ya que promediando los 15 minutos del combate, el equipo sanmartiniano debió sufrir la baja del valeroso Sargento Cabral que, al salvar la vida del Padre de la Patria, recibió un artero golpe de espada que, esperemos, no sea de gravedad. Aguardaremos el próximo parte médico.
El propio San Martín, al terminar la batalla, declaró a la prensa: “Quiero dedicar esta victoria a mi esposa Remedios, a las familias de todos los granaderos, al Sargento Cabral que hoy se nos lesionó fiero, y a todos los futuros argentinos que me conocerán a través de los libros de historia, por los billetes de cinco pesos y porque seré nombre de calles, avenidas, plazas, ciudades y hasta clubes de fútbol. Aprovecho para decirles que mañana estoy haciendo un nuevo casting de granaderos. Si tienen algún interesado, les digo: debe presentarse a las 8 hs, en ayunas con fusil y caballo. Imprescindible pelo corto y amor a la patria. Muchas gracias. Y recuerden: Seamos libres, lo demás no importa. Y la Independencia No se mancha”.
Afortunadamente pudimos rescatar el relato de un gran periodista de la Oral Libertadora que nos regaló para la historia el momento más emocionante:
“Minuto 14 del combate, en esta calurosa tarde de San Lorenzo. Sable corvo en mano se aproxima San Martín a la zona del histórico convento, se acerca a un soldado español y el Gran Capitán de Yapeyú le clava un sablazo y lo derriba, se acercan otros dos godos a caballo, a uno lo parte en dos, ataca al segundo, pero…¡Cuidado! ¡Salí de ahí, Libertador! un realista lo ataca por detrás, atención, señores, el Padre de la Patria está en peligro…. Pero no, allí llega justo el Sargento Cabral y cubre la espalda del Gran Jefe. ¡Grande Cabral! Ahora sí, recuperado San Martín corre hasta el primer cañón y prepara el fuego ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... disparó y boooomm!. ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el Libertador, viva Cabral, vivan las Provincias Unidas del Río de la Plata! ¡Aquel sable salvador del Sargento Cabral y el cañonazo de José nos dan la victoria! Es el triunfo de un pueblo! ¡San Martín! Es para llorar, perdónenme... El Sargento Cabral arriesga su vida y en su acto de arrojo salva la de San Martín, que de un cañonazo aniquila el avance del rival realista, una maniobra memorable, en la jugada de todos los tiempos... Barrilete patriótico... ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto gallego, para que nuestro pueblo sea un puño apretado gritando por la Libertad? Y qué decir del Gran Cabral, un ejemplo de heroísmo. Gracias, Dios, por el Combate de San Lorenzo, por el Libertador San Martín, por Cabral, por estas lágrimas, por la lucha por la independencia, por este bautismo de fuego de los Granaderos a Caballo”.