Otra de las postales curiosas de esta economía a dos velocidades que conjuga Argentina, además del boom de los restaurantes llenos, es que las ventas en supermercados de todo el país siguen en franca alza, aún en un contexto ultrainflacionario. En julio, el sector vendió un 2 por ciento más que en igual período del año 2021, lo que representó 13 meses consecutivos de alza en el gasto de los hogares, algo que no ocurre desde el año 2004.
Ese 2 por ciento, además, tiene otra particularidad: ya compara contra julio del 2021, el primer mes bueno en materia de consumo masivo, y es la vez superior a la mejora del 1,1 por ciento de junio de este año. Es decir, la escalera que se venía mostrando con subas pero tendencia a la baja, volvió a pegar una subida en julio. El dato se desprende del informe de la consultora privada Scentia, que tiene una medición precisa a nivel federal y en todos los canales, desde comercios chicos a hipermercados.
Así, en los primeros siete mes del año, el consumo masivo queda en un terreno positivo de 4 por ciento. Sí se ve en el trabajo de la consultora que comanda Osvaldo Del Río que la gente empezó a moverse y cambiar de conducto ante los altos niveles de inflación. Por segunda vez en el año, el consumo es mucho más importante en hipermercados que en los chinos y comercios de cercanía. Esto ocurre porque en los híper hay Precios Cuidados y el Gobierno Nacional monitorea diariamente los precios. Por fuera, hay aumentos desbocados de hasta 40 por ciento. Aquí un problema: ocho de cada diez argentinos compran fuera de los hiper.
Puesto en cifras, el fénomeno es el siguiente: en julio, las grandes cadenas de todo el país vendieron un 7,9 por ciento más, mientras que los comercios chicos y barriales tuvieron una caída de 3,2 por ciento. Este último dato es importante, porque la caída es mayor dado que se toma contra una base que en 2021 era mala para este sector en particular.
La explicación que le encuentran los consultores y especialistas a este fenómeno del consumo muy fuerte al alza es "la necesidad de la gente de cuidar su dinero" ante un proceso inflacionario sin señales claras de freno. Pero la explicación y las razones ameritan algún abordaje más profundo, dado que en los cuatro años del Gobierno de Mauricio Macri, con tres de cuatro de caída en el PBI y una inflación final de 54 por ciento, recesión y pérdida de empleo, no se dio el mismo fenómeno de gente yendo a resguardar sus ahorros en el consumo masivo. Como ocurre con el fenómeno de los restaurantes, los economistas no pueden dar un diagnóstico acabado de lo que ocurre, sobre todo porque ya el gasto lleva más de un año en alza. Una rareza.
Qué compra el consumidor y dónde
Otro de los datos curiosos del trabajo es que en el AMBA, la zona más golpeada por los precios, fue donde más crecieron las ventas en julio. Los super de Capital y GBA vendieron un 8,4 más, superando por un punto a los del interior del país. Mientras que en los comercios chicos del AMBA se derrumbó más de 7 puntos el consumo, por precios mucho más elevados que en los híper de la misma región.
Ahora bien, ¿qué compraron las familias? Contabilizando todo el país y todas las bocas de expendio (grandes, chicas y chinos), sólo cayeron las ventas de Bebidas con Alcohol (1,4 por ciento), el resto de los rubros con alzas de entre 2 y 13 por ciento.
Mientras que en los grandes hipermercados no cayó la venta en ningún rubro y Bebidas con Alcohol creció casi 11 por ciento, la suba más alta en casi un año.