Las muchas caras del deseo
“Todo el mundo desea, y ningún deseo es más fascinante y enigmático que el sexual, aunque sea escurridizo al momento de representarlo a través de la fotografía”, anota el artista belga Jo Bogaerts, que vive y trabaja en Gante. Precisamente por la naturaleza esquiva de esta forma de anhelo, el hecho de que se le presente como un desafío, es que este fotógrafo de 38 años se ha interesado especialmente en el tema, intentando captar sentimientos de atracción íntimos: una emoción casi universal pero, a la vez, personalísima. El retratista, que solo trabaja con cámaras analógicas, persigue así el objetivo de trazar un panorama lo más abarcativo posible del vasto universo del ratoneo, sin caer en lugares comunes y sin apelas a imágenes explícitas. Para hacerlo, hace preguntas a la gente que se presta a su proyecto, titulado –sin mucha vuelta– Deseo, valiéndose de confesiones de distinta guisa. Confesiones anónimas, cabe destacar, en tanto –en su web– Bogaerts ha colgado un cuestionario que cualquiera puede completar sin compartir nombre y apellido, respondiendo una batería de diferentes interrogantes, por ejemplo: ¿cuál es tu primer recuerdo erótico?, ¿qué palabras describen tu objeto de deseo?, ¿qué papel juegan las imágenes?, ¿tenés fetiches?, ¿qué pasa cuando tu deseo ha sido satisfecho? “La fotografía es también una forma de deseo visual: querés inmortalizar algo que probable desaparezca”, dice Jo, que captura a extraños y extrañas que le han contado, por caso, que los pone una chaqueta de cuero, ser filmados, maniatados, una melena alborotada o usar látigo. En fin, de todo como en botica en sesiones que define como “simples pero sumamente intensas”, llevadas adelante en la casa de voluntarios, porque allí están más a gusto.
Polonia versus los gatitos
Detrás de su tierna mirada, sus bigotes encantadores y ese ronroneo tranquilizador, se esconde “una especie exótica invasora”, según la Academia de Ciencias de Polonia, que ha tenido ¡el tupé! de ponerle tan indigna chapa al gato doméstico. “Exótico” porque sus orígenes estarían en el antiguo Cercano Oriente; “invasor” porque representaría un riesgo para la vida silvestre de este país del centro europeo. “El gato se suma así a las otras 1.786 especies que figuran en esta lista elaborada por el instituto de Cracovia, entre las que se encuentran mapaches, polillas e incluso patos mandarines”, informa la prensa internacional sobre la novedad, haciéndose eco del estudio que han tenido en consideración los científicos: un trabajo publicado tres años atrás, donde se precisaba que los gatos domésticos mataban a unos 48 millones de mamíferos y casi 9 millones de aves cada año. Por supuesto, alcanzó con que trascendiera la infame calificación para que amantes de los felinos, que son legión, pusieran el grito en el cielo, temiendo que tal definición fomentara el maltrato contra mininos. Wojciech Solarz, biólogo de la mentada Academia, aclaró que nadie pedía ni castigo ni abandono. De hecho, remarcó que estaban en contra de la crueldad animal, y que alcanzaba con que los humanos limitasen el tiempo que sus mascotas pasaban al aire libre durante la temporada de cría de pájaros para controlar los efectos adversos de la mentada criatura exótica invasora, leáse el gato. Aún así, el enfado de tantísimas personas continúa, y con razón, tomando su forma más cabal en la veterinaria Dorota Suminska, con libros publicados sobre los micifuces. La vet tuvo un televisado entredicho con Solarz, destacando al aire que no está nada bien señalar tanto al gato doméstico y el impacto negativo que tiene sobre la biodiversidad polaca. Con falsa candidez, preguntó con mucho tino Dorota a Solarz: “Y a los seres humanos, ¿en qué lista lo han puesto?”.
Los peregrinos de Wikipedia
“Ahora ya lo sabes”, reza la breve descripción de WikiPèlerin, cuya traducción del francés sería WikiPeregrino, en referencia a la acepción que habla de andar o viajar por tierras extrañas, no sin tener que sortear ciertas dificultades. En el caso de esta flamante cuenta de Instagram, el simbólico caminante marcha y marcha por los inconmensurables pagos de Wikipedia, lidiando con la abundancia de artículos, extraviándose hasta encontrar información rara, en especial cuando está sacada de contexto y peca de irrelevante. ¿Qué es lo que ya saben los miles de seguidores de esta reciente propuesta, inaugurada hace apenas unas semanas? “En su obra Cyrano de Bergerac, Edmond Rostand afirma que el 26 de septiembre de 1655 fue sábado. Pero, en realidad, era un domingo”, uno de los invaluables posteos de WikiPèlerin, tomados de la mentada enciclopedia en línea. “Merlín tiene una relación especial con los animales del bosque, particularmente con el ciervo montañés”, otro aporte de peso, en esta ocasión sobre el mítico mago, hallado en la afamada web que, como es harto sabido, es de contenido libre, con entradas escritas, corregidas y ampliadas por voluntarios anónimos alrededor del mundo. “Al asumir, Barack Obama pasó a ser el quinto presidente zurdo en treinta años”, siguen los ejemplos para comprender el tono de WikiPèlerin. Que, por cierto, nos informa que “el 10 de Julio de 2018 George Clooney fue víctima de un accidente de scooter”, o bien que “no hay imágenes que representen a los padres de Beethoven”. Ajá, ajá, ¿quién lo hubiera dicho? Hay que sacarse el sombrero frente a los creadores de esta iniciativa, porque han de pasar horas y horas hasta encontrar estas eclécticas agujas en el pajar que es Wikipedia. Donde, por ejemplo, aparecen más datos aleatorios, aquí recuperados: que los perros labradores de François Mitterrand se llamaban Nil y Baltic, y que Novak Djokovic es alérgico al gluten.
El oeste en venta
Para el rodaje de Érase una vez en el Oeste, por muchos considerado el más épico de sus spaghetti westerns, el genial realizador Sergio Leone apostó –como ya lo había hecho antes– por el desierto de Almería, en España, donde se trasladó con gran elenco (Claudia Cardinale, Henry Fonda, Charles Bronson). Para la fílmica ocasión, recuerda el diario El País, el director mandó a “construir un trozo del lejano Oeste en la localidad de Tabernas”, un set/poblado que desde hace añares se conoce como Western Leone y que funciona como parque de atracciones. Pues bien, ser el nuevo dueño de este mítico sitio del cine no es un imposible, está al alcance de la mano... para quien tenga un vuelto de 2,8 millones de euros, que es lo que cuesta Western Leone, actualmente en venta. “No creo que sea un precio exagerado”, ha dicho al mentado rotativo José Ruda, gerente de la inmobiliaria encargada del asunto, Grupo Rukasa. Después de todo, dice este hombre, “la memoria, la historia y el sentimiento arraigado a este lugar no tiene precio”. De momento, Western Leone funciona como un parque temático, con shows los fines de semana. También oficia de plató de alquiler para personas que lo rentan en pos de filmar escenas de series, publicidades de tevé, videoclips, etcétera. Aunque no le va nada mal, “sus dueños tiene ahora una edad avanzada y esto necesita un mantenimiento constante”, aclara Ruda, explicando que “los propietarios llevan 40 años mostrando devoción al proyecto”. A punto tal que, para ellos, es mucho más que un simple decorado: es su casa. Allí están instalados, algo que les ha permitido “vivir como si estuvieran dentro de una película”. “Estamos vendiendo un trocito de historia de Tabernas y de Almería y hay que tratarlo con mucha delicadeza, mucha dulzura y mucho cariño para que nada de esto se pierda”, redobla el agente inmobiliario, confirmando que ya le están lloviendo ofertas. De España, sí, pero además de países como Alemania, Inglaterra, Holanda. Habrá que ver en qué manos termina el poblado de la provincia andaluza, que tuvo su momento de mayor esplendor en los ’60 y ‘70, cuando más de 300 westerns se rodaron en Almería. “Aunque a través de la pantalla creyésemos que aquellas películas podían estar rodadas en un lugar indeterminado en el sur de Estados Unidos, lo cierto es que la gran mayoría se localizaban en Tabernas, que puede enorgullecerse de poseer el único desierto de toda Europa”, se jacta El País, con razones para hacerlo.