Un miembro de la Guardia Suiza se desmayó frente al papa Francisco durante la tradicional audiencia general en la sala Pablo VI del Vaticano.
El hecho sucedió el miércoles, cuando el guardia suizo se derrumbó repentinamente, boca abajo. Inmediatamente fue atendido por las personas que lo rodeaban, quienes lo ayudaron a levantarse.
Gracias a las imágenes del incidente, se pudo ver al papa Francisco, sentado en un gran sillón tapizado en tela blanca, mientras observaba, con mirada preocupada, al joven guardia.
Después de unos dos minutos, el tiempo que se tomó para recobrar el conocimiento, el guardia suizo fue acompañado fuera de la sala Pablo VI.
Consultado por una agencia internacional, un portavoz del Vaticano explicó que "se trató probablemente de una baja de presión" y que el guardia "se encuentra bien".
Para muchos observadores es posible que el famoso uniforme de la Guardia Suiza, con rayas azules, amarillas y rojas, un collar plisado de tela blanco vistoso y casco de metal ligero con una pluma de avestruz, no sea adecuado para el calor del verano boreal, pese a que a la inmensa sala del Vaticano cuenta con aire acondicionado.
Según el fotógrafo de AFP que captó las imágenes del momento, el papa Francisco se acercó al final de la audiencia a hablar con un miembro de la Guardia Suiza, algo que no suele hacer.
Qué es la Guardia Suiza
La Guardia Suiza es el ejército más pequeño del mundo, así como el más antiguo, ya que tiene más de 500 años de historia. Su única función es proteger al Sumo Pontífice.
Esta fuerza fue creada en el 1506 por el papa Julio II y a lo largo de su historia tuvo sus altibajos y estuvo al borde de la disolución en varias ocasiones.
Al inicio de su pontificado, en 2013, el papa Francisco elogió "la profesionalidad" de la Guardia Suiza vaticana y, según rumores de la prensa, Sumo Pontífice llegó a ofrecer una silla y algo de comer al guardia suizo encargado de su protección nocturna frente a su apartamento en la residencia Santa Marta del Vaticano, donde se aloja, ya que no quiso trasladarse al lujoso apartamento pontificio en el palacio apostólico.
Las rígidas reglas de ese histórico cuerpo sorprendieron al papa latinoamericano, quien invitó al desconcertado joven capitán a descansar tras descubrir que había pasado la noche entera de pie.
Como el guardia rechazó el ofrecimiento aduciendo que las reglas se lo impedían, Francisco le contestó: "Soy el Papa y le pido que se siente", para luego ofrecerle pan y jamón.