El nuevo juicio contra Milagro Sala, donde se la acusa de planificar el supuesto robo de un expediente, empezó con sorpresas. Un testigo, que al momento de los hechos denunciados era el empleado de mesa de entradas, declaró ante el tribunal oral que la semana pasada fue presionado en nombre del jefe del Ministerio Público de la Acusación (MPA), Sergio Lello Sánchez, funcionario leal al gobernador Gerardo Morales, para que “declare bien” en el caso.
“Declarar bien” significaba, según el mensaje que recibió, comprometer por lo menos a uno de los acusados, Alberto Bellido, que por entonces era abogado de la Tupac Amaru. A cambio le devolverían el trabajo, de donde lo echaron a hace algo más de tres años, y le darían los sueldos no percibidos todo este tiempo. El hombre se llama José Luis Ruiz y hoy vive en situación de indigencia.
El apriete y la presión sobre el testigo
“No soy un corrupto, estuve 39 años en la justicia, nadie me va a hacer decir lo que no es”, declaró Ruiz ante el Tribunal Oral 3 de Jujuy, según pudo reconstruir Página/12. El exempleado judicial detalló dos “aprietes” distintos. Por un lado, dijo que la policía lo viene siguiendo en los últimos tiempos y que incluso lo pararon en la calle, algo inusual. El jueves de la semana pasada, contó también, lo convocaron a la oficina del secretario del fiscal Walter Rondón, que se llama Joaquín Campos, y que allí el mensaje que recibió fue que por instrucciones de Lello Sánchez y el abogado Juan Carlos Dávalos esperaban que “declare bien” para “voltear a Bellido” a cambio de devolverle el empleo.
Esperaban que dijera que Bellido había participado de la sustracción del expediente y la supuesta quema posterior. Lello Sánchez, que tiene a Rondón como mano derecha, es una suerte de gran titiritero de las causas que involucran a Milagro Sala y su entorno que, como queda a la vista incluso con este caso, no paran de multiplicarse a fuerza de armados y relatos bajo presión.
El testimonio generó gran revuelo en la sala de audiencias. Ruiz dijo que el día que figura la desaparición del expediente, el 17 de diciembre de 2007, al mediodía, no recordaba haber visto a Bellido cerca de ese horario en tribunales. Comenzaron a interrumpirlo, e incluso una de las juezas —la presidenta del tribunal, María Margarita Nayar— parecía obstaculizar que terminara de hablar.
Bellido pediría la palabra después. Estaba conmocionado y al borde del llanto. Al final de la audiencia avisó que pedirá que se abra una investigación con el relato del testigo e increpó a los fiscales. También harán la denuncia los abogados de Milagro Sala.
El único otro testigo del día fue el denunciante original, otro empleado, Nelson Echenique, que ratificó su viejo relato. Hizo la presentación judicial inicial en 2009, aunque la aparente sustracción del expediente fue en 2007. Era una causa sobre un tiroteo entre integrantes de la Tupac Amaru. Milagro Sala no tenía relación alguna con la agresión en cuestión. Sin embargo, terminó arrastrada en la causa junto con el empleado judicial Marcos Romero y con Bellido.
Desde este jueves están los tres sentados en el banquillo. La dirigente, en rigor, está en su casa dado su delicado estado de salud en pleno tratamiento de una trombosis venosa profunda. Sus propios peritos decían que no estaba en condiciones de enfrentar el proceso, pero el tribunal decidió seguir adelante igual, y ordenó su presencia por videoconferencia.
La insólita resurrección de la causa
El caso había sido cerrado en 2012 por prescripción con sobreseimientos para todos los imputados, pero en 2017 apareció en tribunales, recién salido de la cárcel debido a una causa por un secuestro extorsivo, un hombre llamado Alejandro Pilo Mansilla, exintegrante de la Tupac. Fue a declarar ante el fiscal Diego Cussel que él sabía del robo del expediente, que presenció su quema y que la orden la había dado Milagro Sala. Pese a esta aparente confesión, nunca fue imputado, pero logró la resurrección de la causa.
Lo concreto es que el relato de Ruiz, en las narices del tribunal y bajo juramento, dejaba al desnudo el mecanismo que, todo indica, se aplicó en múltiples causas para perseguir a Sala y otras organizaciones. Es curioso que desde la semana pasada volvieron al centro de la escena las acusaciones contra la dirigente de la Tupac: se reflotó una causa con acusaciones de lavado de dinero contra Sala y otras 16 personas, incluidos familiares suyos, con el relato de Mirta Guerrero, alias “Shakira” —quien integraba la Tupac— ante Jorge Lanata, sobre viajes y supuestos gastos millonarios. En teoría, tanto ella como otros dos imputados podrían convertirse en arrepentidos ahora, justo cuando las defensas reclamaban frenar el juicio, y el gobernador Morales inicia su campaña a nivel nacional.
Quien relató aprietes y ofrecimientos públicamente esta semana también fue la dirigente social Graciela López, quien en la AM750 contó que le ofrecieron dinero, trabajo y liberarla de acusaciones si comprometía a Sala en la causa conocida como la de los “huevazos”, sobre una protesta contra Morales en 2009. “Estimo que lo han hecho con todos mis compañeros presos”, dijo López.
Bellido pidió custodia y garantías para el testigo Ruiz en el juicio oral que sigue la semana próxima. “Por la gravedad institucional de lo denunciado”, le dijo el abogado a este diario. “Estamos viendo frente a nosotros cómo se arman las causas. A mí me metió preso este gobierno nefasto de Morales. Un día me desperté en el penal y tenía cinco causas. Por eso insistimos en que se debe intervenir también la justicia de Jujuy”, reclamó.