El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires separó de su cargo a Raquel Papalardo, la directora del Colegio Mariano Acosta. Lo hizo a través de una cédula que recibió ayer en su domicilio. Con la edad para jubilarse cumplida, la docente ya había empezado los trámites y su idea era jubilarse a fin de este año. Las autoridades porteñas aceleraron su salida con un cese administrativo, que la despoja de salario y obra social hasta tanto se jubile. “Quisieron hacer tronar el escarmiento”, graficó Papalardo a Página/12 lo que consideró “un disciplinamiento”. La comunidad educativa hará este lunes un abrazo al Acosta en reclamo de que se la mantenga en su cargo hasta diciembre.
La situación de Papalardo al frente del Mariano Acosta entró en una espiral el 20 de abril, cuando los estudiantes realizaron una clase abierta como forma de solidarizarse con el reclamo de los docentes. Efectivos de la policía de la Ciudad ingresaron al colegio para amedrentar a los estudiantes y hubo una denuncia penal de un asesor tutelar por el operativo. Allí comenzaron las presiones contra la directora. La cartera que conduce María Soledad Acuña buscaba su renuncia.
En rigor, Papalardo había presentado su renuncia condicionada en noviembre de 2015. Esta figura implica que se mantiene el cargo mientras dura el trámite administrativo de recolección de documentos de la Anses para el trámite jubilatorio. A fines de 2016 ya había recibido sus papeles. En ese momento, Papalardo dirigió un escrito al ministerio de Educación porteño, anunciando su salida del cargo con fecha del 31 de diciembre de 2017.
“Nunca respondieron a ese escrito”, contó la directora desplazada, quien en febrero recibió lo que parecía una respuesta implícita. “Se dispuso que las horas docentes que yo cumplía en el Joaquín V. González las cumpliera en el rectorado del Mariano Acosta. O sea: presenté una carta, no me la contestaron y luego centralizaron mis labores docentes en el lugar del que me estoy jubilando. Lo tomé como la respuesta del ministerio y pensé que seguiría hasta fin de año”.
Sin embargo, a última hora del viernes se encontró con la notificación que pone fin a su carrera docente. “Este año cumplí 40 años en la docencia”, dijo, y afirmó que durante todos estos años “nunca tuve un sumario administrativo ni me separaron de un cargo”.
Papalardo asumió al frente del Mariano Acosta en 2007, habiendo pasado por todos los cargos previos en el escalafón dentro del colegio. Durante su gestión se hizo hincapié en los derechos humanos: se homenajeó a estudiantes y profesores desaparecidos y se colocaron baldosas con sus nombres. También hubo actividades de estudiantes, que visitaron escuelas de frontera.
La reacción de la comunidad educativa ante la decisión contra la rectora no se hizo esperar. El lunes, al mediodía, habrá un abrazo al colegio en solidaridad con Papalardo. Referentes de la educación, sindicatos y legisladores ya le hicieron llegar su apoyo. Y los abogados de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), junto a Papalardo y la conducción del gremio, se encuentran estudiando las alternativas para tratar de dar marcha atrás con la medida.
“Lo que pretendo es que se respeten mis derechos. En seis meses yo me iba. Esto es un ensañamiento. El mensaje es: matemos al mensajero”, cerró Papalardo, quien, en este momento, se queda sin ingresos hasta que le salga la jubilación si no se retrotrae la baja de oficio.