Tres huevos de dragón petrificados. Esa era la ofrenda que recibía Daenerys Targaryen antes de casarse con Khal Drogo. Si algo quedaba claro, allá por 2011, con la emisión del primer episodio de Game of Thrones, es que los vertebrados de este tipo formaban parte de un pasado mitológico. House of The Dragon (HBO Max), por su parte, invita a repasar el momento en que los antepasados de la novia mandaban en Westeros. Los diez episodios de esta precuela están basados en la novela Fuego y sangre, con acontecimientos sucedidos entre dos y tres siglos antes de la serie original. Eso sí, el ADN de hiperviolencia, drama e intrigas palaciegas también corre por las venas de esta casta audiovisual.
Es el apogeo de la familia de pelo ceniza, los más antiguos entre todos los nobles de los Siete Reinos, los domadores de los bicharracos que vuelan y escupen fuego. Quien está sentado en el trono de hierro es Viserys, quien “siente que es su deber mantener la paz en el reino y no crear guerra”, según Paddy Considine, el actor a cargo del papel. “Su misión es esa. Pero tratar de mandar en ese reino no es un trabajo fácil”, complementa.
En la línea sucesoria aparecen su hermano menor, el príncipe Daemon, y su propia hija, Rhaenyra, quien espera convertirse en la primera reina de los Westeros. Emma D’Arcy destacó que su personaje “está zumbando con el fuego de la antigua historia e identidad Targaryen. Entonces, al comienzo, Rhaenyra tiene poder y determinación, pero esencialmente ninguna entidad verdadera”. De ella, como mujer y noble, se espera que se case y tenga hijos varones. “Ese es el camino que tiene por delante. Pero Rhaenyra comienza a romper los límites de su destino casi inmediatamente”, aclara D’Arcy. En ese sentido, su criatura está recortada por el mismo patrón que el heredero natural al poder interpretado por Matt Smith. “Daemon y Rhaenyra arden con el mismo tipo de fuego”, señaló la intérprete.
Los recelos entre tío y sobrina desembocarán en una guerra sucesoria, pero antes de llegar a ese período turbulento, llamado “La Danza de los Dragones”, Vaserys intenta gobernar con diplomacia. “Este tipo es complejo y trágico, un exceso de cosas diferentes. Me sentí halagado de que tuvieran fe en mi para encararlo”, dijo el británico. Considine, fan declarado de la entrega original, piensa que este proyecto es muy fiel al producto original sin ser un spin-off. “Es importante decirlo y ciertamente no se siente así para mí. Es el mismo universo y los fans van a obtener eso en los primeros episodios. Las cosas que están pasando, el engaño, las cosas que están sucediendo dentro de él; la violencia y el drama. Todo está bien dentro de este mundo”, explicó este intérprete trashumante visto en In America, 24 Hour Party People y Peaky Blinders.
George R. R. Martin, el autor de toda la saga literaria, es uno de los cocreadores de House of The Dragon junto a Ryan Condal y otro viejo conocido como Miguel Sapochnik. El director de uno de los episodios más aclamados de GOT en sus ocho temporadas (“Battle of the Bastards”, de pie por favor), ficha como showrunner y estuvo detrás de las cámaras del episodio a verse este domingo. Además de la novela, Martin se encargó de brindarles información “extra” a los hacedores de esta ficción. “A partir de eso recuperamos un mundo del pasado. Lo creamos desde cero”, dijo Sapochnik. Y en este Westeros aún más remoto, los animales del título tendrán un rol central.
Sapochnik debe haber soñado con lagartos voladores desde que comenzó a pergeñarse este proyecto circa 2018. “Recuerdo que tuvimos una gran conversación con George (R. R. Martin) sobre los dragones. Nos pidió que fueran muy coloridos porque así es como siempre se los había imaginado. La idea entonces es poder ver al cielo y distinguir exactamente qué dragón es”, señaló. En el punto más álgido de esta temporada habrá 17 dragones y cada uno de ellos tendrá, además de un estilo, un determinado carácter que comparte con su jinete. “Hay una humanidad en los dragones y forman un vínculo con quienes los doman”, sentenció Condal. Entre los dragones se destacarán Syrax de Rhaenyra, que puede zambullirse como un águila real y el impredecible Caraxeles de Daemon.
De un lado el príncipe y guerrero sin igual, del otro la mujer que lucha contra su mandato. D’Arcy, quien se reconoce como persona no binaria, se basó en su historia para confeccionar el personaje. Condal y Sapochnik, por su parte, le dijeron que su princesa tenía una “sensibilidad punk”. “Tuve muchas conversaciones con ellos sobre cómo se posiciona Rhaenyra con respecto a su género. Fundamentalmente, ella es una persona que está obsesionada con masculinidad porque, para ella, la masculinidad equivale a la libertad. Ella siempre ha sido profundamente consciente de que su padre necesita un hijo y que ella no es ese hijo. Ella existe junto a una especie de doppelganger que es Rhaenyra en versión varón. Una versión de ella misma que tendría acceso a todas las cosas que anhela”, dijo la actriz. House of the Dragon, entonces, invita a recorrer el momento exacto en que Daemon y Rhaenyra mutan a uróboros y los Targaryen se empiezan a morder la cola.