El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) pidió este sábado la liberación del obispo de la ciudad norteña de Matagalpa, Rolando Álvarez, crítico del gobierno de Daniel Ortega, quien fue llevado a la fuerza a la capital Managua el viernes y puesto bajo arresto domiciliario.
"Monseñor (Álvarez) tiene que volver a su diócesis y ser libre dentro de su país", instó el Cenidh en un comunicado publicado en sus redes sociales.
"Exigimos la libertad de todos los sacerdotes y laicos que están en (el penal) El Chipote", agregó.
La ONG de derechos humanos fue prohibida en 2018 por el Parlamento, en el contexto de una crisis política derivada de las protestas antigubernamentales que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dejaron 355 muertos y miles de exiliados.
En la madrugada del viernes, la policía allanó el Palacio Episcopal de la Diócesis de Matagalpa, donde Álvarez se encontraba bajo vigilancia de las fuerzas de seguridad desde el 4 de agosto, y lo trasladó a la fuerza a Managua.
El estado físico de Álvarez, de 55 años, "está deteriorado", pero su "ánimo y espíritu son fuertes", dijo la Arquidiócesis de Managua, presidida por el cardenal Leopoldo Brenes.
Las autoridades abrieron una investigación al líder eclesiástico por "organizar grupos violentos" e incitar al "odio" para "desestabilizar el Estado de Nicaragua".
Antes de ser cercado en la curia, donde vive y trabaja, Álvarez denunció el cierre por parte de las autoridades de cinco radios católicas y exigió respeto a la "libertad" religiosa.
Críticas a la situación de Nicaragua
La Conferencia Episcopal de México lamentó este sábado la delicada situación de la Iglesia en Nicaragua, que "crece" cada día, y se sumó a otras conferencias del continente para exigir "la liberación inmediata" de Álvarez y sus colaboradores.
En tanto, el arzobispado de Venezuela condenó los hechos, que calificó como una expresión "hostil" contra la Iglesia y demuestra el "grave deterioro" de los derechos y garantías de los nicaragüenses, instando además "al respeto a la vida e integridad del clero y la libertad de culto y religión para todos".
Asimismo, 60 organizaciones de la sociedad civil nicaragüense enviaron una carta en conjunto al papa Francisco y pidieron con "desesperación" su pronunciamiento. "Nos sentimos conmovidos e indignados por las imágenes en las cuales Monseñor Rolando José Álvarez, Obispo de la diócesis de Matagalpa, aparece rodeado de agentes de la Policía Nacional, hincado con el Santísimo en custodia en las manos tras ser impedido de ingresar al templo para celebrar los oficios religiosos propios de ese día", expresaron en la misiva.
La detención del obispo es el último episodio de una serie de desencuentros entre el gobierno de Ortega y la Iglesia Católica que comenzó en 2018, cuando los templos dieron refugio a los manifestantes heridos en las protestas de ese año.
El gobierno acusa a los obispos de haberse aliado con la oposición para sacar del poder a Ortega en un fallido golpe de Estado promovido por Washington.
Ortega, un exguerrillero de 76 años, gobernó el país por primera vez entre 1979 y 1990. Ese año perdió las elecciones ante una coalición de derecha y volvió al poder en 2007, donde permanece después de tres reelecciones consecutivas.