“Cuando nos enteramos del fusilamiento fue una reacción de mucha bronca, esa es la imagen que tengo, de prendernos a la ventana que daba al pasillo y gritar asesinos hasta quedarnos sin voz. Esa es la imagen que me queda grabada de ese momento”, recuerda Emperatriz "Monena" Márquez, una de las expresas políticas que estuvo en la histórica fuga del Penal de Rawson el 15 de agosto de 1972. Una semana después, el 22 de agosto, las fuerzas armadas masacraba a un grupo de 19 detenidos en la Base Aeronaval Almirante Zar.
Monena compartió con Catamarca/12 la memoria de aquellos días, pero con la mirada puesta en lo que aquel acontecimiento puede significar hoy para los jóvenes y el contexto político actual. “La masacre de Trelew marcó un hito importante, rompió un proyecto de la fuerza de seguridad con la oligarquía de perpetuarse muchísimos años en el Estado. Ese hecho puso en evidencia que el gran acuerdo nacional mostró la debilidad de las fuerzas armadas que no pudo anular, ni acallar, ni aislar lo que significó los movimientos revolucionarios de Argentina y Latinoámerica y la conexión con el campo popular”, señaló.
En este sentido recordó: “Las organizaciones revolucionarias en ese momento estaban aisladas en Rawson, la cárcel de máxima seguridad que había. El objetivo de la dictadura de Lanusse, que venía con antecedentes de Onganía y Levingston, era quedar en el Estado con el beneplácito de la iglesia, la oligarquía, los monopolios y del proyecto de la CIA: fuerzas armadas en los estados para poder aniquilar las fuerzas revolucionarias y los movimientos sociales”.
Monena prueba su café sin azúcar, se detiene para ponderar el presente: “Algo que nos deja Trelew es el concepto de unidad, esa diferencia tremenda que tenían las organizaciones, en el objetivo final se unieron. Tenemos que sumar, disgregarnos no nos ayuda”.
La charla se dio a un par de días antes de su viaje a Chubut, donde este fin de semana se están realizando una serie de actividades, en la Universidad y en el Centro de la Memoria que está en la Base Aérea de Trelew.
"Pasaron 50 años /y no vamos a olvidar/ que en Trelew/ nos enseñaron/ que el camino es / la unidad. Es la canción que moviliza a los cientos de militantes ahora mismo.
“El pueblo de Rawson se organizó para ser apoderados nuestros, para llevarnos alimentos y llevarnos ropas. En estos 50 años se va a homenajear a ese pueblo que con dignidad se solidarizó con nosotros. y muchos de aquellos jóvenes son quienes organizaron este homenaje”, señaló.
¿Entonces para usted la fuga ha sido de alguna forma una victoria histórica?
Trelew significó que el aislamiento al que nos querían someter entre los movimientos y el campo popular no dio resultado. Había 4 cárceles en ese momento, que era Resistencia, Devoto, el Buque Granadero y Rawson, donde se concentraban todos los presos políticos de esa época que era referentes revolucionarios, sociales y el sindicalismo clasista antiburocrático que era muy fuerte.
Siempre digo que nuestra generación nació entre dos dictaduras, es muy difícil de comprender para los jóvenes que han vivido toda la vida en democracia. Vivir en dictadura significó vivir en un estado permanente de avasallamiento en todos los aspectos y una permanente necesidad de organización para contrarrestar la destrucción tremenda del país, de falta de derechos y de libertades.
En ese contexto se plantea la fuga, que fueron muchas. Yo fui detenida en julio del 72 y soy trasladada a Devoto y de allí a Rawson, llego a mediados de julio y me encuentro con la fuga ya preparada. Obviamente yo no sabía, sí teníamos tareas, que era prepararnos, hacer gimnasia física, observar movimientos, sacar información, pero no preguntábamos por qué era.
¿Cómo fue ese día de la fuga?
Ese día, el día 15, más o menos al mediodía se informa que se iba a realizar una fuga y que comiéramos liviano. Nadie comentaba nada. Siempre me quedó la duda de cuántos nos íbamos a fugar, si éramos 160 o 130.
Obviamente acepto. En la cárcel todo lo que hacíamos era estudiar, intercambio de conocimiento y preparar la fuga. Imaginate, silencio total, y más o menos cerca de las 16 ó 17 horas vienen compañeros y avisan que salíamos. Ya venían diferentes comandos de presos que habían tomado la cárcel, tomando las diferentes guardias, que más o menos eran 120 personas de seguridad. Fue todo una preparación desde adentro increíble, y muy poca logística externa había, solamente camiones y autos para trasladarnos.
Así vamos pasando en columna en silencio total, solamente escuchábamos pasos. Había grupos organizados, éramos uno detrás del otro más o menos a una distancia de 20, 30 m, esa era más o menos la distancia que yo estaba de afuera, veía la tierra y la otra columna de los 19 que estaba ahí. Inclusive, tengo una imagen de la Susana Lesgard, así como sonriendo, sin hablar, pero expresando la alegría, estaba en la segunda columna ante la nuestra, que luego fue fusilada el 22.
Estuvimos así bastante, hasta que cerca de las 20, y estábamos esperando nosotros para comenzar a subir al camión, y es allí donde ocurre la confusión que cuenta la historia, y volvemos a los pabellones a resistir, porque en ese momento ya estaba Gendarmería, Servicio Penitenciario, Marina, Aerotransportada, ya sabíamos que los compañeros se habían ido en el avión y que los otros estaban resistiendo en el aeropuerto. La sensación que tuve en ese momento era de alegría de saber que se había podido fugar un grupo. Jamás sentí tristeza ni terror, sentí la alegría y la victoria de haber podido salir.
¿Cómo se enteran de la masacre?
Hay toda una negociación para el resguardo nuestro, lo mismo que se pidió para los 19 compañeros que estaban en el aeropuerto. Estábamos en sus manos. Entonces la resistencia con los medios de comunicación. Nos aíslan cada uno en una celda. Los presos comunes salían al patio y nos gritaban alguna noticia. Ese día 22 yo no lo escuché a Tosco hablar, pero sí tengo la sensación de impotencia, la bronca, la rabia que jamás hemos creído que se intentaron fugar. Cuando nos enteramos del fusilamiento fue una reacción de mucha bronca, esa es la imagen que tengo, de prenderme a la ventana que daba al pasillo y gritar asesinos hasta quedarnos sin voz. Esa es la imagen que me queda grabada de ese momento. Al otro día nos trasladan a Devoto y ahí es donde nos podemos encontrar, llorar, informarnos mejor que había pasado. Y ahí supimos que había tres sobrevivientes, María Antonia Berger, Alberto Miguel Camps y Ricardo René Haidar.
María Antonia Berger llegó luego a Devoto, nos contó con detalle lo que había pasado. En ese momento estaba detenido también Paco Urondo, su hijo y su yerno y Paco Urondo pudo receptar toda esa información que la traslada a su libro La Patria Fusilada.
¿Qué dejó Trelew a la historia de las luchas populares?
Por qué es importante Trelew: produjo una tremenda reacción del campo popular, de rebeldía y derrocamiento de la dictadura, surgen allí masivamente las organizaciones revolucionarias. Allí es donde comienza a trabajarse el retorno de Perón.
Esto me parece importante, por qué a esta generación setentista de alguna manera nos vas a ver en todos lados, seremos viejas, pero la utopía que nos nutrió nuestra juventud no ha muerto. Nos vas a ver en distintos lugares activos, no ya dirigentes, sino acompañando.
Yo quiero decirle a los jóvenes que están desanimados, la generación que viene de los 90 con un auge con Néstor, medio frustrados, que cada generación es producto del contexto social, económico, político que nos toca vivir. Porque por ahí ubican que esa generación de los 70 éramos héroes, no, no somos héroes ni heroínas, nos moríamos de miedo cuando salíamos a hacer alguna actividad, y lo hacíamos porque pensábamos que otros iban a seguirlos, darle continuidad.
Eso que hoy estamos esperando a que otro nos organicen, que si no dice el referente tal cosa, uno no se mueve, hay que ser críticos, no hay que ser genuflexos, y siempre del campo popular con una mirada amplia de unidad.