Resulta relevante analizar el impacto del proyecto gasífero Vega Pléyade (Tierra del Fuego) en la producción nacional de 2016. ¿Por qué? ¿Qué impacto podría tener un único yacimiento? En primer lugar, no se trata de cualquier yacimiento: Vega Pléyade (VP) explica cerca del 7 por ciento de la producción mensual de gas natural del país. En segundo lugar, su puesta en funcionamiento data de 2013 pero comenzó a producir en febrero de 2016, es decir, proviene del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Y, en tercer lugar, jugó y juega un rol determinante en la tasa de producción a nivel nacional dado los calamitosos resultados de la administración macrista. ¿Qué rol jugó y juega?

Por qué el oficialismo, tan cargado de pésimos números, jamás celebró que la producción de gas natural durante su gestión se haya expandido un 4,9 por ciento. Por cierto, un porcentaje no menor y que hubiera venido al tarifazo como anillo al dedo. Pero no hubo nada al respecto. ¿La razón? De no haber sido por VP, nacido durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner y que llevó más de dos años de inversiones y trabajos (2013-2015), la producción de gas a nivel nacional en 2016 –primer año de gestión neoliberal– hubiera caído de una tasa de crecimiento del 3,4 por ciento interanual (2015-2014) a una de 0,5 por ciento. Así la producción se hubiera casi estancado. 

A pesar del tarifazo y de los precios del gas en boca de pozo más altos del mundo, el macrismo no aportó prácticamente nada en cuanto a nueva producción gasífera a lo heredado. Cabe señalar que el aporte de VP al total producido –90% de la producción nueva incorporada en 2016– obedece no solamente a su magnitud sino a que los restantes yacimientos productores de gas con los que cuenta el país extrajeron apenas un 14 por ciento del total extraído en 2015. 

¿Y en lo que va de 2017? ¿Habrá recuperado el gobierno de Macri la extracción gasífera más allá de Vega Pléyade luego del descalabro que provocó en 2016? Según datos del Ministerio de Energía, la producción acumulada de gas de enero a abril de 2017 implicó una caída del 0,6 por ciento en relación a igual período de 2016. No sólo se produjo menos gas, sino que en el interanual anterior (2016-2015) la diferencia había sido positiva en 5,1 por ciento. ¿Qué habrá pasado? ¿Será que VP resultó un fiasco? En absoluto, la producción de este yacimiento se expandió un 311 por ciento entre el primer cuatrimestre de 2017 respecto de 2016. ¿Qué pasó entonces? Los yacimientos más allá de VP se desplomaron un 337 por ciento en su tasa de producción. Obviamente que la notable expansión del proyecto fueguino no alcanzo a compensar. Y esto, finalmente, conlleva a concluir que de no haber sido por VP la caída hubiera saltado al 6 por ciento interanual, esto es, el peor resultado desde 2013.

Evaluar el estado del sector gasífero argentino durante la administración Macri pero desconociendo el impacto de este yacimiento –que justamente no le pertenece a su gestión– conduce a un diagnóstico equivocado del mencionado sector. O todavía más importante: a un equivocado diagnóstico de la justificación y razonabilidad del tarifazo, así como de los nuevos precios del gas en boca de pozo.

* Director general del Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (Oetec).