Brenda Angiel es pionera a nivel mundial de un lenguaje y una técnica muy especial: la de la danza aérea. Bajo la premisa de que "el cuerpo en suspensión crea un discurso que se expresa y narra desde el movimiento mismo", en 1994 fundó la primera compañía de danza aérea que se presentó en festivales y programaciones en distintos teatros del mundo. Su última creación, habitada por esta forma de expresión, se llama T para T, y con la interpretación de Lynx Tironi, Mauro Dann y la participación y dirección de la propia Angiel, ahora presenta su segunda temporada en Aérea Teatro (Bartolomé Mitre 4272).

T para T nació en plena pandemia, un momento al que la directora define como “de profunda transformación”, ya que durante el 2020 sus intérpretes fueron atravesados -además de por la COVID 19- por temas como el género, el duelo y la identidad. “Es una obra que tiene como tópico principal una relación de a dos, hombre-mujer, que luego es transformada por otras miradas y otras diversidades de género. También tiene que ver también con el duelo y el amor”, describe Angiel.

El duelo personal de la autora fue el principal disparador de la obra. “Un texto autobiográfico mío, en el cual hablo del duelo de mi madre y del parecido físico de ella con la legendaria actriz Doris Day, me llevó a relacionarme con el tema ‘Té para dos’, un ícono del jazz compuesto en 1925”, cuenta la directora.

Este disparador le sirvió a Angiel para plantear un ideal del amor y de las relaciones de épocas pasadas a través de la danza y del tema musical ‘Té para dos’, que es interpretado por la actriz estadounidense Day, entre otras versiones incluidas durante la obra. “Descubro en ese tema múltiples versiones muy interesantes y estructuro la obra en base a cada una de ellas”. Otras de las interpretaciones del tema que aparecen en la puesta son las de Teddy Wilson, Bebo y Chucho Valdes, Doris Day con Axel Stordhal y su orquesta, The fantasy strings, Anita O´Day, Aoi Teshima, Stephane Wrembel, Art Tatum y Gregory Silver.

La novedad es que en lo que propone Angiel los grandes conceptos como el amor y los vínculos se ven interpelados por cuestiones de esta época: las diversidades de género y cuerpos, dando como resultado una heterogeneidad del elenco, de la música y de las coreografías. La obra cuenta, a través de la danza aérea y contemporánea, la relación de dos, “que habita en espacios inimaginados e irreales”.

-¿Cómo se cuenta una historia a través de la danza aérea?

-Más que pensar en contar una historia, cuando trabajo con la danza aérea investigo las relaciones de bailar en el piso, en el aire. Me guío por la música y ciertas premisas o imágenes que van a llevar cada una de las coreografías. Lo concibo como una obra de danza. En T para T los textos autobiográficos hablan por sí mismos. No necesitan ser bailados literalmente.

-¿Cuáles son las posibilidades y restricciones que presenta la disciplina?

-La danza área es un mundo nuevo. Cuando yo empecé a trabajar hace casi 30 años, justamente lo que fui encontrando fueron las posibilidades y restricciones. Así como bailar en el piso tiene sus propias reglas, la danza aérea habilita muchas y restringe otras. Es una naturaleza coreográfica diferente. Y en esa naturaleza nos movemos. Claramente, a lo largo del tiempo, ese lenguaje posible se puede sofisticar e incluso encontrar otros matices e intereses. Pero es una naturaleza distinta.

-¿Qué te motivó a actuar en esta obra después de tantos años de no hacerlo?

-Creo que la pandemia tuvo algo que ver. En este caso, mi participación consiste en una introducción a la obra como autora que habla de su propia obra dentro de la obra, y como bailarina de uno de los textos autobiográficos de uno de los intérpretes. A mí bailar me produce mucho placer y lo hago porque creo que es necesario para la obra. No simplemente porque quiero bailar, sino que es una necesidad de la obra también.

*T para T puede verse los sábados de agosto a las 21 en Aérea Teatro, Bartolomé Mitre 4272.