Rosa tiene 27 años, el 1 de julio se animó a denunciar por primera vez a su vecino, quien la abusó sexualmente desde que ella tenía 13 años. La denuncia la radicó luego de que él se negara a devolverle a su hijo de 4 años y la coaccionara para tener sexo varias veces como condición para poder entregárselo. Explica que desde el área de Protección de Infancia y Adolescencia de la Secretaría de Familia, le entregaron la custodia del niño a él, y que la abogada que se lo dio,  "no me escuchó, se reía en mí, y me dijo que yo tenía cara de empastillada”, dijo.

La joven nació en el Barrio Virgen Niña, cuando aún era un asentamiento de la zona sur de la ciudad de Catamarca. Cuando quedó embarazada de su primer hijo, quien tiene 6 años, se fue a vivir con el padre del niño y tuvo dos varones más que hoy tienen 4 y 3 años. El padre se negó a reconocerlos legalmente y cortó la relación cuando nació el más pequeño. “Nunca más lo vi”, cuenta Rosa.

El progenitor de los niños la había obligado a que un vecino de su madre, en el barrio Virgen Niña, fuera el padrino de Esteban (nombre ficticio) que hoy tiene 4 años. Por esta razón, el niño visitaba asiduamente la casa del sujeto y muchas veces se quedó con él y su familia porque Rosa debía viajar a Buenos Aires a realizarse el tratamiento que necesita porque tiene cáncer de piel. Ella volvió a la casa de su madre luego de separarse y como debía alimentar a sus hijos, trabajó como su empleada doméstica “pero el acoso era insoportable” dice.

Rosa cuenta a Catamarca/12 que el sufría constantes propuestas sexuales. Y que además el.pafrino de su hijo no paraba de enviarle videos “prohibidos”. También hacía tocamientos a su cuerpo a cada momento, mientras ella desarrollaba las tareas domésticas. 

Ante la situación, se puso a buscar otro lugar a donde ir a vivir y consiguió un terreno en el asentamiento “Mi Gaucho”. “Ahí me hice un ranchito y él me mandó porque quiso y supuestamente como regalo una heladera y un celular”.

La joven cuenta que él cobra una pensión por discapacidad “porque le pegaron con un adoquín en la cabeza hace unos años" pero que también “presta plata”. “Creo que quiere a mi Esteban para su hija más grande porque ella no puede tener”, refiere Rosa.

Del “ranchito” debió volver en el invierno por dos razones, porque temía que el frío afectara la salud de sus 3 hijos y porque “Tenía una hernia de ombligo que se me estranguló y estuve como dos semanas internada”, explicó.

Desde junio, Esteban quedó con su “padrino” y ya no se lo quiso devolver. “Fue una tarde que mi hijo se escapó y me pidió que le haga mate cocido. La hija de él lo vino a buscar y le dijo que vaya que si no le iban a pegar y que debían bañarlo. Yo le dije que eso lo hacía yo pero vino él con la policía y se lo dieron”, contó.

En ese momento comenzó lo peor. Rosa comienza a llorar porque no puede contar. Explica como puede que él empezó a mandarle mensajes pidiéndole que mantuviera relaciones sexuales con él, que solo así le entregaría a Esteban. “Una por los hijos hace todo, y no quería que mi Esteban esté con él, pero no cumplió. Me dijo que yo no había hecho las cosas bien, me trató de inútil y me insultó. Cuando me llevaba al hotel, yo la miraba a la señora que atiende desesperada para que se dé cuenta y haga algo, pero no lo hizo”, relató.

Fue después de eso que decidió buscar a la abogada que la había ayudado con un problema que tuvo con el terreno del “ranchito”, Silvia Barrientos. Así, pudo finalmente denunciar y contar lo que no se había animado a hacer “para que no haya problema con las familias”, dijo.

Tras esa denuncia, su abusador supo y radicó una falsa contra ella. Dijo que el niño de 6 años era abusado carnalmente y que ella lo sabía y consentía. Casi la detienen y la trataron muy mal hasta que el protocolo de abuso dio negativo.

En medio, la Secretaría de Familia y “la abogada del pabellón 24” (como Rosa llama a quien decidió la entrega de Esteban a su vecino) habían comenzado a intervenir por los niños.

Barrientos, también habló con Catamarca/12. Fundamentó lo explicado por Rosa con las denuncias y actuaciones y contó que en este marco desde la Secretaria pidieron pericias psicológicas para los niños que viven con ella y no para Esteban, algo que ella tuvo que solicitar y “pelear”. “La trataron muy mal”, contó.

Rosa, también se refiere al maltrato. “Él fue a decir que yo vivía borracha y empastillada, algo que no es cierto y por eso pedí que me hagan un examen médico, pero la abogada del pabellón 24 me dijo que no iba a hacer tal cosa y me dijo 'mirate la cara de empastillada que tenés. No voy a pedir nada´. Ella también me dijo que mi hijo no me quiere y que elige quedarse con ellos, pero yo sé que le llenan la cabeza. Él no puede estar en esa casa”, asegura.

Rosa explica que recién se está dando cuenta de cómo fue vulnerada. Y dice que la violencia, la coacción, la manipulación que vivió por parte de su abusador es algo que no quiere que se repita.

Fue casi al final de la entrevista y como al pasar que mencionó el cáncer y dijo que muchas veces no le permitía ni caminar, ni salir de su casa porque no debe exponerse al sol. Cuenta que perdió y que le donaron una peluca. “Lo perdí por las ampollas que se me hacían en la cabeza. En el invierno no me salen, pero en el verano no puedo ni caminar, pero me aguanto el dolor”, dice.

“Yo no cometí locuras porque estoy en la lucha de mi nene. Tengo que ser fuerte. Pienso todas las noches a dónde irán a parar si me pasa algo y lloro mucho. Si mis hijos me ven así les miento que tengo alergia porque tengo que ser fuerte” repite.

Resalta que no quiere que su hijo esté con él. Asegura que en la casa de su madre tiene su dormitorio y los nenes también y que hasta duermen en un somier. “Él me da miedo. No sé si el día de mañana pueda hacerme algo a mí o mis nenes”, concluye.

A casi dos meses de la denuncia por abuso sexual, que fue girada a la Fiscalía de Instrucción 5 a cargo del Fiscal Hugo Costilla, Rosa fue citada para realizarse la pericia psiquiátrica hoy.