Cuando Lucas Pusineri asumió el 12 de abril pasado la dirección técnica en lugar de Juan Manuel Azconzábal, Atlético Tucumán era un alma en pena. Ocupaba el último puesto en la zona A de la Copa de la Liga, llevaba cinco fechas sin ganar, su promedio decaía jornada a jornada y el descenso era una posibilidad concreta de la que se hablaba en voz alta en cada rincón de aquella provincia.
Cuatro meses más tarde, la vida le ríe y canta al Decano tucumano. Bajo la impronta de Pusineri, es el puntero inesperado de la Liga Profesional y uno de los grandes candidatos al título. Perdió apenas un partido de los catorce que disputó (3 a 1 ante Arsenal en Sarandí) y con un promedio mucho más robusto (1,244), tiene ocho equipos por detrás y ya no lo asusta bajar de categoría. Mas bien todo lo contrario: si llegara a derrotar a Barracas Central, Atlético Tucumán sumará 43 puntos en la tabla anual y se estará clasificando por ahora a la Copa Sudamericana 2023. Con chances inclusive, si mantuviera este rendimiento, de poder jugar la Libertadores del año próximo.
Pusineri no hizo ningún milagro. En todo caso, bajó un mensaje simple y claro, logró que le creyera un grupo de jugadores desorientados y armó un equipo que no va más allá de lo que puede y tiene: se defiende con solidez (con seis goles en contra tiene la valla menos vencida del campeonato y a la hora de definir los partidos, apuesta a dos delanteros jovenes y pujantes surgidos de su propia cantera, Ramiro Ruiz Rodríguez (22 años) e Ignacio Maestro Puch (19), y a Augusto Lotti (26), un atacante que Racing descartó. Su goleador es un volante inquieto, Ramiro Carrera, quien señaló cuatro de los catorce goles que Atlético anotó hasta aquí. Y en la mitad de la cancha también se destacan otros dos jugadores con mucho rodaje: Guillermo Acosta y Ciro Rius.
A los tucumanos no les sobra nada: sólo en dos ocasiones (a Gimnasia y a Newell's) ganaron por dos goles de diferencia. El resto de sus victorias fue por ventaja mínima (cinco veces por 1a 0). Y quince de los veintiocho equipos del campeonato marcaron más goles que ellos (14). Por eso, a esta altura, las preguntas decantan por su propio peso: ¿puede un equipo sin grandes nombres propios y armado con la prioridad básica de no perder, pelear por el título hasta el final y salir campeón? ¿Le alcanzará con un par de ideas claras como defender con los once jugadores parados por detrás de la pelota y salir disparado de contraataque y una convicción colectiva inquebrantable? ¿O se caerá inevitablemente a la hora de la verdad, en la recta final del campeonato? ¿Podrá soportar el asedio si Racing y River se le arriman en la tabla? Le quedan trece fechas por delante para dar todas las respuestas.
Atlético Tucumán rendirá examen ante los ojos del país futbolero cuando el próximo domingo vaya a la Bombonera a visitar a Boca. Tiene a su favor algo de lo que su rival carece: un plan de juego, un concepto colectivo. Con eso ha llegado hasta aquí y por ahora, le es suficiente. Habrá que ver cuanto más necesita para poder ser campeón.