Cinco años atrás, tal vez con la intención de contrastar con músicas el frío amarillo de la era, Peteco Carabajal se cobijó en su hijo Homero, con quien ya venía trabajando desde la época del disco doble Ckayna Cunan, y en Martina Ulrich. La unión se hizo fuerza en una agrupación que dieron en llamar Riendas Libres, y el primer acto fuerte fue un disco. Se llama El amor como bandera; lo pueblan catorce piezas –ocho de ellas compuestas por padre e hijo-- e implicó una especie de semi abandono del riquísimo trayecto solista de Peteco, que hasta entonces sumaba once discos en condición de tal. “Iré solo con mi guitarra donde me lo pidan. Pero en cuanto a grabar discos y ese tipo de cosas, me concentraré exclusivamente en este trío”, dijo entonces a Página/12.
Dicho y hecho, porque desde entonces –con la pandemia entre medio- el poeta del clan Carabajal ha girado solo y libre con su guitarra, pero no como proyecto sólido, sino más bien como cosa de coyuntura. Así lo refrenda hoy, a punto de presentar El viaje, el segundo disco de esta especie de “power trío telúrico”, este miércoles 24 de agosto a las 19 en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151). “No extraño mi faceta solista porque, aunque hoy no sea lo principal, a veces voy a lugares a cantar solo con la guitarra. La diferencia es que la cosa solista ya no pasa por llevar adelante un proyecto como tal. Lo único que estoy haciendo en forma solitaria es grabar un disco que se va a llamar Legado popular, pero después solo canto espontáneamente… ya no lo tomo como proyecto personal”, refrenda Peteco, volviendo sobre lo dicho lustro atrás.
El arribo de Riendas Libres al Kirchner incluirá esta vez la participación de Ricky Chazarreta Carabajal –vaya doble apellido- en guitarra, quien sumará sus jóvenes millas a un viaje que se propone contar cada tema como si fuera una estación de tren con sus encuentros y despedidas, “como si fuera la vida misma”, aseguran los tres.
"La idea de viaje es siempre atractiva, porque el conocimiento que se despierta es lo nuevo, y también el hecho de reconocer ese camino que uno está emprendiendo. De pronto, el camino puede ser de vuelta también, sí, pero todo lo más emocionante que puede ofrecer un viaje es el conocimiento que te va brindando”, se renueva Peteco en palabras, ante Página/12. También lo hace Ulrich, percusionista y baterista del clan bandeño. “Cuando uno viaja se deja llevar hacia la aventura”, asegura ella. “Conocés lugares nuevos con su gente, y eso te trae encuentros, despedidas y miedos… pasás por muchas sensaciones. Hacer un viaje siempre es un aprendizaje, una sorpresa constante, y creo que este disco lo es. Cada canción es única, con sus propios sonidos, texturas y colores. Es como si cada una fuese ese lugar que hay que descubrir dentro de este viaje musical, poético y sonoro”.
-La vida es un viaje, para muchos. ¿Para ustedes lo es?
Peteco Carabajal: –Más allá de que me gusta pensar la idea de viaje como un momento de aventura y aprendizaje, sí, es así. Por la forma de vida que llevo con esta profesión, mi vida es un poco un viaje.
El inicio de este viaje transformado en disco fue en agosto de 2018 cuando el trío lo “ensayó” –previo a su edición en soporte material- en el Teatro Coliseo, a través de un espectáculo que incluyó bailarines y actores bajo la premisa de viajar por el mundo, con el amor como bandera. “Fue algo que hicimos antes de la pandemia”, sigue la percusionista y baterista –también- de Mavi Díaz y las Folkies. “Fue un show de música, teatro y danza que transcurría en un viaje. Luego de presentar ese espectáculo, empezamos a grabar y nos agarró la pandemia, así que nos quedó pendiente un tiempo hasta que por fin pudimos terminarlo”.
-¿Cuáles son sus ejes temáticos de la obra?
P. C.: –El amor, la libertad, los ideales, la evolución, la naturaleza, y el universo. Como dice Martina, el repertorio viene del concierto en el Coliseo que hicimos hace cuatro años. De ese momento proviene la idea de enmarcar todo en un viaje imaginario con la nave Tierra, y toda la humanidad como pasajera, porque en esas condiciones estamos viajando por la eternidad. Por eso hemos decidido ese título, porque un viaje es también ese intento de llegar a distintas geografías humanas de sentimientos, pensamientos, sueños y geografías físicas y espirituales. Todo esto está contenido en este repertorio de dieciocho temas.
Entre ellos, dos para destacar especialmente: “Los sueños vencen al tiempo” es uno y “No hay tiempo para sufrir”, otro. El multiinstrumentista que alguna vez pergeñó “Las manos de mi madre”, explica por qué: “La primera es una chacarera a la que le tenemos mucho cariño, y que nos gusta cantar en el escenario. También nos gusta filosóficamente la idea de que lo que se sueña o se anhela, a veces el tiempo les dice no, pero en el sueño, sea dormido o despierto, se concretan cosas que vencen al tiempo. Puede ser que en algún momento el tiempo te diga no, pero los sueños siempre reaparecen y se renuevan”.
-La segunda también es una chacarera... ¿pero?
P. C.: -Pero en la que se plantea una situación de desencuentro, aunque no entre los sentimientos, sino por el tiempo. Y ahí es en donde finalmente la chacarera se define con una cosa que siempre dice un amigo de la banda… algo así como "negro, no hay tiempo para sufrir". De eso me acordé para redondear el tema. Y es así ¿no?, porque antes de sufrir uno tiene que ir hacia otro lado, o sufrir, pero escapando hacia otro lugar.
Martina Ulrich: -A mí la que me gusta mucho también es “Aquí comienza la vida”… me parece uno de los temas que identifica al disco.
-¿Similitudes, diferencias, variaciones entre ambos discos de Riendas Libres, en lo que va de su existir?
M. U.: -Un viaje continúa los conceptos de El amor como bandera, a mi entender. Hablo del amor, de la naturaleza, de la humanidad, y de los ideales. En cuanto a las diferencias, podría decir que Un Viaje es un poco más jugado en cuanto a efectos, sonidos específicos y algunas reverb exageradas adrede, aunque, como digo, El amor como bandera es la base de lo que hoy estamos haciendo. Entre otras cosas, aquel disco nos dejó un par de temas importantes como el homónimo, “Flores y chacareras”, “Soy de los lagos” y “El río en mis sueños”. No sé, a veces pasa que uno graba un disco y resulta que a lo mejor queda una canción, la indicada como elegida por el público ¿no?, pero este trabajo ha dejado vigentes casi todos los temas.
P. C.: -Los dos discos se parecen bastante, porque forman parte de un mismo viaje de sueños y propuestas. Las temáticas son siempre las mismas… nos interesa mucho lo que está pasando con la humanidad, con la forma de vivir que tiene el ser humano, con los cambios que necesita, y con todas las cosas que deberían arreglarse, ¿no? Siempre es el amor, el ser humano con todas las inquietudes, y el respeto por la tierra. Todas estas cosas, de una manera u otra, están en los dos trabajos.
-¿De qué manera se les ocurre sintetizar este lustro que lleva vigente la vida del grupo?
M. U.: -Fueron dos discos y cinco años de mucha alegría, de poder andar juntos, en familia, sin presiones, tratando de ser lo más naturales posible. Riendas Libres es el sonido de las dos guitarras y el bombo, aunque en otros momentos pueden ser las voces, o el trío bajo-batería-guitarra eléctrica, o el violín que le da una sonoridad especial al grupo.
-A propósito ¿qué sumó la incorporación de Chazarreta Carabajal al trío?
M. U.: -Ricky suma muchísimo en cuanto a lo rítmico. Personalmente, creo que su manera de tocar cabe justo en esta banda, porque es natural y sutil, pero al mismo tiempo tiene el peso necesario. A mí me aporta mucho, sobre todo cuando toco batería. En cuanto al audio, ambos discos reflejan el sonido propio de la banda, aún con la incorporación de Ricky que al contrario de causar alguna diferencia, se suma con toda naturalidad a la base sólida que veníamos trabajando en El amor como bandera. Un disco, insisto, cuyo proceso de trabajo me encantó y, particularmente, me dejó el sabor de un hermoso comienzo, ya que a partir de ese trabajo, además de quedar plasmado el sonido de la banda, quedaron muchas canciones que hoy seguimos tocando. Esa primera etapa, quiero decir, nos afianzó mucho como banda y aprendimos a trabajar en equipo, sin conflictos. Y con esta misma metodología de trabajo seguimos en las giras y en todo lo que hacemos. Por supuesto, lo más gratificante de todo este tiempo es que podemos divertirnos y disfrutar de estar haciendo lo que más nos gusta.
Otra particularidad del trío que, pese al parate pandémico, ya ha girado por todo el país -además de ir a Bolivia, Corea, México y Uruguay- es que no versiona piezas de otros autores, algo que resulta una recurrente costumbre en la música de raíz en general, y en la chacarera en particular. De las dieciséis piezas que pueblan El viaje, en efecto, tres llevan la firma de padre e hijo Carabajal; otra (“Cerquita de Dios”) la comparte Peteco con Anabella Zoch; “Indomable”, “Libre y caminando” y “Chacarera para vos”, le pertenecen solo a Homero; y las citadas “No hay tiempo para sufrir” y “Aquí se abren los caminos”, son de exclusiva horneada de Peteco.
“Creo que con la capacidad de composición que tienen Homero y Peteco, más las tremendas canciones que propusieron para este trabajo, no hizo falta grabar ningún cover. Es más, quedaron temas afuera como para hacer casi otro disco. Esto no quiere decir que en algún momento no lo hagamos, simplemente así se dio esta vez, al igual que el primer disco que también consta de todas composiciones propias y nuevas”, se enorgullece Ulrich, al tiempo que Peteco da su explicación, en su caso posado en la entraña de la composición: “La verdad es que no es que nosotros hayamos decidido no grabar otros autores, simplemente se está dando que en lo que hacemos con Homero está todo lo que buscamos expresar… se está dando que es una característica del trío componer todos los temas que grabamos”, sostiene el ex Músicos Populares Argentinos quien, más allá de la actividad con el trío, se encuentra grabando un material compuesto durante la pandemia, que pondrá a disposición de quien quiera producirlo. “Ya se han anotado el Cóndor Sbarbati de la Bersuit, Carolina Peleritti y Lito Vitale”, informa Peteco, cuyos pasos contemporáneos van por el lado de la esperadísima vuelta del Santiago Trío, a cincuenta años de su existir original.
-¿Tiene que ver esto que de no grabar temas de otros autores con aquello que dijiste en la primera nota de Riendas Libres con Página/12, de no respetar ningún canon? En el folklore se versiona mucho…
P. C.: -No es que no respetemos ningún canon, sino que seguimos dándole rienda libre a la creatividad que cada uno tiene, que puede ser poca, mucha o distinta, pero que es la que uno tiene, y así es como se expresa Riendas Libres… con lo que tiene. No tratamos de hacer más de lo que podemos, quiero decir, ni de poner cosas que no nos corresponden o que no hemos curtido. Todo lo que hacemos está dentro de nuestras posibilidades de realización, y acá sí que no nos frena ningún concepto, ni ninguna tradición.