Con un emocionado saludo ritual desde el balcón de su despacho en el Senado de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner se reencontró este martes al mediodía con los militantes que espontáneamente llegaron a expresarle apoyo. Tras los gritos emocionados al verla salir las voces se dispersaron en consignas hasta que, desde el palco, la mismísima Cristina los invitó a unificar el coro y entonces se escuchó, a viva voz, la marcha peronista. Así, la vicepresidenta coronaba la presentación que realizó en forma virtual para exponer su análisis frente al pedido de condena de 12 años de cárcel y proscripción de por vida para ejercer cargos públicos que realizaron los fiscales en el juicio por la obra pública en Santa Cruz, más conocido como Vialidad.

El acompañamiento de su gente había comenzado la noche anterior, en la puerta de su departamento en el barrio de Recoleta. Y sorteando incidentes y represión policial, siguió hasta esta mañana del martes cuando comenzó a formarse el cordón que acompañaba el paso del auto que la llevaría al Senado.

Con determinación y un aura de esperanza incandescente, los jóvenes parados en la esquina de Juncal y Uruguay, desde temprano a la mañana, expresaban pasión y energía. Cantaban y agitaban sus manos como una ofrenda de amor, allí, frente al edificio donde vive la vicepresidenta, mientras esperaban su salida. Poco después, desde su despacho en el Senado, Cristina desarrollará --en lo que quedará como otro de sus discursos históricos--, su férrea y detallada defensa frente al avance del juicio: presentación que no pudo realizar en la justicia, pero que hizo efectiva a través de redes sociales. Y los militantes mezclados con vecinos estaban ahí “para que sepa que no está sola”. “Venimos por ella y por todos nosotros, el pueblo, los más pobres, porque queremos que se escuche la verdad, su verdad, la única que nos puede salvar” sentencia Arnaldo. Es albañil, vive en Barracas. Vino anoche y volvió esta mañana, con su bandera de "CFK 2019".

El aguante a Cristina

Una cosa es clara esta mañana, la angustia se disipa con la espera y el “aguante a Cristina” que se inició en la noche de lunes con represión policial incluida. Funciona como un acto de catarsis. Frente “a la injusticia que comete el Poder Judicial para prohibir a los líderes populares” señala Brian, que vino desde Merlo con Sol y Facundo. Son parte de los cientos de jóvenes que llegaron desde Garín, Tigre, Lomas de Zamora, La Plata o Mercedes para “defender a la líder que representa los sueños de todos”. Hay trabajadoras y trabajadores de CABA, hay jubilados, y sorprendentemente también alguna vecina de Barrio Norte que espera la salida de la vicepresidenta para gritarle: “¡Vamos Morocha, no afloje!”

Muchos de los grupos se volvieron a encontrar pasadas las 11, frente al Congreso, sobre la calle Hipólito Yrigoyen, bajo las ventanas del despacho de CFK en el Senado. La Cooperativa Esperanza de recicladores de Avellaneda ya tiene sus representantes: Beto y Conejo. “Estamos en todos lados, aguantando a Cristina, a los compañeros y al trabajo” definen. Jaime vino de Ramos Mejía “como cuando venía los jueves a la Plaza con las Madres” cuenta. Ahora viene para exponer “esta trampa del lawfare, la guerra jurídica” que quiere amordazar a Cristina, explica.

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De golpe ya no hay cantos ni murmullos. Y se ve a todos prendidos a los celulares. Muchos grupos sentados en el piso comparten desde un móvil las palabras de CFK. Comenzó hablar “la jefa”, dice Luz. “No se merece lo que le están haciendo, tiene derecho a defensa. Y detrás de ella vienen por nosotros, es muy peligrosa la situación” analiza Nicolás, minero de Río Turbio, santacruceño, de paso por Buenos Aires. 

Ricardo, a su lado, agrega: “Tienen que salir también los empresarios, los políticos, los trabajadores organizados y tenemos que cruzar a la prensa que se vende por el vil metal”. Su evaluación es histórica: “Ya tenemos experiencia, hay 30.000 compañeros desaparecidos que dieron la vida por una patria justa, tenemos que recuperar la vocación revolucionaria del peronismo” añade.

El discurso desde la calle

“Cristina siempre cumplió con el pueblo, es hora de que el pueblo cumpla con ella” advierte Roxana, artesana de CABA, mientras escucha atenta a CFK por su teléfono. Y una catamarqueña que reside en la Capital Federal “hace mucho tiempo” banca a Cristina en silencio, parada, frente al Senado, con su cartel de “Todos con Cristina”. Se lo dio su nieto. Es encargada de un edificio en Congreso y se “escapó del trabajo para venir”. Su nieto también le dio la bolsa de Boca Juniors donde trajo el cartel, disimulado.

La emoción se nota en las miradas, en la expectativa delineada en los cuerpos que se doblan hacia los celulares cuando el silencio se rompe con un aplauso expansivo. Alguien pregunta “¿qué dijo?”. “Que el único prófugo es Pepín (Rodríguez Simón) y es de ustedes, los macristas”, le responden. “Porque nosotros siempre dimos la cara, nunca nos profugamos” agrega otra voz. Los aplausos crecen. La cuadra está colmada. Y el arco social que expresa la movilización refleja su espontaneidad.

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De “la 31” llegaron las militantes del Movimiento Territorial de Liberación. “Para repudiar lo que le hacen” dice Estela. "Por lo que hizo por todos y por los extranjeros” agrega Miriam. “El pueblo sabe expresarse, pero igual somos pocos, tendría que estar todo el mundo acá” reclama. 

Luciana vino de Quilmes y coincide “tenemos que estar todos para demostrar que esta justicia es una farsa ¡no hay pruebas y quieren condenarla!”. La proscripción de la derecha como objetivo de esa farsa moviliza también a los trabajadores de Ensenada y Magdalena que salieron de “la Costa” a las 5 de la mañana. “La quieren callar y tenemos que comunicar la verdad” sostiene Nacho. “Nos tomamos el día, a descuento” agrega, por si alguien duda de su vocación militante.

"Ella siempre estuvo, ahora nos toca a nosotros"

Un grupo de docentes de Patria Grande llegó desde La Plata y Berisso. “Quieren prohibirla como dirigente política” dice Lucía. “Pero acá estamos y el Frente no se va a romper” agrega Clarisa. “Hasta el (Movimiento) Evita va a venir a defender, porque esto muestra al enemigo real”, apunta otra mujer. “Y porque ella estuvo siempre, murió su marido, murió su madre, se enfermó su hija, y ella estuvo, ahora nos toca a nosotros” explica Sergio, remera de CFK, cuando vuelven los aplausos. 

Termina la presentación y la gente aguarda. Hasta que estalla la emoción al verla. Su salida al balcón consagra el momento de “una lucha que recién empieza --dice Laura--  pero de un amor inquebrantable". Llantos emocionados y frases ya escuchadas pero sentidas retratan el momento con un ribete épico: “Es única”. “Sin palabras”. “Viene por nuestros sueños, por eso vinimos por ella, porque el héroe es colectivo y la lucha es de todos" define Adrián Rotela, de Tres de Febrero, hijo de albañil y costurera, dos carreras universitarias "gracias a ella".