"Nos piden doce años por la memoria, por la verdad, por la justicia, por las AFJP, por Vaca Muerta, por el no endeudamiento y por el salario de los laburantes. Por eso me van a estigmatizar y me van a condenar. Pero les quiero decir algo: si naciera 20 veces, 20 veces haría lo mismo", decía con vehemencia Cristina Fernández de Kirchner por la pantalla, mientras el presidente Alberto Fernández la miraba desde la Quinta de Olivos. Estaba junto al secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el intendente de José C Paz, Mario Ishii, que se encontraba allí por una reunión de trabajo. El comentario de Fernández fue claro y sin titubeos: "estuvo espléndida", dijo. Una vez que CFK terminó y las cámaras se apagaron, él levantó el teléfono y la volvió a llamar. Habían hablado la noche anterior, tal como contó este diario. De ese modo, la persecución judicial y los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola lograron algo que el peronismo no conseguía hace meses: además de la movilización popular espontánea, propiciaron que el Presidente y la vice, que venían con un diálogo distante, hablen dos veces en menos de 24 horas y "en muy buenos términos", según cuentan desde Casa Rosada.
"El peronismo tiene en su ADN la persecución política y todos saben que lo que hoy le pasa a CFK, mañana le puede pasar a cualquier dirigente. Por eso no hubo ningún tipo de duda y el respaldo fue total", dicen desde Balcarce 50 sobre el abroquelamiento que hubo desde todas las terminales oficialistas detrás de la vicepresidenta como respuesta a la nueva embestida judicial en su contra. Fernández, además de escribir él mismo el comunicado oficial en respaldo a CFK, que el lunes por la noche publicaron en Presidencia, se encargó de mandar un mensaje a todos sus ministros, con la orden de que lo compartan y "salgan a bancar". También les había pedido más temprano a sus dos hombres de mayor confianza: Vitobello y al canciller Santiago Cafiero, que escriban en sus redes sociales un mensaje de apoyo para "marcar la línea".
Cristina, después de su discurso, además de hablar con el Presidente y de la salida posterior que hizo desde el balcón del Senado para saludar a las personas que espontáneamente fueron a acompañarla, recibió en el despacho del palacio legislativo a sus dirigentes de mayor confianza. Primero se reunió con su hijo y líder de La Cámpora, el diputado Máximo Kirchner y luego con el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro. También fueron a verla los senadores Juliana Di Tullio y Oscar Parrilli, en ese orden. "Fue un día positivo luego de la censura del tribunal", reflexionaron desde su entorno. Pasadas las 18.30 la vicepresidenta volvió a su departamento en la calle Juncal donde la seguía esperando la militancia, que permanecía en estado de guardia desde la noche anterior.
"Fue contundente. Desarmó la mentira y demostró cómo la Justicia obvió la información que compromete a los que tiene que garantizarle la impunidad", dijeron a este diario cerca de Wado de Pedro, tras el encuentro que el ministro tuvo con la vicepresidenta. Sin embargo, las palabras de apoyo luego del discurso no solo fueron de los más cercanos. Cafiero opinó en diálogo con Página12 que "la persecución a dirigentes populares es un retroceso para la democracia en América Latina que se refleja en el impedimento a la vicepresidenta del ejercicio de su derecho de defensa. Fue obsceno e irregular. El ensañamiento contra su figura es violento. Los hechos presentados por Cristina en su discurso y el cariño de nuestro pueblo la pondrán en el lugar de la historia que se merece. El apoyo que recibió trascendió las fronteras del peronismo y del país".
El Presidente, por lógicas razones, esta semana tuvo que desarmar su agenda pública para no quedar al margen de la situación política y de todo lo que estaba sucediendo. En un principio el lunes iba a ir a un acto para recorrer las obras del viaducto Belgrano Sur; el martes iba a participar de un evento en la localidad bonaerense de San Martín y este miércoles había acordado con el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, que iría a la provincia norteña para realizar inauguraciones. Nada de eso ocurrió. Las que sí continuaron fueron las reuniones de gestión. El martes el mandatario, además de reunirse con Ishii, almorzó con el titular de la AFI, Agustín Rossi, y habló por teléfono en reiteradas ocasiones con el ministro de Economía, Sergio Massa.
El tigrense y tercera pata del Frente de Todos también sumó su repudio y compartió la carta de Presidencia el lunes por la noche, sin embargo el mensaje no fue efusivo y ni siquiera arrobó o mencionó a la vicepresidenta. "Toda esta situación tensa a los sectores económicos con los que está lidiando Sergio, por eso su mensaje no podía ser mucho más de lo que fue", justificaron desde el Gobierno. Massa, hasta el lunes que el Presidente y la Vice retomaron el diálogo que venía entrecortado, era el intermediario entre ellos. El jueves de la semana pasada almorzó con el Presidente en Olivos y también habló en distintas ocasiones con la vicepresidenta. "El trato es no atarle las manos y dejarlo que trabaje para lo que vino", dicen quienes conocen los acuerdos que existen entre CFK, Massa y Fernández.
Otro tema que se está conversando en las distintas "mesas políticas" que funcionan de hecho en el Frente de Todos, es la posibilidad de realizar una movilización, algo que sonó fuerte lunes y martes. Sin embargo, desde Casa Rosada aclaran que "todavía no hay definiciones". "Hay que esperar y no acelerar los tiempos", expresan. Algo similar opinan desde La Cámpora y desde las organizaciones de base. Aseguran que "el día que se movilice hay que poner todo". "Tiene que haber muchísima gente en la calle, mucha organización y participación de amplios sectores. Algo similar a lo que pasó con el 2x1 a los genocidas", opinan.
Además de Máximo, Wado, Di Tullio y Parrilli, también estuvo con CFK después del discurso, aunque solo por un momento, el diputado José Luis Gioja. Mientras la vicepresidenta estaba en el balcón pidiendo a los cientos de seguidores que canten con ella la marcha peronista, el sanjuanino estaba en su despacho. "No pude hacer otra cosa. Con la piel de gallina me paré frente a la tele y la empecé a cantar yo también", contó. "Pude hablar con ella después y saludarla. Le dije que estuvo muy bien y le di mi solidaridad. La vi muy bien, muy entera", contó a este diario. Para Gioja, "esto ha despertado al peronismo. La mística vuelve, la épica que necesitamos está de regreso porque tamaña injusticia no puede y no va a ser tolerada".