En tiempos en los que hablar de era digital y boom de las redes sociales ya no resulta extraño, las carreras de Periodismo y Comunicación Social se ven desafiadas como nunca antes lo habían estado. Las formas tradicionales de producción, difusión y consumo de la información han mutado y, como consecuencia, resulta indispensable poner el foco en cómo se lleva a cabo ese proceso de adaptación para quienes tienen la responsabilidad de transmitir saberes.
La evolución y aparición de distintas tecnologías –impensadas hace algunos años–, junto con el acceso instantáneo a múltiples fuentes de información, le imprimen una velocidad vertiginosa al oficio, que a veces entra en colisión con la necesidad de pensar un tema o, al menos, estudiarlo a fondo.
Lo que antes era una primicia en la televisión o la radio hoy lo es en una red social. Los programas de radio no desaparecieron, pero muchos comenzaron a incursionar en formato de pódcasts. El manejo de herramientas de edición, el auge que se aprecia del periodismo de datos y la inclusión de nuevas temáticas en los planes de estudio, como el género y ambientalismo, son algunas de las innovaciones que las universidades llevan adelante con la meta de no quedar relegadas.
Ante este panorama, renueva su vigencia uno de los objetivos de la Red de Carreras de Comunicación Social y Periodismo (REDCOM), que nuclea a una veintena de universidades –en su gran mayoría públicas– que dictan estas disciplinas: “Promover la mejora de la calidad de la enseñanza”.
Ampliar la oferta ante la crisis del consumo de noticias
Hace dos años, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) inició un proceso en el que incorporó dos licenciaturas –aparte de la disponible en Comunicación Social– con un perfil más definido en función de la nueva dinámica digital e informativa y de los requerimientos del mercado profesional.
En palabras de la decana de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Mariela Parisi, el objetivo es contar con una formación “menos generalista” y más precisa que responda a las nuevas demandas, porque el formato vigente “ha quedado obsoleto, y eso ameritaba adoptar cambios concretos”.
Así, se avanza en el armado de la Licenciatura en Periodismo y Gestión de Contenidos Multimedia y de una Licenciatura en Comunicación Institucional, que resultarán fundamentales “para desarrollar un campo que tiene que ver con las capacidades de análisis críticos, investigaciones, interpretación de métricas, audiencias y consumos culturales”.
Según contó Parisi al Suplemento Universidad, en la Facultad de Ciencias Sociales hubo una renovación de cátedras que posibilitó el ingreso de docentes más jóvenes, así como una adaptación de los más antiguos a las nuevas tecnologías: “Antes se enseñaba la historia de internet con un contenido muy teórico. En los últimos seis años, se ha producido un gran avance gracias a la incorporación de cursos de Adobe Premiere Pro u otro tipo de edición que se da en el marco de las asignaturas que se relacionan con lo audiovisual”.
Asimismo, destacó la creación de pódcasts en las materias radiales y las transmisiones por streaming “que forman parte de las innovaciones palpables hoy en diferentes medios de comunicación”. También agregó el lanzamiento en todos los cuatrimestres de cursos intensivos gratuitos sobre demandas vinculadas a las tecnologías –Community Manager, edición y diseño–, que se suman a una serie de seminarios optativos que abordan aspectos vinculados a derechos humanos, género y problemas ambientales.
Sin embargo, Parisi advirtió que el debate no debe girar en torno a si una materia “es obsoleta o no”, sino en relación a los enfoques. En ese punto, planteó la existencia de un circuito de la comunicación diferente al de hace 30 años, con una crisis pronunciada en el consumo de los formatos tradicionales que se observa en sus “escasas audiencias representativas”.
“Hay una multiplicidad de emisores no institucionales que generan contenidos laterales. Hoy la atención es un bien escaso y hay una guerra por la atención de los receptores que los medios históricos la están perdiendo. Eso nos lleva como universidad a ampliar la mirada y ver qué ocurre con nuevas plataformas y el acceso a otras fuentes informativas”, subrayó.
A su entender, el descenso en el consumo de los medios tradicionales se da por un conflicto con la credibilidad “encarnado en personajes representativos de la ‘muerte del periodismo’ que lleva a los jóvenes a estar en otro lado”.
Actualización de contenidos y producción de pódcasts
Aunque muchas universidades no hayan modificado los planes de estudios de Periodismo y Comunicación en forma reciente, desde hace un tiempo comenzaron a introducir cambios en el interior de las materias con un debate que permanece activo: el correr (o no) detrás de los mandatos de los gigantes digitales.
“Este es un dilema interesante si se tiene en cuenta que las temporalidades y funciones de la universidad pública son distintas a las que esas empresas se proponen para sí”, reflexionó Soledad López, directora de la carrera de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
En diálogo con este suplemento, López indicó que ese debate no implica que los contenidos de las materias no puedan recuperar en sus análisis “una reflexión sobre los procesos comunicacionales del presente”, así como las nuevas dinámicas que giran alrededor de las redes sociales. Existe una demanda impartida por la propia universidad de renovar la bibliografía cada dos años –o antes también– y, de ese modo, estar al día con la actualización de saberes.
Los proyectos de extensión universitaria orientados tanto a alumnos como a graduados son otras formas de incursionar en la formación de la práctica periodística. Actualmente, en la UNQ se encuentra abierto un concurso de guiones de pódcasts y audiovisuales para difundir la actividad de las Abuelas de Plaza de Mayo y el derecho a la identidad.
“Si bien el plan de estudios no exige una determinada cantidad de horas de prácticas preprofesionales, esta es una instancia que se puede pensar como otra forma de evitar ´quedarnos quietos´ y brindarles herramientas a los estudiantes”, subrayó López.
Otra estrategia para mejorar la formación profesional fue la creación de la Agencia de Noticias Científicas, en la que trabajan graduados de la carrera, con una perspectiva de comunicación pública de la ciencia. Este tipo de propuestas universitarias sirve para contrarrestar la circulación de información falsa sobre temas médicos que se observó, por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19.
“Si sumamos esta iniciativa a UNQTV, que es un programa de producción televisiva propio de la universidad, en el que se visibilizan muchos proyectos de estudiantes, vemos con claridad el esfuerzo por generar un vínculo estrecho con las nuevas tecnologías y su uso”, valoró.
Materias innovadoras y “clases espejo”
A pesar de su joven historia, la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) cuenta con un plan de estudios que en 2017 atravesó un proceso de reforma, sostenido en un sistema de créditos similar al disponible en universidades europeas.
“Este formato permite a las y los estudiantes tener una parte importante de sus carreras configurable de acuerdo a sus preferencias de perfil. Así como antes las especializaciones venían en la etapa de los posgrados, las innovaciones tecnológicas y las nuevas exigencias de los espacios de desarrollo profesional han generado la necesidad de definir un perfil antes, es decir, durante el propio trayecto”, explicó el director de la carrera de Periodismo de la UNDAV, Santiago Albarracín, al Suplemento Universidad.
De ese modo, el actual esquema contempla un 70 por ciento de materias obligatorias y un 30 por ciento optativas con la particularidad que, por cómo está diseñado el plan de estudios, la UNDAV tiene la potestad de crear nuevas asignaturas optativas sin necesidad de llevar a cabo una modificación del programa curricular.
Por lo tanto, con procedimientos internos de legitimación, se impulsan nuevas materias en función de la demanda de docentes y estudiantes. Una de ellas es “Géneros, comunicación y cultura”, con un nivel de concurrencia tal que se contempla la opción de convertirla en obligatoria. “La mirada de género tiene que estar presente en todas las asignaturas, y eso implica rever si hay presencia o no de autoras tanto latinoamericanas como argentinas en los programas”, remarcó Albarracín.
Dentro de la gama que conforman las 16 optativas disponibles se encuentra “Medios de comunicación, política y religiones”, una materia enmarcada en diferentes corrientes de pensamiento que toman a la fe y a la religiosidad como factores de vital relevancia en términos sociales y culturales. Otra asignatura propia de los nuevos tiempos es “Medios de comunicación alternativos y populares”.
Sobre este punto, Albarracín aclaró que la propia definición de “alternativo” lo hace ver cómo lo que no está dentro del sistema, y en un contexto de proliferación de medios autogestivos, en su enorme mayoría no rentados, se refirió a la desigualdad existente ante la pauta publicitaria: “Uno puede encontrar en estos espacios otros temas y cauces informativos que muchas veces no forman parte de la agenda de los medios tradicionales. Me parece importante, y es algo que vamos a apoyar como universidad, que se discuta su participación en la pauta publicitaria. No es correcto que por ser ´alternativos´ queden al margen de los recursos económicos necesarios para sobrevivir y diseñar una buena estrategia comunicacional.”
Otra materia optativa es “Periodismo de datos”, caracterizada por la búsqueda y procesamiento de información “dura” mediante herramientas informáticas y su posterior publicación en formato digital, través de textos y elementos multimediales interactivos de visualización de esa información. “Ofrecer alternativas como estas hacen a la actualización de la carrera, porque apuntan a un campo de especialización que hoy existe en diversos medios”, sostuvo.
Las formas de vinculación durante la pandemia generaron el impulso de iniciativas novedosas. Así, ha surgido la idea de las “clases espejo”, que forman parte de un “proyecto de internacionalización” que en el segundo cuatrimestre se pondrá en práctica en conjunto con una institución académica de Colombia. La idea es transmitir las clases vía streaming. “Es un encuentro sincrónico en el que los profesores deberán interactuar no solo con sus alumnos, sino con estudiantes de otro país”, señaló.
Para Albarracín, esta iniciativa marca “el rol que hoy tienen las nuevas tecnologías” y el cambio que ha tenido el concepto de presencialidad, que ha pasado a “pedirle” ciertos recursos a la virtualidad.
Ante ese panorama, las carreras de Periodismo y Comunicación tienen un gran desafío: formar profesionales de calidad, que cuenten con herramientas actualizadas para afrontar los nuevos retos y, principalmente, que sean conscientes del rol clave que cumplen en la construcción de una sociedad.