Vigilar y castigar. En medio de la reconfiguración del tablero de juego en Estados Unidos con respecto al acceso al aborto tras la caída de Roe vs Wade, volvieron a sonar las alarmas la semana pasada entre las activistas por este derecho. Facebook entregó a la policía de Nebraska los chats de una madre y su hija adolescente que buscaba abortar y, finalmente, esta información sirvió como prueba para judicializarlas. En este Estado, que no cambió su legislación tras la anulación de este fallo, la interrupción se permite hasta la semana 20 del embarazo. Sin embargo, la policía accedió al historial médico de la joven y determinó que tenía 23 semanas al momento de haber abortado. ¿Podría esta plataforma haberse negado a entregar estos datos?
Lxs activistas por este derecho mostraron su preocupación acerca de cómo los datos sensibles son recolectados en estas aplicaciones y pueden ser eventualmente cedidos a las autoridades y usarse como pruebas en contra de sus usuarixs. Ellxs no solo pusieron la lupa en las redes sociales y de mensajería, sino también en como las apps de gestión menstrual recolectan información acerca de embarazos y ciclos menstruales que, eventualmente, podría ser trackeada por la policía. Julieta Luceri, directora ejecutiva de la fundación de activismo feminista digital y Verónica Ferrari, coordinadora de APC, una red internacional de asociaciones civiles especializadas en derechos humanos, género y tecnología, opinan sobre este caso.
¿Por qué Meta entregó los chats privados?
VERÓNICA: --Lo que empezamos a ver son las primeras respuestas de las empresas que proveen servicios de internet ante las solicitudes de información y datos vinculados con aborto por parte de las autoridades en la era post Roe vs Wade. Para pensar este caso, primero, es importante tener en cuenta que las empresas de internet recolectan datos, incluida información que puede ser sensible en tanto tiene que ver con nuestra salud, nuestra sexualidad, etc. Y que esta recolección de datos en internet nunca es neutral en tanto impacta de manera diferencial, por ejemplo, en mujeres y diversidades. La privacidad y la seguridad para con estos grupos sigue siendo una de las preocupaciones principales en el uso de plataformas como Facebook. En todo el mundo, organizaciones de la sociedad civil como APC han demostrado que las empresas no cumplen con sus responsabilidades en materia de derechos como seguridad y privacidad de mujeres y personas LGBTQI+. Las plataformas como Facebook, de acuerdo a principios de Naciones Unidas, tienen deberes y responsabilidades en materia de derechos humanos y ese es el marco que debería guiar sus actividades y comportamientos en estos casos y en general.
Para Julieta, es legal que Facebook haya entregado estos chats. Sobre todo, porque “en cualquier fuero es muy común requerir a instituciones o empresas determinada información. Por ejemplo, que se informe si la persona Fulana de Tal, con un número de DNI tal, en el caso de Argentina, es abonado de la empresa de telefonía X. Este tipo de requisitorias son muy habituales”. Pero “la problemática que se plantea es esta: nos interpela como usuarias y usuarios con respecto a en qué plataformas estamos proveyendo un montón de información y cuál es la protección que esas plataformas nos están dando”.
¿Pero Meta Platforms Inc podría haberse negado a entregar los chats entre la madre y su hija?
JULIETA: --En este caso podría haber alegado, como lo hizo en algún caso anterior, que responder a esta demanda judicial afectaba el derecho a la privacidad de sus usuarios y usuarias. En algún episodio, Meta ha informado que apeló a requerimientos de este tenor con una respuesta favorable y ha podido preservar la privacidad de algún usuario cuando le han requerido conversaciones. ¿Por qué en este caso no lo hizo? ¿Qué es lo que entra en juego acá para que Meta diga “sí, claro, tomen esta información que va a permitir criminalizar a estas mujeres que están, en definitiva, tratando de ejercer el derecho al aborto libre y decidir sobre su propio cuerpo”?
¿Y qué es lo que entra en juego?
J: --Yo creo que en este caso no es un detalle menor que se trata de derechos de las mujeres, colectiva puesta en situación de vulnerabilidad históricamente. Lo mismo pasa en Estados Unidos, en algunos estados, con migrantes. O con afroamericanos. Hay colectivas, grupos, que puestos en esta situación sufren determinada persecución.
Para Verónica, “el uso de cifrado extremo a extremo hubiese impedido que Facebook entregue esta información a autoridades judiciales, la policía, etc”. “El cifrado extremo a extremo”, explica, “es un proceso que garantiza que solo vos y las personas con las que te comunicás puedan leer o escuchar lo que se envía, y que nadie más, ni siquiera la empresa que utilizás pueda hacerlo. Por ejemplo, WhatsApp tiene cifrado extremo a extremo por default, pero Facebook e Instagram, no”.
La información debe ser privada e intransferible
¿Qué recomendaciones podríamos tener en cuenta para protegernos frente a esto?
V: --Lo que se puede hacer es intentar tomar más control sobre nuestras actividades y espacios digitales, qué tipo de datos le damos a las plataformas. Como decimos en los Principios Feministas de Internet que diseñó APC junto con activistas y organizaciones de derechos de las mujeres hace casi una década, la vigilancia es una herramienta usada históricamente para controlar y restringir los cuerpos, las voces y el activismo de las mujeres y diversidades. Lo mismo vale para las prácticas de vigilancia por parte del sector privado. Desde esos mismos principios, apoyamos el derecho a la privacidad y al control total sobre los datos y la información personal en línea en todos sus niveles y rechazamos las prácticas tanto de estados como de empresas privadas que utilizan los datos con fines de lucro y para manipular el comportamiento en línea. Yendo a recomendaciones más prácticas, lo primero sería no usar Facebook y optar por servicios de mensajería que utilicen cifrado de extremo a extremo por default (por ejemplo, Signal). Como dice la Guía de Seguridad Digital para Feministas Autogestivas, si no ciframos nuestra actividad en internet, no es privada y es posible que alguien la pueda ver. La guía que armó la Electronic Frontier Foundation (EFF) específicamente para personas que buscan información sobre aborto en el contexto post Roe, sugiere también que elegir un navegador de internet independiente con una configuración de privacidad reforzada es un comienzo fácil y gratuito. Por ejemplo, DuckDuckGo.
Para Verónica, “las empresas deberían además permitir utilizar sus servicios de manera anónima. El anonimato garantiza la seguridad de las mujeres cuando acceden a información vinculada con su salud sexual y reproductiva. El cifrado y el anonimato son clave para el ejercicio de derechos de mujeres y las personas de sexualidad y género diversos, grupos particularmente vulnerables a las violaciones en su privacidad porque son objeto de discriminaciones estructurales y más susceptibles de experimentar violencia en línea”.