A seis meses de comenzado, el conflictoRusia-Ucrania se convirtió en una guerra de desgaste gracias al apoyo armamentístico de las potencias occidentales a Kiev. El presidente ucraniano Volodimir Zelenski prometió este miércoles en un mensaje por el Día de la Independencia que su país luchará hasta el final, mientras que el Kremlin dijo que la ofensiva avanza de acuerdo al plan.
Ninguno de los dos países parece aceptar la salida negociada de un conflicto que tiene un fuerte impacto global, incluyendo una crisis alimentaria en ciernes y un shock inflacionario por el aumento del precio de la energía y los alimentos. Para Ignacio Hutin, magíster en Relaciones Internacionales de la Universidad de El Salvador y el autor de "Ucrania/Donbass: Una renovada Guerra Fría" (Areté, 2022). cualquier análisis del conflicto tiene que partir de las cifras presentadas por Naciones Unidas: "Hay casi 5600 civiles muertos, una cifra que ya duplica a la cantidad de muertos civiles que hubo en los ocho años de guerra del Donbass".
Guerra de desgaste
Rusia ocupa ya total o parcialmente cinco provincias del este y el sur de Ucrania. Los territorios que controla forman un corredor terrestre ininterrumpido desde su frontera sudoccidental hasta la península de Crimea, que Moscú se había anexionado en 2014. Ucrania dijo esta semana que casi nueve mil de sus soldados murieron en combate. Rusia no revela sus bajas militares pero se estiman en miles.
El presidente Zelenski acusó el miércoles a Rusia de un bombardeo que dejó al menos 22 muertos en una estación ferroviaria de Dnipropetrovsk. Las alarmas están puestas sobre Zaporiyia, la ciudad que alberga la central nuclear más importante de Europa y es blanco de ataques que rusos y ucranianos se imputan mutuamente.
"La central está controlada por Rusia y como todo lo que controla Rusia en Ucrania no sabemos bien cómo lo está controlando, pero aparentemente no demasiado bien", explica a Página/12 Hutin, quien agrega: "Me parece muy poco lógico creer que Rusia vaya a atacar una planta nuclear que controla Rusia. Me parece mucho más probable que Rusia ataque desde o cerca de la planta nuclear usando la planta como escudo, sabiendo que Ucrania no va a atacar una planta nuclear con todo el riesgo que eso implica".
Armas para Kiev
La ayuda militar que Estados Unidos y otros países occidentales prestan a Kiev es la clave para que Ucrania pueda seguir haciéndole frente a las tropas de Moscú. Este miércoles el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció una nueva partida de ayuda militar para Ucrania de tres mil millones de dólares, la mayor otorgada hasta ahora.
Con la reducción del gas ruso que llega a Europa, Estados Unidos encontró un mercado que demanda su gas licuado y sus empresas armamentísticas no paran de generar ganancias. Hutin, sin embargo, no cree que el país del norte sea el más beneficiado por el conflicto.
"En términos económicos se beneficia porque aleja a la Unión Europea de Rusia y porque la OTAN se fortalece, una OTAN que venía muy cuestionada durante la gestión de Donald Trump. Pero por otro lado me parece que queda muy expuesto que Biden no sabe qué hacer en esta situación, tanto es así que su imagen ha caído muchísimo y muy probablemente pierda por paliza las elecciones de medio término de noviembre", advierte.
En cambio, Hutin cree que hasta este momento quien está sacando mayor rédito del conflicto es Turquía a través de su presidente Recep Tayyip Erdogan, quien aparece en todas las fotos importantes. "Fue el que de alguna forma permitió que Finlandia y Suecia se incorporaran a la OTAN, fue el que gestionó los acuerdos para la reapertura de los puertos de Odesa y la exportación de trigo y otros productos de Ucrania, estuvo la semana pasada con Guterres y con Zelenski, y antes había estado con Putin y Raisi (presidente de Irán). Es miembro de la OTAN pero a la vez tiene relaciones relativamente buenas con Rusia más allá de todo lo que pasa en Siria", explica el especialista en el este europeo.
El impacto sobre los rusos
En estos seis meses de guerra, los aliados occidentales de Ucrania han intentado asfixiar la economía rusa reduciendo drásticamente las compras de petróleo y gas e imponiendo sanciones que restringen las importaciones de productos rusos. Hutin reconoce el efecto de las sanciones, aunque entiende que los países que las imponen no son tantos como se suele creer habitualmente.
"Ningún país de África, por ejemplo, impuso sanciones contra Rusia. Casi ningún país de Asia, seguramente a excepción de Japón y Corea del Sur. India de alguna forma, pero tampoco demasiado. Hoy por hoy Turquía y China están comprando mucho petróleo ruso que está muy barato porque no lo compra nadie más. Entonces, en términos comerciales, Rusia no está tan aislada", considera Hutin, más allá de que esta invasión fue "un golpe durísimo al soft power ruso, algo que había intentado por ejemplo con la vacuna Sputnik V y ahora ha quedado completamente enterrado".
Por su parte, el historiador Martín Baña, autor de "Todo lo que necesitás saber sobre la Revolución Rusa" (Paidos, 2017), entiende que las sanciones económicas que se aplicaron sobre Moscú ya están teniendo su impacto "por ejemplo en los niveles de empleo y en el acceso a determinados bienes y servicios en muchas firmas extranjeras que se terminaron retirando de Rusia". Baña sostiene que la actitud de Putin ayudó a que resurgiera un sentimiento antirruso en Europa y en países como Estados Unidos, al punto tal de que muchos de ellos están pensando también incluso cancelar el visado para turistas rusos.
Braña explica a este diario que el conflicto bélico paradójicamente refuerza el poder de Putin a nivel interno: "Lo ayuda a apuntalar el discurso oficial del gobierno que es: Occidente no nos quiere y nos odia, estamos solos frente al mundo, entonces tenemos que juntar fuerzas y enfrentarlo. Hay varias maneras de reforzar poder internamente, una de ellas es apelar a la guerra para evitar dispersión y controlar la crisis social que ya lleva varios años en Rusia".
Lo que vendrá
Los dos analistas consultados por este medio coinciden en que es difícil pronosticar el final del conflicto. "Yo creo que en este momento la guerra parece condenada al estancamiento, porque hay cada vez menos avances y no veo ninguna posibilidad de diálogo. De hecho Zelenski lo descartó hace unas semanas, se lo había ofrecido Erdogan y el lo descartó por completo", sostiene Hutin.
Baña plantea que el foco debe estar puesto en evitar que la situación escale hacia el despliegue de armas mucho más peligrosas como las armas nucleares. "Putin cada tanto recuerda que Rusia tiene armamento nuclear y lo puede usar en cualquier momento. Eso es lo que se tendría que evitar a toda costa, porque en una guerra en donde se involucre armamento nuclear, las consecuencias van a ser mucho más drásticas", sostiene el investigador del Conicet. En la misma línea Hutin plantea: "La OTAN sabe que Rusia tiene más de seis mil ojivas nucleares, y nadie quiere una guerra abierta entre la OTAN y seis mil ojivas nucleares".