El océano se está calentando considerablemente y esto genera alarma debido a los riesgos que ocasiona en la biodiversidad marina. Estudios recientes demostraron que más del 90% del calen­tamiento que se produjo en la Tierra entre 1971 y 2010 tuvo epicentro en el océano, y que en particular el Mediterráneo alcanzó niveles récord, siendo el mar que más rápido se calentó.

Actualmente, mientras los veraneantes disfrutan del calor en el Mar Mediterráneo, los científicos advierten de las terribles consecuencias para la vida marina de un calentamiento impulsado por sucesivas olas de calor.  En la misma línea, los datos reportan subidas excepcionales de temperatura, entre los 3 y los 5 grados Celsius por encima de lo normal para esta época del año.

En este contexto, la biodiversidad marina está sufriendo una enorme presión, producto de la contami­nación, el desarrollo costero, la eutrofiza­ción, el transporte marítimo, la introducción de especies exóticas a través de las aguas de lastre, la energía y otros factores antropo­génicos.

Especies en peligro

Una ola de calor marina se define como un período prolongado de temperaturas del mar anormalmente altas, en relación con el promedio estacional. Una investigación revela que las olas de calor marinas se han duplicado en frecuencia desde la década de 1980. 

Es por esto que unas 50 especies, como corales, esponjas y algas, se vieron afectadas a lo largo de miles de kilómetros de costas mediterráneas, según el estudio, publicado en la revista Global Change Biology.

Las altas temperaturas observadas en todo el Mediterráneo este año son otro dato preocupante del aumento de las temperaturas globales. Y los datos no son alentadores: está previsto que esto continúe durante el próximo siglo, dependiendo de la cantidad de carbono que sigamos emitiendo. 

La investigación encontró además que las temperaturas del mar registradas en el Mediterráneo durante el período 2015-2019 fueron las más altas desde que comenzó el registro en 1982: de casi mil estudios de campo realizados, encontraron que el 58% de ellos contenía evidencia de la mortalidad generalizada de la vida marina, estrechamente vinculada a periodos de calor extremo.

"Si bien el océano actúa como un gran sumidero de carbono, todavía nos enfrentamos a aumentos en la temperatura de la superficie del mar que oscilan entre 1 y 3 °C antes de que finalice el siglo", advierte la publicación.

La situación es “muy preocupante. -según la definición de Joaquim Garrabou, investigador del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y uno de los autores de la investigación-. Estamos empujando el sistema demasiado lejos. Tenemos que tomar medidas sobre los problemas climáticos lo antes posible”.

El informe afirmó que estos fenómenos provocaron una “mortalidad masiva” de especies marinas. Un evento de este tipo es un incidente único y catastrófico que acaba rápidamente con un gran número de especies. 

Alrededor del 88% de estos eventos en el Mediterráneo se asociaron con habitantes del fondo marino duro, como los corales. Sin embargo, los pastos marinos y la comunidad más diversa del fondo marino blando también se vieron gravemente afectados, representando el 10% y el 2 % de estos eventos, respectivamente.

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