El ex vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, contó la violencia física y psicológica que sufre en su estadía en la cárcel. Además, denuncia la dura persecución política que sufre no solo él, sino también sus seres queridos en un audio enviado desde la cárcel, cuyos fragmentos principales Página/12 reproduce en exclusiva.
En un ambiente carcelario, que Glas describe contando que vio una persona descuartizada a quince días de su encarcelación o que presenció una cabeza prendida fuego tirada por el aire, el ex mandatario ecuatoriano reclama su libertad estableciendo que ya cumplió el 40 por ciento de su condena. Pero que lo más importante es que su vida corre peligro. “He recibido más de 70 amenazas de muerte, no solo yo sino también mi familia”. Glas cuenta que el pasado diciembre, lo amenazaron con matar a su familia para pedirle vacunas y 20 mil dólares, donde se le mostraba fotos de su hijo mayor en el trabajo y de su hijo menor en la escuela.
En este sentido, Sonia Vera, integrante del grupo de abogados que defiende a Glas, publicó en sus redes sociales un comunicado del grupo defensor que expresa la preocupación por la seguridad y la salud del exvice. “El Grupo de Trabajo le urge al Gobierno de Ecuador tomar acciones inmediatas para resguardar la seguridad y el bienestar del Sr. Glas Espinel, incluyendo el otorgamiento de medidas alternativas a la detención, incluyendo la liberación anticipada u otras medidas no privativas de la libertad”, señala el comunicado.
La salud de Glas
El ex vicepresidente detalla el delicado estado de salud mental que está transitando en la cárcel de Latacunga, en la provincia de Cotopaxi. “Tomo catorce pastillas psiquiátricas por día, que incluyen ansiolíticos, antipsicóticos, antidepresivos, hipnóticos, pastillas para dormir y, aun así, tengo alucinaciones visuales y auditivas”, se lamentó el ex mandatario.
Glas explica que esas alucinaciones se deben, entre otras escenas violentas que tuvo que presenciar en la cárcel en carne propia, al maltrato que sufrió en el traslado a la penitenciaria de Cotopaxi desde Quito, llevado a cabo por un Mayor llamado Marlon Karolys. “Ese hombre me maltrató, me golpeó, me empujó, quiso revisarme el pene, me tiró contra la pared y no me dejo tomar mi medicina”, denunció Glas.
Sumado a esto, contó que durante el traslado, Karolys y sus acompañantes se reían de él diciendo que lo iban a violar como una forma de bautizo. Karolys fue nombrado, hace pocas semanas, director de la cárcel donde se encuentra el exvicepresidente. “Esa decisión es una revictimización deliberada y cruel” opina Glas frente al nombramiento de Karolys como director de la penitenciaria de Latacunga.
El exvicepresidente de Rafael Correa señala que hay un informe médico llevado a cabo por el Ministerio de Salud Publica ecuatoriana, bajo el mandato de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), realizado por un grupo de médicos tanto privados como públicos. Sin embargo, Glas dice que ningún punto de los detallados en el informe fue cumplido, dando cuenta de la paradoja que significa que el mismo Ministerio de Salud Publica no respete el informe que el propio ministerio confeccionó.
Pastillas
En ese documento se cuestiona la cantidad de pastillas que le dan al Glas, siendo que pasó de tomar dos medicamentos a tomar cuarenta. “Ahora, como estoy nuevamente con faringitis crónica, me volvieron a mandar más pastillas y estoy tomando 45 pastillas al día. Me están destruyendo, están despedazando mis riñones, mi hígado y mi estómago” acusó el detenido.
Además, denunció que se le hizo caso omiso a sus pedidos, que tienen data de hace cuatro años, de un traumatólogo debido a la deformación de algunas de sus vertebras que, según un informe médico presentado al magistrado, lo podría dejar tetrapléjico. La deformación, se debe a una espondilitis anquilosante, una forma crónica de artritis que sufre el ex mandatario.
Lawfare y condenas
Glas fue vicepresidente de Rafael Correa (2013-2017) y luego, por pocos meses, de Lenín Moreno (2017-2018). El mandatario fue detenido a fines de 2017 pr un caso de corrupción. En diciembe de ese año fue condenado a seis años de cárcel cuando la Justicia dio por probado que habría recibido coimas de la constructora brasileña Oderbretch a cambio de beneficios en contrataciones públicas. En 2020 recibió una segunda condena, esta vez de ocho años, tambien por cohecho pasivo o recibir sobornos, supuestamente por haber entregado contratos a empresas a cambio de que financien las campañas políticas del grupo Alianza País.
Glas niega haber cometido esos delitos y acusa al gobierno de Moreno de perseguirlo por defender las ideas y el legado de Correa. “Soy un preso político” dice el exvice al comienzo de su declaración desde la cárcel.
Lasso interviene
A Glas ya le fue concedido un primer hábeas corpus en abril que le permitió salir en libertad 40 días. Sin embargo, la Corte de Justicia de la provincia de Santa Elena, con el apoyo d lo revocó estableciendo que presentaba irregularidades. El presidente Guillermo Lasso, que habría presionado para que Glas siga en la cárcel, celebró la decisión en un comunicado que publicó en sus redes sociales. Diego Moscoso, el juez que emitió esa primera resolución, fue destituido por el Consejo de la Judicatura y la Justicia ecuatoriana rechazó una apelación de Glas de la anulación de ese hábeas corpus.
Al mismo tiempo, dos jueces de la Corte Provincial de Justicia de Pichincha no admitieron a trámite otros dos hábeas corpus solicitados por Glas contra el servicio penitenciario por el incumplimiento de la orden de excarcelación emitida por el juez Banny Molina.
Informe: Sofía Troiano