El exfutbolista Leonardo Ponzio, quien prepara su despedida en el estadio de River Plate para el próximo 21 de septiembre, tiene pensado seguir vinculado al fútbol a partir del próximo año y aseguró que el club de Núñez tendrá "la prioridad", de lo contrario lo hará en otro lugar. En entrevista exclusiva con la agencia Télam, el excapitán "millonario" habló de su retiro, de su período como jugador y de la idolatría que generó, sin proponérselo, entre los hinchas riverplatenses.
Con tono pausado, sin elevar la voz y reflexivo en cada respuesta, Ponzio también citó nombres puntales como Marcelo Gallardo y Daniel Passarella, al tiempo que recordó los cruces ganadores con Boca, los cuales forjaron el espíritu de un plantel ganador.
-Te caracterizas por tener un perfil bajo, pero en tu partido despedida te tocará ser el centro de todo, ¿Cómo te preparas para ese momento?
-La preparación pasa por volver a vestirse de futbolista en el Monumental, pero el día de más estrés será el día del evento. Por cómo soy, ser el centro de algo tanto tiempo quizás cuesta, pero trataré de disfrutarlo junto con los que me van a rodear y que sea una noche mágica. Será la última vestido de futbolista en el Monumental.
-¿En algún momento pensaste en invitar a Daniel Passarella?
-Sí, lo pensé. Después salieron algunos comentarios sobre su salud que eran erróneos. A mí me trajo como entrenador y presidente. Y después, que hizo cosas bien o mal, a mí me respetó. Y en un evento así uno quiere invitar a gente que lo marcó en su carrera.
- Jorge Valdano dijo alguna vez que no hablar del retiro "es un error", pero da la impresión que en tu caso fue distinto porque ya te dedicabas a otra cosa antes de colgar los botines ¿Resultó menos difícil para vos?
-En los últimos cuatro o cinco años de mi carrera fui renovando contrato año a año y de alguna manera iba planeando el futuro. Lo que dice Valdano es verdad, pero también es verdad que no te preparan para este momento, lo haces solo. Hacemos un deporte en conjunto, pero a la vez hay muchas cosas que van por lo individual. El día a día es difícil porque estás acostumbrado a que te armen una rutina, una agenda, y eso después no está. Pero venía con la cabeza en el campo, que es lo que me gusta y quería vivir de eso, pero no quiere decir que siempre te falte algo.
-¿Te ves en River en un futuro?
-Sí, claro. El año que viene me veo haciendo algo. Quiero ser útil en esta vida. Para satisfacer cosas personales y para trabajar. River será la prioridad, estar adentro y ayudar. Y sino será en otro lugar. Voy al club seguido, sigo en contacto con todos.
-¿Qué cosas buenas y malas te dejó el fútbol?
-Soy un agradecido, me dio mucho. Lo malo no lo genera el fútbol, lo genera nuestro entorno, nuestra vida. No le puedo echar la culpa al fútbol de que soy egoísta o me hizo creer más de lo que soy. La persona es cómo es fuera y dentro de la cancha. Aunque uno diga era más calentón en la cancha y afuera más tranquilo. Sí hay cosas para corregir, pero debemos hacerlo nosotros, que estamos adentro.
-Hay una bandera de River con ocho ídolos y estás vos, al lado de Amadeo Carrizo, Ángel Labruna y Marcelo Gallardo, entre otros ¿Qué te genera?
-Me enorgullece. Me da responsabilidad porque la idolotría o referencia te implica seguir funcionando a cómo te ven. Es un sueño que no lo tenía, pero se dio por todo lo que se produjo en el club en los últimos años. Me desenvolví sin estar siempre a la luz de todo, quizás a la sombra. Pero primero por todo lo que River ganó y porque se armaron buenos grupos y al hincha le llegó de cerca. En un equipo de fútbol, querer ser ídolo es ser egoísta. Porque es un deporte de grupo.
-¿Qué significa Marcelo Gallardo en tu carrera?
-Mucho. Él me agarró a los 30 años, con algo de experiencia en este deporte. Después de no jugar con Ramón Díaz, me dio la posibilidad de quedarme y competir; yo sólo quería jugar. Me perfeccionó año a año, me dio la cinta de capitán. Tengo una relación con él fuera del fútbol y refleja el agradecimiento que tengo.
-¿Cuándo crees que se empezó a forjar la mística de los equipos de Gallardo?
-Se vio mucho en cuanto a resultado, desde la Copa Sudamericana. Se peleaban dos o tres torneos con buenos grupos. Cuando te acostumbrar a ganar y te sentís ganador, es muy difícil bajarte. Y lo mismo al revés, cuando estás de perdedor vas de punto, a la defensiva. Y nosotros generamos eso.
-Recuerdo el partido de la ida de la Copa Sudamericana 2014 contra Boca, en La Bombonera, ¿quizás ese fue el punto de quiebre?
-Y... ahí hicimos cosas que hoy quizás no se pueden hacer. Jugamos fuerte ese partido, al límite. Hay momentos que marcan.
-Gallardo dijo que después del triunfo ante Boca en Madrid ya no había más nada, ¿te pasó lo mismo?
-Bueno, pero Marcelo lo dijo y al otro día estaba exigiéndose para ganar (risas). Quizás lo fue para el hincha, pero el jugador tiene que ganar este domingo, el próximo y el próximo.
-¿Cómo sobrellevaste la presión en dos partidos como el ascenso ante Almirante Brown y la final de Madrid ante Boca?
-Marcaron dos momentos diferentes. Uno era para volver al lugar que te merecías, de algo que no tendría que haber pasado nunca, y el otro para culminar algo que venías haciendo bien. Lo de Madrid fue atípico y marcó lo que vive la gente hoy en día.
-En algún momento te buscó Mauricio Macri para Boca, ¿por qué no se dio ese pase?
-Él llevaba muchos jugadores de Newell's a Boca, y en esa época estaba Eduardo López como presidente de Newell's. Y creo que en 2001, Macri dijo que me quería a mí y a Maxi Rodríguez, pero López era bastante especial. Un periodista me llamó y me dijo que iba a jugar en Boca. Fue un rumor, pero viste cómo es el destino, cómo es la vida y me fui a la otra vereda.
-Jugadores como vos, Jonatan Maidana, Ramiro Funes Mori o Leonel Vangioni ¿cambiaron un poco el paladar del hincha de River habituado a elogiar a jugadores como el "Beto" Alonso o Enzo Francescoli?
-Cambió el fútbol en sí. El "Beto" Alonso, Ortega, Gallardo o D'Alessandro, hoy jugarían, y seguramente mejor. Porque en un fútbol donde se corre lo harían. Son pensantes y lo harían bien. Hoy la dinámica es diferente, pero no cambió el paladar. Cambió el fútbol en sí. Hoy el enganche se ve muy poco. El "10" entiende que se tiene que mover en otra posición, que se tiene que tirar al piso, como "Juanfer" Quintero.
Las enseñanzas de las derrotas
"Las victorias te ayudan para saber por donde ir. Las derrotas siempre ayudan en la cuestión de los errores. En River, las derrotas nos mostraban que nunca se debe bajar los brazos y hay una línea a seguir", señaló Ponzio, el futbolista más ganador de River con 17 títulos.
"Si entendés que en el fútbol hay tres resultados y asimilás la derrota como tiene que ser y no con que la culpa siempre es del otro, o con otra excusa, te sirve. Cuando termina el partido no hay reproche", apuntó para quien la eliminación ante Lanús en semifinales de Copa Libertadores 2017 o la final de la edición 2019 ante Flamengo, fueron algunas de esas derrotas que forjaron el carácter del grupo y permitieron revisar algunos puntos en especial.
El caso de Cirigliano
El excapitán de River Plate aseguró que su excompañero Ezequiel Cirigliano, detenido por un supuesto intento de robo -portaba una arma de fuego al momento de la detención- y afectado por un cuadro de depresión, todavía "está a tiempo" para reinsertarse en la vida social.
"Estamos a tiempo con Cirigliano. Los actos que uno comete en la vida, algunos son más marcados, con condena social, pero se está a tiempo para que se le pueda dar una mano, sino estaría todo perdido", dijo Ponzio, quien compartió plantel con Cirigliano. "A los 30 años, a su edad, todavía podes cambiar. Hay que buscar el momento y el lugar para que tenga una vida como cualquier otro".
En ese sentido, el ex Newell's y Zaragoza de España habló de su ascendencia con los juveniles en el tramo final de su etapa como jugador. "Quizás por cómo me desenvolví en el grupo, vinieron a hablarme. Y cuando no vienen le decís cosas, pero con el sentido de mejora. Es un ida y vuelta", señaló.
"Los chicos, que fueron varios en River, como Ramiro Funes Mori o Manuel Lanzini, son buena gente, de buena madera, saben que no le querés imponer nada y es más fácil. Ellos te dan ese lugar y te escuchan, que es un paso importante. Uno no busca castigar o exigir", concluyó.