El nuevo proyecto de Franco Fontanarrosa marca un interés especial, habida cuenta de reunirlo con la obra de su padre, a partir de un cruce de lenguajes entre música, literatura y performance. Para Los trenes matan a los autos, el bajista se rodeó de los talentos del actor Mariano Bertolini, el guitarrista Wenchi Lazo y el violista Mariano Malamud, desde la dirección escénica de Melina Seldes y la producción de Pablo Ariel Bursztyn/FibraNr5. Los trenes matan a los autos se presenta hoy a las 21.30 en Sala Lavardén (Mendoza y Sarmiento), con entrada libre y gratuita.

“Es la primera vez que interactúo con la obra de mi viejo desde una iniciativa mía, con un proyecto propio. Hice algo hace unos años atrás, cuando participé de una obra con la actriz Silvina Santandrea y el director Adrián Giampani, a partir de unos cuentos de mi viejo, conmigo en el escenario y actuando con Silvina. Pero a diferencia de aquella experiencia, que había surgido de una convocatoria que se llamó Cuatro Cuartetos, ésta es la primera vez que armo un proyecto mío, con material y cosas de mi papá”, explica Franco Fontanarrosa a Rosario/12.

-¿Cómo llegaste al concepto de la obra?

-Es una historia bastante larga, porque en realidad la idea surge hace varios años atrás, tocando con unos músicos de Suiza, con quienes veníamos hablando de hacer algo nuevo. Al guitarrista se le ocurrió la idea de hacer algo con la obra de mi viejo y abrió una ventana en mi cabeza. Hablando con él se empezó a desarrollar esta idea y es bastante largo cómo se dio. Pero todo desembocó en este proyecto, al que con el tiempo le fui dando una vuelta. Son tres cuentos, elegidos del primer libro de mi papá, Los trenes matan a los autos, que mi viejo escribió cuando tenía 27 años. Me parece lindo pensar que, por la diferencia de edades, yo soy ahora más grande que él (risas). Son cuentos que, quizás, se salen un poco del estilo que lo hizo más conocido; son, por así decir, más punk. Son cuentos con una oscuridad y complejidad que, para mí, con el tiempo mi viejo fue dejando, para llevar su estilo a otro tipo de color. Por otro lado, son muy cortitos, lo que los hace muy buenos para trabajar en este contexto. Son casi poemas. Comenzamos a trabajarlos con (Mariano) Bertolini, actor, músico, y amigo desde hace muchos años. Sabía que iba a ser la persona indicada, porque además de actor sabe de teoría musical. El equipo se terminó de armar con (Wenchi) Lazo en guitarra y (Mariano) Malamud en viola. La directora, Melina Seldes, estuvo a cargo de la cuestión coreográfica, de la puesta en escena y lo dramático.

-¿Cómo fue el proceso de encontrar la música para cada cuento?

-Compuse bastante y no estaba seguro de qué íbamos a usar, pero había un repertorio de ideas musicales para emplear de la manera que quisiéramos. Hicimos mucho trabajo de experimentación, de relacionar alguna parte del texto con alguna de esas músicas y luego con otra, hasta encontrar una atmósfera interesante. Una música daba un énfasis al texto, y otra daba otro, fue mucha prueba y error. Nos filmábamos y luego veíamos si estaba bueno. Pero lo cierto es que no deja de ser un concierto, con Mariano relatando los textos de una manera, por así decir, musical. También fue muy fuerte para mí inspirarme en artistas como David Byrne, Björk, David Bowie, Nine Inch Nails, porque van más allá de la música, y arman una puesta en escena junto con la vestimenta, la luz, la coreografía. Un poco así lo fuimos armando y desarrollando el concepto.

-Además de lo escénico, es interesante ver cómo la literatura es aquí leída por tu música.

-Es lo que me parecía importante, desde mi lugar de hijo y de cómo, justamente, vincularme con la obra de mi papá para sacar algo nuevo. Me parece una forma de mucho amor trabajar con su obra más allá de lo que él ya hizo, poder tomar algo de eso y darle una vuelta de tuerca. La verdad que para mí es un proyecto muy importante por eso. Y por otro lado, es también cierto que los cuentos forman parte de la obra de la misma manera que lo hacen mi música, la coreografía de Melina, o lo que aporta cada uno de los integrantes. Lo que quiero decir es que los cuentos de mi viejo están dentro de un conjunto de elementos que hacen a la obra en su conjunto; de alguna manera, los cuentos son la partitura, y me gusta pensarlos desde un mismo lugar de importancia que los otros elementos.

Los trenes matan a los autos surge de una idea original de Christy Doran, Lukas Mantel y Franco Fontanarrosa, a partir de textos de Roberto Fontanarrosa. La dirección, coreografía y puesta en escena, es de Melina Seldes; la composición corresponde a Franco Fontanarrosa (en bajo), junto con Mariano Bertolini (trompeta), Wenchi Lazo (guitarra), y Mariano Malamud (viola); el diseño de luces es de Adrián Ruiz; con producción de Pablo Ariel Bursztyn/FibraNr5.