Los "duendes rojos" fueron vistos desde una estación científica en el desierto de Atacama, en Chile, donde se encuentra el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) que logró captar el fenómeno: unas líneas verticales rojizas y brillantes en el horizonte. Durante mucho tiempo, su aparición dio pie a numerosas historias populares sobrenaturales que le dieron ese nombre.

"Se trata de una forma escurridiza de relámpago que se produce muy por encima de las nubes de tormenta, el cual descarga electricidad en lo alto de la atmósfera terrestre a una altitud de 50-90 km", explicaron desde el Observatorio.

"Además de ocurrir mucho más arriba en el cielo que los relámpagos normales, son más fríos que los relámpagos blancos que solemos ver y parecen ser mucho más débiles", añaden.

Aunque puede presentarse esporádicamente bajo condiciones atmosféricas adecuadas, se trata de un fenómeno rara vez capturado en una imagen. La primera vez que se les pudo sacar una foto fue en 1989.

La explicación de un evento singular

La oscuridad en el desierto de Atacama hace que sea un punto ideal para la observación del universo, de ahí que varios telescopios y observatorios estén instalados en ese lugar.

Pero esa falta de contaminación lumínica también favorece el avistamiento de fenómenos en la Tierra, como el que se llama popularmente "duendes rojos". El Observatorio de La Silla tiene una posición ideal para observar fenómenos en el espacio y la Tierra.

En la fotografía que publicó el Observatorio esta semana también se aprecia un tono verde del horizonte conocido como "brillo aéreo", otro fenómeno que se combina con los "duendes rojos".

"Durante el día, la luz del sol aleja los electrones del nitrógeno y el oxígeno de la atmósfera terrestre y, por la noche, estos electrones se recombinan con los átomos y las moléculas, haciéndolos brillar", explican en el ESO.

"Por lo general, el brillo aéreo solo se puede ver en cielos muy oscuros donde no hay contaminación lumínica", añade.

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