Entre la furia y el dolor, gritos y lágrimas, y varios abrazos. Así avanzaron los familiares de víctimas en la VIII Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, desde el Congreso hasta Plaza de Mayo, este viernes por la tarde. Tras la caminata por Avenida de Mayo se dirigieron a la Casa Rosada y por entre las rejas colaron retratos de los responsables directos y políticos de las muertes. Luego, en un escenario montado ante la Pirámide leyeron un documento consensuado: “no a la baja de la edad de imputabilidad, Ni una Menos; basta de redes de trata, persecución de diversidades sexuales, torturas y muertes en lugares de detención, causas armadas y gatillo fácil” fueron algunos de los puntos. Para ellos el "Nunca más" no se concretó.
"Nuevamente tomamos las calles llevando adelante esta jornada de lucha que visibiliza y repudia la represión que ejerce históricamente el Estado contra nuestros hijos, hijas, hermanos, hermanas, padres, madres y familiares. Nos encontramos para unificar el grito de bronca, dolor, amor y resistencia. Queremos que el poder nos vea", planteó el comienzo del documento. La marcha se replicó en Santiago del Estero, Misiones, Mendoza, Jujuy, Salta y Córdoba; también en La Plata y Mar del Plata, entre otras jurisdicciones. "Nuestras palabras pueden parecer repetitivas. Es que la situación de impunidad se profundiza año a año. Ningún gobierno, ni aún el que se llama a sí mismo progresista, ha terminado con la política de aplicar pena de muerte que se llama gatillo fácil." Se señaló algún que otro nombre propio, como es el caso del ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, pero la denuncia se dirigió hacia el Estado en su conjunto. "El peor crimen es la desigualdad. Cuanto más hambre, más pobreza. Cuanto más ajuste habrá también mayores estallidos e indignación y por tanto mayor represión", adviertieron les manifestantes. Reclamaron "educación y trabajo" y condenaron la muerte de la nena de 11 años que padecía desnutrición.
"Dale alegría a mi corazón. La sangre de los caídos se rebeló. Ya vas a ver: las balas que nos tiraste van a volver. Y sí, señor: vamos a llenar de ratis el paredón": esto es lo que cantan al ingresar a Plaza de Mayo, después de haber caminado las cuadras que la separan del Congreso, cortadas al tránsito. Adelante van los familiares de las víctimas que, sin pertenecer a ninguna organización, son los que convocan a esta marcha. Surgió cuando resultó masiva una actividad a propósito de la desaparición y posterior aparición sin vida de Ismael Sosa, quien había asistido a un recital de La Renga en Córdoba. Los familiares (fundamentalmente madres y hermanas) llevan banderas, remeras y carteles con las fotos de los jóvenes asesinados; y detrás de ellos marchan organizaciones sociales y políticas que acompañan la lucha con bombos y redoblantes. Son: Correpi, Serpaj, el Polo Obrero, Convocatoria Segunda Independencia, MTL e H.I.J.O.S. Zona Oeste, entre otras. Esta vez, se sumó la consigna de incorporar los retratos de los uniformados asesinos, y también de los políticos a los que consideran responsables. Algunos cuentan después en el escenario que desconocen los rostros de los autores directos: en tal caso hacen visibles nombres y apellidos.
Todas las cuadras se caminan lentamente y cantando: "Yo sabía que a los pibes los mató la policía asesina", "atención, no es un policía, es toda la institución", "el policía es un cagón, con un fierro y una chapa defiende a los que tienen plata mientras el pueblo va a prisión". En la cabecera, los familiares trasladan banderas con leyendas alusivas a la marcha. Más adelante se ve un cordón de seguridad de integrantes de las organizaciones. Emilia Vasallo, mamá de Pablo "Paly" Alcorta, asesinado en Morón a los 17 años, en 2013, es de las que toma el megáfono, igual que la tía de Paly, enfurecida. Con el rostro colorado de bronca le canta a la Policía y agita al resto. También hay nenes, familiares del chico, que corean y gritan. En otro momento usa el megáfono Vanesa Franco, madre de Nicolás Bustamante. Ella es la encargada de nombrar a los responsables. Están, también, las madres de Leandro Bravo, Marcos Acuña, Kiki Lezcano, el papá de Cristopher "Bocha" Rego y el de Natalia Melmann, quien participa por primera vez de la protesta. Son muchísimos. Y lo lamentan. Son muchísimos no sólo porque creció la organización entre elles, sino y sobre todo porque los casos de gatillo fácil se multiplican: cada 17 horas se registra una muerte a manos del aparato represivo estatal, de acuerdo a cifras de la Correpi.
"Asesino, me lo mataron", se quiebra en medio de la calle la madre de Lito Castillo, joven repartidor asesinado en La Plata hace dos años. La caminata frena cuando aparecen en el camino baldosas que recuerdan a víctimas de la represión de 2001. A ellas se dedica el grito de "presente". Cerca de Plaza de Mayo unos jóvenes vestidos de negro con el rostro tapado por los barbijos escriben en un contenedor y en la boca del subte: "Organicemos la rabia"; "muerte a la yuta, yuta asesina".
En Plaza de Mayo las rejas de la Pirámide están cubiertas de banderas y carteles, y en la tierra hay clavadas estacas con fotos. Al llegar, un grupo de familiares se dirige a Casa Rosada, y a través de las rejas ingresa los retratos de los que considera responsables políticos de los asesinatos. También de los directos. Se los ve a Berni, Aníbal Fernández, Julio de Vido, Aníbal Ibarra (los familiares de las víctimas de la tragedia de Cromañón son aliades de la lucha). La imagen es fuerte: del otro lado de la reja hay más de una docena de policías. "¡Cagones!", les grita Jorge, padre de Rego --baleado en la espalda y la nuca por no detenerse en un retén de seguridad vehicular por un exprefecto condenado a perpetua--. Emilia grita que ya han venido tres veces, que trajeron un manifiesto al Presidente y nunca los recibió. Grita también que los que mueren en manos de las fuerzas son en su mayoría "pibes chorros". Todos pibes pobres y vulnerables.
Mediante el documento, los familiares citan como ejemplos de asesinatos "disfrazados" los de Diana Abregú y Bravo; cuestionan la sentencia por el crimen de Cecilia Basaldúa, ya que nunca se investigó a los uniformados; destacan la cadena perpetua para el prefecto que mató a Rego. Repudian los resultados de los juicios por los asesinatos de Marcos Acuña y Pablo Alcorta. Critican prácticas habituales como los desmanejos en las pruebas o la caída de causas por inacción de la justicia; piden por la aparición con vida de Carmen Elizabeth "Lichita" Oviedo Villalba y libertad para Laura Villalba. En la manifestación está Miriam Villalba, madre de Lilian María y tía de María del Carmen, las niñas asesinadas en Paraguay.
Después de homenajes a las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y a las de víctimas de Cromañón --suben al escenario Silvia Bignami y Delia Fucci--, el momento final termina de hacer el nudo en la garganta, con varios familiares tomando la palabra sobre el escenario. Se nota mucho la diferencia entre aquellos que hablan de un episodio ocurrido hace tiempo y los que acaban de perder a su ser querido. Estos últimos dicen sentir vergüenza por estar ahí. Una chica confiesa que sube solamente para que todos griten "presente" luego de pronunciar Chaio, el nombre de su sobrino --asesinado hace apenas seis meses--, igual que sucede con las otras víctimas. La contiene Angélica Urquiza, la mamá de Kiki Lezcano, de quien la chica fue amiga. Dice Angélica y la aplauden: "Cuando a mí otros padres me dijeron que yo iba a ser la voz de Kiki no entendía nada. Hoy, a 13 años de su asesinato, sigo en pie. Como siempre digo, no podemos separar el dolor del amor. Van juntos".