Manos anónimas atacaron con un hierro la tumba de Ana María Villarrael en el Cementerio Municipal de la Santa Cruz, ubicado en la ciudad de Salta. La saña del ataque fue tal que rompió el mármol que cubre la estructura.
El hecho fue advertido ayer por una hija de Villarrael, Gabriela Santucho, y su nieta, María de los Ángeles Salazar Santucho, al visitar la tumba. Gabriela, quien calificó la agresión de "cobarde", anticipó a Salta/12 que hoy presentará una denuncia penal.
Nacida en Salta en el seno de una familia de clase media, la Sayo, o Sayito, Ana María Villarrael, militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) junto a su marido, Mario Roberto Santucho, y fue una de las 16 víctimas de la Masacre de Trelew, cometida por integrantes de la Marina la madrugada del 22 de agosto de 1972, en Trelew, Chubut.
Gabriela y su hija venían viajando desde aquella ciudad del sur argentino, de regreso a Bolivia, donde residen. Aprovechando el itinerario hicieron una parada en la ciudad de Salta para visitar la tumba de la Sayo, y así se dieron con la novedad del ataque.
Gabriela Santucho contó que ayer dejaron asentado en el libro de visitas del Cementerio el daño ocasionado a la tumba de su madre. Detalló que las autoridades del lugar dijeron que no tenían más datos sobre lo sucedido, que habían advertido que ocurrió en estos días, sin poder precisar la fecha exacta, y creían que los golpes fueron dados con la estructura de hierro que en la foto se ve encima de la tumba.
"Es un acto muy grotesco, cobarde, que vengan a hacer algo así en una tumba, imagino que sería como un repudio” por las actividades del 22 de agosto (cuando se cumplieron 50 años de la Masacre), sostuvo Gabriela.
Insistió en la cobardía de agredir una tumba, de atacar esa estructura que "representa algo de ella", una agresión cometida a sabiendas de que "no se puede responder en ese momento”. Una acción de esta característica "te trae ese recuerdo de cuando estaban desapareciendo personas, que tenían todo el poder y las personas no podíamos defendernos de la misma manera", por eso sobre todo molesta, explicó.
Dijo que por eso decidieron mostrarlo, "hacer conocer este suceso porque nos parece que es algo completamente fuera de lo normal, estamos en un país en democracia y tienen que respetar, aunque no estén de acuerdo tiene que haber respeto".
Gabriela y su hija informaron de la agresión en una nota que difundieron ayer mismo: "Lamentablemente nos encontramos con un desagradable suceso. Estuvieron golpeando el sepulcro con un fierro en forma de cúpula y rompieron el mármol en la parte inferior izquierda", contaron antes de ratificar que "Aunque existan estos actos cobardes, es importante nuestra unidad para mostrar nuestra fuerza, valentía y decisión para seguir adelante con la bandera del ejemplo de todos los compañeros".
La Liga Argentina por los Derechos Humanos - Salta repudió anoche "el accionar delictivo, reaccionario y mafioso de quienes atentaron contra la tumba de la compañera Ana María Villareal de Santucho, a días de haber cumplido 50 años del fusilamiento a lxs compañerxs de Trelew". Asimismo, exigió que se investigue este hecho, se solidarizó con la familia y llamó "al campo popular a expresarse contra las arremetidas fascistas". "La Sayo está viva en nosotrxs, intentarán matarla mil veces, pero no podrán", cerró.
Gabriela tenía ocho años cuando su madre fue asesinada en Trelew. Radicada en Bolivia desde 1990, viaja periódicamente a Buenos Aires, pero nunca había ido a Trelew y tampoco había visitado la tumba de la Sayo, hasta ahora. A pesar de que la encontró rota, con su hija ayer la limpiaron y le pusieron flores. Y en la conversación para esta nota dejaron un mensaje final: "Algo que nos parece importante es destacar es el hecho de que a pesar de estos sucesos, no nos lograran bajonear y seguiremos representando con orgullo tanto su nombre como la lucha que simbolizó Sayito".
Al replicarse la noticias del ataque, rápidamente diversos organismos de derechos humanos, sociales, sindicales y familiares de detenidos desaparecidos, se hicieron eco del reclamo:
"Repudiamos enérgicamente los ataques violentos realizados a la tumba de Ana
María Villareal de Santucho en la semana de cumplirse 50 años de su asesinato,
en lo que el pueblo argentino recuerda como la Masacre de Trelew.
Exigimos a la Justicia que se esclarezca este delito y al Poder Ejecutivo que
brinde la seguridad necesaria en el Cementerio Municipal de la Santa Cruz de la
ciudad de Salta, para que ataques como este no vuelvan a cometerse.
La dictadura atacó con furia a lxs familiares, compañerxs hace 50 años, mientras
los restos de Ana María eran velados, hoy ese mismo terror quiere
amedrentarnos atacando su tumba, pero ya dijimos Nunca Más. Hemos luchado
medio siglo por justicia por Ana María y por todxs lxs militantes revolucionarixs
fusiladxs en Trelew y lo seguiremos haciendo.
Sabemos que el odio se ampara en la impunidad, pero nosotrxs, defensores del
estado de derecho, seguiremos luchando por Memoria, Verdad y Justicia!"