El partido judicial, al buscar condenar y proscribir a Cristina Fernández de Kirchner, provocó la movilización de todo el peronismo en defensa de la vicepresidenta, incluso de aquellos que no se sienten del todo representados por ella. Esa mala jugada logró borrar las diferencias internas en el Frente de Todos.
Horacio Rodríguez Larreta, con una demostración magnífica de torpeza política, dispuso que se impida que la militancia desfile frente a la casa de la expresidenta y exprese su amor incondicional. A eso le sumó una pizca de represión. El resultado fue una mayor cohesión de la coalición de gobierno y, por qué no, la generación de condiciones para que el Frente de Todos se entusiasme con llevar a Cristina como bandera a la victoria en 2023.
La manifestación en los alrededores de la casa de CFK fue, a pesar de lo que expresó el deseo y la intención de Juntos por el Cambio, pacífica e incluso alegre. El amor peronista como describió la vicepresidenta hacia el final de la larga jornada. Y la represión de la policía porteña fue, sin duda, "el odio a la alegría".
En casi todas las provincias se realizaron demostraciones de respaldo a Cristina. Todas, todas y todas fueron pacíficas. Incluso las que se hicieron en ciudades donde el intendente es de JxC. Salvo, claro está, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hasta la madrugada del sábado, todas las actividades en el AMBA de respaldo a Cristina se realizaban en diferentes localidades del conurbano y en al menos dos plazas de la Capital Federal. Esto es, la movilización del peronismo y el kirchnerismo estaba atomizada. Pero el vallado colocado en la madrugada provocó la unificación de todas esas expresiones en una sola.
Es más que probable que haya sido una consecuencia buscada por el gobierno porteño. La colocación de un par de contenedores colmados de piedras y ladrillos rotos en la cercanía de la casa de CFK, realizado con el acompañamiento de efectivos policiales de CABA, es a todas luces la demostración de que se buscó generar las condiciones para que ocurran hechos de violencia.
La movida se transformó en un problema para los estrategas del macrismo. El pensamiento binario suele creer que todo es blanco o negro y, como tal, ante una agresión se responderá con otra. Los que llegaron hasta la casa de CFK lo hicieron para defenderla pero sobre todo respaldar un modelo político que generó derechos, trabajo e incluso riqueza a buena parte de los que profesan el odio a CFK.
No es fácil que una multitud se contenga ante una agresión. Sin embargo, una vez más el proyecto colectivo se impuso al odio.