Algún día, cuando la pandemia por Covid 19 haya pasado y se quiera recordar cómo fue, por ejemplo, ese lapso en términos futboleros, se contará con el nuevo libro de Walter Vargas, Fútbol en la era de la peste, publicado por Fútbol Contado, editorial platense que ya cuenta con varios y muy buenos títulos en temática deportiva.
En su nuevo trabajo, escrito durante el encierro obligado, Vargas -con una genial trayectoria literaria- nos sacude desde el inicio con un poema de su autoría dedicado a Diego Maradona, La vida sin Maradona: “Maradonea a sus pies la Bombonera / Refundador napolitano, rey azteca / Donador de alegrías para el bronce / Sublime artista del once contra once / Cosa suya la otra vida en discotecas / San Pedro ya lo sabe, tomó nota / Llegó Pelusa, el Gardel de la pelota”.
Pero para que el recuerdo maradoniano no sea sólo una mera presentación, Vargas vuelve a Diego en las últimas páginas, cuando bajo el mismo título continúa: “Y la vida es menos vida, sin vos, querido Diego”.
Lo que hay en las casi 200 páginas que van entre esos poemas es puro fútbol y toma de posición. Porque Vargas siempre deja en claro de qué lado futbolero-ideológico está parado. Sin pelos en la lengua, lo hace con respeto y fundamento, algo poco frecuente en estos tiempos de escupitajos de discursos más emotivos que pensados.
Fanático de Estudiantes, nos recuerda que además de Diego, en estos dos años se nos fue Alejandro Sabella, “el primer rescatista solidario en la inundación de La Plata en 2013”. Y lo cita: “‘Somos privilegiados. Humildad en el triunfo, serenidad en la derrota y magnánimos para valorar los méritos del rival’”, solía decir ese hombre con algo de pedagogo y algo de budista "zen".
No escatima elogios para Lionel Scaloni y el buen rumbo que le dio al seleccionado. Pero su honestidad es tal que no olvida: “Antes que la del reconocimiento, es justo que a Scaloni se le pague con la moneda de la más cruda franqueza. Su llegada a la Selección tuvo todo el tufillo de un ‘feo’ a Jorge Sampaoli, de cuya mano había llegado”.
No falta Lionel Messi, sobre quien escribe, entre tanto, que “en sentido estricto, afirmado sea con una mano en el corazón, Messi no es hoy ni por asomo el jugador más influyente en el verde rectángulo de 105 x 70”. Agrega que a su criterio “ese trono corresponde a Kilian Mbappé”, y apuesta a que en Qatar veremos a un Messi “de un promedio de 6 puntos, en el mejor de los casos con una media goleadora modesta”.
Se justifica, Vargas, al recordar qué edades en promedio tenían en su mejor nivel algunos de los más grandes futbolistas de todos los tiempos: Puskas y Cruyff 27 años, Garrincha 28, Pelé y Beckenbauer 29, Ronaldo (el Gordo) 26 y Diego, 25.
Gratifica leer su análisis sobre la Selección argentina en general y el elogio a Julián Alvarez, la gran joya del fútbol argentino. Su conocimiento del fútbol europeo, del que es comentarista televisivo, lo expone sin vueltas en Fútbol en la era de la peste.
Nos recuerda el hambre de poder y dinero por parte de los dirigentes de los clubes más poderosos de Europa al intentar una liga propia: “Corporaciones multimillonarias que desprecian a los de rangos más bajos y ponen el grito en cielo ‘atormentados’ por el incordio de ser interpelada su avaricia estructural”.
“La adicción al poder hecha faro organizador”, define Vargas la lucha entre la Superliga y la AFA, con Marcelo Tinelli y Claudio Tapia como cabezas visibles. La pobre actualidad financiera de los clubes también es tema de este libro. Y Vargas no deja pasar la mención a las deudas millonarias -con cheques rechazados- de River, temática de la que en los grandes medios de comunicación no se habla.
Recuerda, y con buen ojo, que durante la pandemia hubo un Colón de Santa Fe campeón por primera vez. Dirigido desde el banco por Eduardo Domínguez y por la mejor versión de Luis Miguel "Pulga" Rodríguez desde la cancha. Equipazo. Y defiende “un VAR perfectible a una artesanía que romantice la justicia estructural”.
La temática no se agota: jugadores del ascenso, veteranos que la rompen en Primera, técnicos argentinos que dejan marca en nuestro país y en el mundo. Un capítulo está dedicado a su amado Carlos Bilardo. Otro, a la opinión de mujeres periodistas que refieren a la canchereada de Emiliano "Dibu" Martínez al momento de cargar a los rivales.
Un capítulo a destacar es el que hace referencia a los jugadores fallecidos durante este período pandémico. Ahí aparecen breves biografías combinadas con impresiones personales sobre, entre otros, José Albrecht, Agustín Balbuena, Juan Carlos Cárdenas, el Trinche Carlovich, Amadeo Carrizo, el Morro García, el Indio Gómez, Carlos Griguol (gran texto), Leopoldo Luque, Raúl Madero, Pedro Marchetta, Silvio Marzolini y José Yudica.
Queda para el final un apartado dedicado a la relación entre la política y el deporte: “Parece un mal chiste, un patético cóctel de despiste, pereza y fragilidad de memoria o la abierta o soterrada complicidad de perfiles ideológicos brumosos, pero en pleno 2022 hay periodistas (digo periodistas, no quiosqueros o verduleros, con el debido respeto a los cultores de tales oficios) que siguen preguntándose si es posible el maridaje del deporte y la política. O mucho peor todavía: sin atisbos de rubor se hacen los distraídos o sobreactúan sorpresa y tono escandalizados”.
Lo que propone Vargas en Fútbol en la era de la peste es una invitación a pensar el mundo en que vivimos con el fútbol y la pandemia por covid 19 como excusas. Lo hace con pluma exquisita, digna de los mejores cronistas de nuestros tiempos. Los futuros lectores lo agradecerán.