Cuando faltan unos diez días para el comienzo formal de las campañas políticas en Santa Fe, los candidatos dan rienda suelta a su deseo de aparecer multiplicados en las redes sociales. No es para menos, teniendo en cuenta la última encuesta sobre Consumo de Medios en Rosario -que terminó la Maestría en Comunicación Digital Interactiva de la Universidad Nacional de Rosario y el Centro de Mediciones sobre la Opinión Pública (CeMOP) y adelantó ayer en exclusiva Rosario/12‑. El estudio da cuenta de que el 77,4% por ciento de los rosarinos usa alguna red social y que la cifra se dispara hasta el 98% en el caso de los más jóvenes. Allí reina Facebook con el 73,2% de las preferencias entre los usuarios en la ciudad.
Ha corrido mucha agua abajo del puente desde aquel 2008 donde Barak Obama deslumbró al mundo entero con una campaña basada más que nada en Internet. Una campaña política que aún se estudia en las carreras vinculadas a la comunicación política. Hoy las redes sociales han explotado en su uso y en Rosario, no es Twitter la segunda red más utilizada sino Instagram que se lleva el 30% de los usuarios.
"Si me das a elegir a mi, yo te hago mucha cartelería en vía pública y publicidad en Internet", decía un experto en campañas locales. Pero enseguida admitía que "los diarios papel siguen siendo la representación misma del poder. No hay político que no quiera ver su foto en el diario. No podés no estar ahí", confesaba el profesional.
La televisión viene bajando en todo el mundo, pero aquí hay aún un 96% que consume sus contenidos. Y más del 65% lo hace todos los días. Claro que las cifras se desploman en la franja de menos de 25 años. En ese segmento anida un nuevo desafío para los consultores: los llamados millenials son prácticamente indescifrables para los especialistas respecto de sus comportamientos políticos y aún en sus pautas de consumo. Muchos de esos jóvenes pueden llegar a decidir su voto 72 horas antes de concurrir a las urnas. Imposible de detectar aún para los especialistas más experimentados.
Del estudio citado se desprende que vamos camino a una consolidación del acceso a la red mediante los teléfonos móviles. El mismo estudio, tres años atrás mostraba aún una primacía de las PC para acceder a la red para información, entretenimiento, etc. Es un consumidor más "volátil", no es la misma atención o concentración la de un lector de diario papel que la de uno de medios digitales.
Pero la política sigue siendo la política aunque con matices diferentes. Ahora, lo más importante de la visita a los barrios es la foto junto a los vecinos y algún breve mensaje o reclamo para la zona. Los "prenseros" de los candidatos hoy son más comunity managers que cronistas expertos que lidien con largos textos para los diarios.
Estrategias y expectativas
Para estas elecciones hay varias incógnitas electorales. ¿Podrá Cambiemos instalar en Santa Fe su marca aún con un candidato prácticamente desconocido como Albor Cantard? ¿Habrá sido buena la elección de un pastor evangelista como Eduardo Trasante para liderar una lista de candidatos a concejales de centro izquierda como los de Ciudad Futura? ¿Podrá la ex jueza Alejandra Rodenas imponerse en las PASO a la expresión más kirchnerista de la provincia que sintetiza Agustín Rossi? Si no es así, ¿dónde irá ese voto peronista no kirchnerista en las generales de octubre? En ese marco, ¿tiene chances para crecer el candidato a diputado del Frente Renovador, Diego Giuliano? Y podría seguir el recorrido por varios frentes y partidos más.
El socialismo eligió la variante inédita para estos comicios: Por primera vez en el Frente Progresista, encabezan la lista para diputados y concejales en Rosario dos postulantes no socialistas como Luis Contiginani y Pablo Javkin respectivamente. Si no sale bien, la factura política será para el gobernador Miguel Lifschitz que es el responsable directo de este armado político. Pero si sale bien, él mismo es el que pasará a cobrar por ventanilla. Los dos candidatos son "sueltos", sin estructura política por detrás pero de orígenes radicales. Un dato que muchos creen será utilizado si los resultados no son buenos. No perdieron los socialistas. Aunque mezquino, el razonamiento ya ronda por las cabezas de algunos dirigentes.
Hay que tener en cuenta que la vocación frentista del socialismo en Rosario está puesta en duda tras la caída en desgracia del sector de María Eugenia Schmuck y Sebastián Chale que tienen que ir los dos a las PASO a enfrentar a los candidatos oficiales dentro del espacio. O como lo ha expresado claramente también el concejal y candidato radical Martín Rosúa que reveló que "no hubo ni una sola reunión del Frente Progresista local en el último año y medio".
En el peronismo santafesino parece que todo está por hacerse. De los resultados de agosto y octubre dependerá también el próximo turno electoral. No directamente para la discusión de candidaturas (en ese terreno el senador Omar Perotti parece no tener rivales) sino para determinar el comportamiento del PJ como estructura de cara a los desafíos que pueda plantearle el socialismo. Entre ellos, el más importante: La reforma de la Constitución Provincial en 2018 para habilitar la reelección del gobernador. Eso es también lo que se juega Lifschitz en estas elecciones. Y para eso necesita a un peronismo desgastado, dividido y fácil para negociar acuerdos de tanta gravitación para el futuro inmediato.
En el PS están convencidos de que primero hay que limitar el avance de Cambiemos para después proponerle al PJ el mantenimiento del statu quo en la provincia. En el entendimiento de que el peronismo provincial no podrá encontrar coincidencias estructurales con el PRO y que desde el Frente Progresista pueden ofrecerle mantener el actual esquema de equilibrio de poder. Socialistas y peronistas santafesinos tienen un enemigo común en Cambiemos, más allá de los compañeros que se pasaron individualmente al partido de Mauricio Macri en los últimos tiempos. Entre ellos dos ex presidentes del PJ como Norberto Nicotra y Ricardo Spinozzi; y el propio senador nacional Carlos Reutemann.
Esa situación fue más que evidente en el último congreso del Partido Justicialista en Santa Fe. Después de determinar que todos los sectores competirían por adentro del PJ, los discursos de la mayoría de los dirigentes pasaron por las fuertes críticas al gobierno nacional. Pero no hubo ni una sola mención a la situación de la provincia como si esa fuerza política no se plantara en el territorio como un partido de oposición al gobierno del Frente Progresista.
Los radicales están por todos lados y no parecen tener más contradicciones que las peleas esporádicas que se dan entre José Corral y Jorge Boasso al que finalmente le bloquearon la posibilidad de competir internamente. Una acción más ligada al temor de perder la interna en la provincia que al celo legal en torno a la presentación de los avales de la lista que llevaba al concejal radical de Rosario que ahora irá por afuera y con partido propio.