La diputada provincial del Frente de Todos y presidenta del Frente Grande bonaerense, Susana González, contó la represión que sufrió el sábado en la puerta de la casa de Cristina Kirchner por parte de la policía de la Ciudad de Buenos Aires.
En diálogo con AM750, la legisladora afirmó que era “muy selectiva” la elección de a quiénes golpeaban. “Yo tenía un chaleco que decía Secco (por el Intendente de Ensenada, Mario) y creo que por eso fue la saña con la que se condujeron hacia mí”, dijo.
En este sentido, recordó que cuando el camión hidrante comenzó a tirar agua se fue a resguardar con unas compañeras a un edificio, y allí comenzaron a tirar gases que la dejaron “ciega”. Fue en ese momento, asegura, en el que sintió “el primer trompazo en el riñón”.
“Luego me dieron otro, y cuando me di vuelta les decía ‘no estoy haciendo nada, no me peguen’. Me empezaron a dar y me protegí con el antebrazo, la cabeza y lo único que me decían era ‘salí, gorda hija de puta’. Me arrastraron hasta la calle y me rescataron compañeros, si no también hubiera terminado en el piso”, relató.
"Yo fui secretaria de Seguridad en mi ciudad (Ensenada) por 9 años. He presenciado operativos policiales por doquier. Lo que nunca ha habido es un efectivo policial que actuara como barrabrava”, remarcó.
Y agregó: “Buenos Aires se ha transformado en la ciudad de la furia, donde el ejercicio del monopolio de la fuerza, que encabeza solamente la fuerza de seguridad, se ha transformado en una ejecución de gurkas”.
Asimismo, señaló que a Juntos por el Cambio no le interesa ya “disimular” su accionar, y que el sábado le "hablaron a su público". "Al que opina distinto a ellos hay que aislarlos, y si es peronista o kirchnerista, eliminarlos", concluyó.