En una de las salas de La Rural, una chica del staff entrega los lentes y recomienda: "mantené los pies en el piso". En 3D un video va mostrando distintas ciudades -Bristol, Londres, París, Los Angeles y otras- cuyas paredes se van vistiendo de los célebres murales de Banksy. Qué paradoja: acercarse al universo del artista más famoso del street art en una sala y con lentes puestos. Así y todo, Banksy, Genius or Vandal? funciona. Es una aproximación completa a la obra del misterioso grafitero, que cruza más de 70 obras originales con elementos inmersivos. La exposición ya se presentó en Nueva York, Las Vegas, Bruselas, Madrid, Barcelona, Milán, Lisboa y Tokio, entre otras ciudades. Con producción a cargo de Sold Out e IQ Art Management, presentada en Buenos Aires por S2BN, DGE y DF Group, se verá desde el martes 30 de agosto y hasta el 16 de octubre en el Pabellón Frers de La Rural (Avenida Santa Fe 4363), de martes a domingos.
Conviene acercarse a ella con dos consideraciones. Se trata de una exposición no autorizada, es decir que el artista inglés no tiene ninguna injerencia en lo que se muestra y cómo. Por otro lado, aunque parezca una obviedad, cabe preguntarse qué de su potencia callejera, qué del espíritu de su obra puede quedar atrapado en el encierro de las salas. Esto, más allá de las tensiones que aparecen en su propia trayectoria, ya que la contradicción es parte del juego.
Entre las obras originales, Banksy, Genius or Vandal? incluye serigrafías, grabados, esculturas, dibujos e instalaciones prestadas por coleccionistas de todo el mundo. Fueron compradas a él mismo en subastas, y se pueden ver algunas muy conocidas, como el manifestante a punto de lanzar un ramo de flores o "Niña con globo". Las paredes vandalizadas en las que su arte tiene una vida efímera o de las que se apropian coleccionistas están ausentes. La calle se filtra en fotografías y reproducciones y, con mayor efectividad, en la experiencia 3D de los lentes.
El recorrido se inicia con las fotografías de Steve Lazarides, quien venía reflejando la escena rave británica, el movimiento de los skaters y el de los artistas callejeros de comienzos de los noventa cuando en 1997 le ofrecieron retratar al grafitero. Por 11 años se volvieron amigos y socios. En las imágenes a Banksy se lo ve de espaldas, trabajando, o de frente tapándose la cara con un libro. "Como regla general una exposición comienza con la biografía del artista (...). Esto no funciona así con Banksy porque nadie sabe quién es", se lee en un cartel ubicado al lado de una réplica de su estudio. La escena del maniquí con buzo con capucha, rodeado de tachos de pintura y aerosoles, de ratas y monos, reenvía al documental Exit through the gift shop, dirigido por él mismo, en el que es entrevistado.
En otra sala, videos proyectados en 360 grados, con música de trip-hop, repasan su historia, desde sus comienzos en Bristol a principios de los noventa cuando, perseguido por la policía y para ganar tiempo, optó por las plantillas, hasta volverse el "blanco de un movimiento millonario para comprar arte". Algunas de las hazañas que integran el repaso son el Festival Cans -cuando convocó a 39 colegas para pintar un túnel abandonado en Londres-; la apertura de Barely legal, primera exposición, en Los Angeles (2006); el momento en que ingresó a Disney una figura disfrazada de un prisionero de Guantánamo; la creación de Dismaland, "parque temático no apto para niños"; los murales que pintó en Cisjordania en 2005, en el muro que separa a Israel y Palestina, y la creación de un hotel de arte en las afueras de Belén. También la venta de "Niña con globo", en 2018, por 860 mil euros, obra semi-destruida al instante por una trituradora.
Los originales se distribuyen en varias salas divididas por ejes temáticos bien claros y sin cronología. Se puede conocer en profundidad la historia de cada pieza a través de una audioguía a la que se accede por una aplicación: resulta fundamental, porque en el caso de Banksy, el contexto que rodea a la obra, así como también su derrotero, es tan importante como la obra en sí. En la sala dedicada al consumo, una de sus grandes obsesiones, se ven, en un marco dorado y también dentro de una valija, los billetes con la cara de Lady Di que arrojó a una multitud en 2004 durante la celebración del carnaval de Nothing Hill. En el mismo pabellón están "Idiotas", una burla del funcionamiento del mercado del arte; una virgen que alimenta a Jesús con un biberón con contenido tóxico; icónicos trabajos con códigos de barras y otros vinculados al medio ambiente, como sus colaboraciones con Greenpeace.
A lo largo de la muestra van apareciendo en formato pequeño algunas de sus creaciones más reconocidas, que fueron plasmadas originalmente en la calle. Una particularidad en relación con otras exposiciones es que, aún cuando no se trate de piezas únicas --Banksy puede hacer varias "tiradas" del mismo trabajo-- no dejan de tener, en cierto modo, su "aura". Es ir al encuentro de algo que puede resultar muy familiar pero que, al ser visto de otra manera, parece visto por primera vez. "Estas piezas de coleccionistas tienen certificado de autenticidad. Lo emite Pest Control, empresa creada por el mismo Banksy y amigos y socios, que tiene un sistema de certificación", cuenta a Página/12 Francisco González, a cargo del montaje. "El coleccionista que compra la obra se queda con la mitad de un billete de Lady Di falso, de una libra, numerado. La otra mitad se la quedan ellos. Son todas obras certificadas, es el gran diferenciador en comparación con otras muestras que dan vueltas", añade.
A la "Niña con globo", creada en 2002 como un mural bajo el puente de Waterloo, obra de arte favorita del Reino Unido de acuerdo a una encuesta, le han dedicado una sala entera. En la que trata sobre la "protesta" se puede ver el "El amor está en el aire", conocida también como "El lanzador de flores", imagen creada por Banksy en su primer viaje a Palestina. Hay otra versión, más grande, más adelante en la exposición, con marco dorado y dividida en partes. En el segmento dedicado a la "guerra" sobresale "Napalm", el dibujo inspirado en las fotografías de Nick Ut que muestra a la niña Kim Phuc tomada de las manos de Ronald Mc Donald y Mickey Mouse.
"Si eres sucio, insignificante y nadie te ama, entonces las ratas son el modelo definitivo a seguir", expresó Banksy. La frase puede leerse en una de las paredes dedicadas a sus serigrafías de ratas, infaltables en el recorrido. Toda la muestra está habitada por sus citas, que se hermanan a la perfección con su obra por su simpleza y contundencia. En el espacio sobre la "política" aparece su otro animal predilecto, en "Parlamento de monos", vinculada a un escándalo nacional por la distorsión de gastos del órgano legislativo; su salto de la galería al museo.
La muestra, oscura y con el trip-hop siempre de fondo, con producción de Daniel Grinbank y curada por Alexander Nachkebiya, se despliega en una decena de salas; es un océano de imágenes entre la crítica y el humor en que se mezclan un Lenin con patines con el logo de Nike, una reina lesbiana teniendo sexo, un Steve Jobs como refugiado sirio, policías que consumen cocaína, los personajes de Pulp Fiction con bananas que reemplazan a las pistolas, y un largo etcétera.
En una sala hay fotos del hotel, y en reposeras y bancos intervenidos el público puede ver un breve video sobre Dismaland, lúgubre parque de diversiones que creó en Bristol como reacción a Disney. Quizá sea por acumulación que la obra del británico no pierde su efecto aún por fuera de ese contexto ideal para albergarla que es la calle: todos estos mensajes juntos, todos tan simples y contundentes, arman un sentido en el que su propia potencia no se diluye. Habiendo sido creados muchos de ellos a propósito de un suceso en particular, funcionan más allá de él, irradian a lo universal. En todos estos años, queda claro en la muestra, Banksy contó en imágenes percepciones sobre los grandes temas: guerra, desigualdad, animales, globalización, medio ambiente, consumismo, política, poder, amor. Y en varios momentos, queda claro también, se adelantó. Como paradoja --otra-- la salida de la muestra es hacia la tienda de merchandising: "Exit through the gift shop", señala la leyenda que hacía allí envía.