Con la necesidad de brindarle un homenaje a su madre, doña Santusa Domínguez, el dirigente kolla Milagro "Pachacutec" Domínguez lanzó la preventa su libro "Los cuentos kollas de Santusa". Se trata de un compilado de relatos que buscan revindicar y difundir la cosmovisión y cultura del Pueblo Kolla, presente en la provincia de Salta. 

Previo a su presentación, Salta/12 dialogó con su autor, quien aún mantiene los temores por presentar su primera obra, pues afirma que la gran mayoría de los saberes andinos, han sido transmitidos a través de la oralidad y no por la escritura. Por lo que, el desafío de poner los cuentos en papel se presenta también como una resistencia al olvido. 

Milagro nació en el pueblo de Cuesta Azul, una de las comunidades que pertenecen al municipio de Nazareno, departamento de Santa Victoria. Al mismo tiempo, el pueblo forma parte la Asociación de las Comunidades Aborígenes de Nazareno (OCAN), donde precisamente Domínguez fue coordinador. 

Eso le posibilitó el contacto entre comunidades de la puna salteña, lo que le permitió compartir permanentemente entre las personas, y así, tener a dichos encuentros como una de las fuentes principales de sus relatos. "Siempre surgió algún tema de conversación en los viajes, o sucedía que alguien quería contar algo", relató. Esos recorridos fueron por los pueblos de Iruya, Nazareno, Los Toldos y una parte de Orán,  municipios que forman parte del territorio del Pueblo Kolla, o lo que hoy se conoce como territorio Qullamarka.

Sin embargo, la fuente prima fue su mamá, doña Santusa, quien le narraba de chico diversas historias que estaban estrechamente ligadas a la cosmovisión kolla. "Fui completando algunos de esos relatos que los tenía incompletos", confesó Domínguez. 

A modo de ejemplo, contó sobre el Catorcino, un super héroe andino que se caracterizaba por comer catorce platos de comida. "Pensé que era algo que mi mamá había inventado como algo educativo o para animarme a comer porque era un niño bastante flaco que no quería alimentarse", recordó Milagro. "Me contó eso y tuve ganas de comer más porque quería ser como el Catorcino", expresó. 

Milagro

Siendo adulto empezó a indagar sobre el super héroe andino, pero no encontraba referencias hasta que se topó con don Luis Tolaba, anciano de la comunidad de Monoabra, quién sí sabía del Catorcino y le compartió un relato que tenía grandes coincidencias con lo que le había contado su madre. "Me dí cuenta que era algo de años anteriores que estaban en la memoria, pero que por alguna razón se dejaron de compartir", expresó. 

Fue entonces que le pareció bueno "compartir, recopilar y ver las sabidurías que compartían nuestros ancestros". Esta obra prima, que fue escrita a lo largo de casi diez años, cuenta con al menos 17 cuentos, entre los que se destacan "La pelea del toro y el tigre", "La Abuela del Monte", "La Señora Coquena"; y "Casimiro y la fiesta de todos los Santos". 

Al menos hace dos años los cuentos ya estaban escritos y corregidos, pero llegó la pandemia y cualquier proyecto de edición quedó frenado. Si bien ese fue uno de los impedimentos, Milagro también confesó que estaban presentes las inseguridades propias. "Para mí, que soy parte de una cultura oral, donde las enseñanzas fueron transmitidas así, sentía que no sabía contar eso de manera escrita", afirmó. 

Por eso, el dirigente kolla, afirmó que verlo plasmado en páginas es "revindicar la cultura y cosmovisión kolla". "Hay relatos que muestran cómo piensan las comunidades y porqué hacen lo que hacen", insistió. 

Además de manifestarse como un aporte literario para "fortalecer la identidad y la cultura" y así, mancomunar fuerzas para la gestión y la lucha por la regularización territorial. El libro salió ayer a la preventa y podrá reservarse hasta el 11 de septiembre al siguiente número: 3875 32-3251. 

La valentía tiene rostro de mujer

En la introducción de su libro, Milagro reitera que su libro es un homenaje a doña Santusa Domínguez, fallecida hace once años. Ella llevaba ese nombre porque nació en "uno de los días de lo que hoy se conoce como fiesta de todos los santos". Aún así, también manifestó que dicho homenaje se hace extensivo para todas las mujeres que habitan el Pueblo Kolla. 

Esa motivación se dio porque considera que ellas han sido valientes a lo largo de sus vidas, más por "esa especial actitud en cuanto a la tarea de compartir y transmitir saberes y prácticas culturales; sobre todo con hijos y nietos". Una de las acciones más recientes que recuerda Milagro, es aquella donde las mujeres tuvieron que "defender el territorio de ocupación ancestral de las comunidades kollas de Nazareno" ante el propio Gobierno de Salta, que tenía como gobernador a Juan Manuel Urtubey. 

Fue el 8 de agosto de 2010, cuando se quería inaugurar un emprendimiento turístico que se había ideado en 2007, cuando el gobierno de Juan Carlos Romero obtuvo el financiamiento a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la construcción de dos hosterías de alta montaña. Las mujeres de Nazareno se opusieron, después que no se respetara un preacuerdo de que la Hostería sería manejada por los propios lugareños, quienes serían capacitados para tal fin. Para colmo, las comunidades encontraron indicios de que el espacio no sería manejado ni siquiera por el gobierno provincial, sino por una empresa privada.

Ese ímpetu y decisión fue algo que también se replicó en su propia familia. Por ejemplo, con su abuela paterna doña Carmen Lamas, que entre 1940 y 1950, enseñaba el quechua cuando estaba prohibido o mal visto. Se decía que esa lengua era de los bolivianos y en Argentina, se debía hablar castellano. "Sin embargo, ella fue compartiendo, casi a las escondidas, su saber del runasimi con su pequeño hijo Ceferino, mi padre", contó. 

Mucho tiempo después, don Ceferino, casi con 70 años reconoció que tenía bastante conocimiento de esa lengua, pero que no la había practicado y hablado casi nunca, ni siendo un niño, ni un adolescente. La situación de doña Lamas se dio en contraposición a su esposo, don Florentino Domínguez, quien "aparentemente tenía conocimientos y saberes de la lengua aymara, sin embargo, nunca se lo compartió a sus hijos", relató en la introducción del libro. 

Esta situación Milagro la comprende como una estrategia de supervivencia que se dio de parte de los pueblos indígenas, ya que era conveniente "callar o en todo caso no mostrar la lengua, las prácticas, la cultura o incluso algunos cultivos, para no parecer indio o boliviano". Ya que, para 1900, "no convenía ser considerado o ser indio, pues según algunos manuales que el sistema educativo disponía para la educación en esos tiempos, los indios eran considerados parte de la fauna silvestre. A razón de ello, mi abuelo, seguramente como muchos otros, callaba o escondía cuestiones relacionadas a la cultura kolla quechua aymara andina", relató. 

Por esa razón, destaca la labor de su madre, quien durante toda su infancia le contó relatos profundamente vinculados a la cultura andina. Precisamente el cuento "Hatum Hampatu", se lo contó cuando él debía colaborar con la búsqueda leña para cocinar los alimentos. "Ahí me dijo que cuando estuviera cortando leña, tuviera cuidado de no romper las raíces de los arbustos para que pudieran rebrotar. Tal vez con intención de que yo no olvidara ese consejo, me lo contó en aquella oportunidad", expresó.

Milagro confesó que está emprendiendo este camino de la escritura con la intención de "mejorar en mi ser andino u originario", teniendo como lema principal, el dicho andino que dice: “Mujer, semilla y Pachamama son lo mismo”. "He empezado a sentir y pensar que las mujeres al igual que la semilla y la sagrada Pachamama son deidades", precisó. 

Con todo ese objetivo, el dirigente kolla, y ahora escritor, afirmó que “Los cuentos Kollas de Santusa", son relatos que contienen elementos propios de la espiritualidad, cosmovisión y cultura de las comunidades Kollas que desde siempre estuvieron presentes; y hoy, se replican en departamentos de Santa Victoria, Iruya, y parte del departamento de Orán.