Si bien nació y creció en un país cálido, la gran actriz brasileña Sonia Braga tiene una envidiable frescura en su manera de hablar. Una cualidad imprescindible para una artista de su talla. Y ayer Braga demostró una vez más que la expresión es lo suyo, ya se trate de una interpretación para el cine o de una entrevista como la que brindó durante dos horas en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Braga respondió no solamente las preguntas de la periodista Any Ventura sino también las del público que colmó el auditorio de la UMET para escuchar el relato de buena parte de su vida profesional, los hombres con los que trabajó, como así también su mirada política sobre el Brasil y otras más vinculadas con su manera de vivir la vida y de entender las relaciones afectivas. La entrevista pública a Sonia Braga formó parte de las actividades especiales que se están desarrollando en el marco del Primer Festival Internacional de Cine de los Países del Sur del mundo (Ficsur), organizado por el Grupo Octubre.
La encargada de presentar a Braga ante el público fue la directora general del Ficsur, Paula de Luque, luego de la exhibición de un video que recorría parte de las actuaciones más relevantes de la actriz. Al finalizar la proyección, Ventura abordó, en su primera pregunta, el tema de su película más emblemática: Doña Flor y sus dos maridos. La periodista le señaló que ese film marcó un momento muy importante tanto para los hombres como para las mujeres. En este último caso, Ventura resaltó que las mujeres deben haber fantaseado alguna vez “con tener dos maridos: uno más formal y otro más pirata”. Braga reconoció que en eso hay algo “muy lindo” que viene de Jorge Amado, autor de la novela en la que se basó el film. “Uno y el otro se pueden poner en el lugar del sentimiento de la mujer”. También destacó el tema de “libertad sexual, la libertad de una mujer de tener el sueño y la fantasía que quiere”. Braga contó que lo de la fantasía funciona muy bien en la novela de Amado. “Pero para mí, uno por vez, porque un hombre es mucho. Aprovechamos bien uno y después cambiamos. Uno, después otro, después otro... Y ahora, nada”, dijo jocosamente y fue esa la primera de una larga serie de intervenciones en que le echó un guiño al auditorio con su buen humor a flor de piel.
Ventura estudió la historia de Braga y le preguntó sobre su vida desde pequeña. En ese sentido, la actriz repasó su infancia en San Pablo, la muerte de su padre cuando tenía ocho años, la vida difícil para su madre, con siete hijos, el negocio familiar en una panadería y la dificultad de una sociedad que no entendía a su hermano gay. “Pasó algo: era muy lindo, artísticamente era una persona increíble y, entonces, empezó a hacer contactos con los artistas brasileños de teatro, con el mundo de la moda y luego empezó a hacer televisión”, repasó Braga. Luego, dijo que en el canal necesitaban una chica “para vestirse de princesa” y su hermano la recomendó. “Me llamaron, yo fui y así empezó todo. Después, una cosa y otra y otra. Pero jamás lo pensé: empezaron a suceder las cosas. Si no fuera por mi hermano, ¿quién sabe?”, se preguntó Braga.
Su madre era una costurera “fantástica”. Ventura le recordó que le hizo varios vestidos. “Patricio Bisso era el vestuarista de El beso de la mujer araña, pero mi madre hizo casi todo el resto de los vestidos”, confesó Braga. Y El beso... fue el segundo título que sonó en la entrevista y es también uno de los más importantes en su carrera, ya que fue la llave para entrar al mundo de Hollywood. Hubo varios hombres en su vida profesional y Ventura quiso saber cómo fue trabajar con Marcello Mastroianni. “Jamás fui de pensar que un actor es una persona especial. Nunca me pasó de tener distancia por admiración con los actores. No pasó eso con Marcello”, comentó Braga. Y recordó cómo era con Fellini, con Sophia Loren y con toda la gente: “Muy divertido, porque era una persona que tenía historias para contar pero desde un punto de vista más relajado”.
Sonia Braga también trabajó con Clint Eastwood, quien la dirigió en El principiante. “Es divino. Como director es inteligentísimo y es súper sensible. También en el set es muy democrático. Hace años que trabaja con el mismo equipo. Jamás sale del set. Y también cuenta historias divinas”, precisó la actriz. Entre risas, se refirió a su trabajo con Robert Redford en Un lugar llamado Milagro. Pero también hubo tiempo para hablar de la relación sentimental que tuvo con el actor y director estadounidense. “Me pareció un hombre muy interesante y seductor. Fue muy lindo porque me enseñó muchas cosas. Por ejemplo, yo no sabía cómo caminar por la montaña. A él le gusta mucho la naturaleza”.
Ventura le preguntó si los directores con los que trabajó dejaron una huella en ella. “Bueno, entonces vamos a hablar de Kleber Mendonça Filho”, apuró la actriz en relación al director de Aquarius. “Pasamos cincuenta años de mi vida de repente”, agregó. “Hacía veinte años que no trabajaba en Brasil”, recordó y contó el problema que tuvo por derechos de imagen con un canal de televisión de su país. Ventura quiso saber si por esa situación estaba enojada con Brasil. “¿Con Brasil? Jamás. Mira, es el pueblo más increíble del mundo. Es un país increíble, pero el gobierno de ahora...”. El público no le dejó terminar la crítica por el aplauso unánime que sonó en el todo el auditorio. Pero Braga siguió: “No es que no hay libertad de prensa, pero hay tanto control... Por suerte tenemos la Internet, nos comunicamos, nos informamos. La prensa internacional ayuda mucho”, señaló Braga. “¿Es posible que cuando terminemos esta entrevista no esté más ese hombre?”, le preguntó irónicamente Braga a Ventura en relación al presidente golpista de Brasil, Michel Temer. La periodista le consultó si su corazón político “está con Lula o con Dilma”. Y Braga se ganó otro aplauso ensordecedor al decir: “Mi corazón está con el pueblo brasileño”. También manifestó su deseo: “Espero también que toda la corrupción se acabe un día porque no es posible, ¿cómo puede eso suceder? Estamos en el siglo XXI”, completó. Luego, la magia hizo que una mujer del público contara que vivió en el edificio que le da título a Aquarius. Ese que Clara, el personaje que Braga encarna en la ficción, no quiere dejar.