Vélez es el único de los trece equipos argentinos que este año participaron de las copas continentales que pudo llegar hasta las semifinales. Supuestamente, había otros más poderosos que se habían preparado para estar ahí. Pero nadie pudo, sólo Vélez. Que a partir desde las 21.30 y en su estadio José Amalfitani de Liniers, enfrentará a Flamengo de Río de Janeiro por la primera semifinal de la Copa Libertadores de América. El partido será dirigido por el colombiano Wilmer Roldán y televisado por Fox Sports.
Los brasileños han formado un plantel de estrellas a partir de un poderío económico muy superior al de la media de los equipos sudamericanos. Pero los partidos hay que jugarlos. Nadie nunca ganó o perdió en las vísperas. Y en las llaves anteriores de octavos y cuartos de final, Vélez pudo construir una localía fuerte que le permitió ganarles a River (1 a 0) y a Talleres de Córdoba (3 a 2) y definir las clasificaciones con autoridad y aguante en condición de visitante.
La ausencia del juvenil mediocampista Máximo Perrone, que se repone de un neumotorax, le quitará a Vélez algo del brío y la intensidad con la que encara los partidos en la media cancha. El equipo que armó el técnico uruguayo Alexander Medina es una mezcla interesante de jugadores con rodaje y juveniles que ha dado la talla en este tipo de compromisos y ha entregado en la Copa su mejor versión. En el plano local, Vélez viene muy mal: lleva doce fechas sin ganar (ocho empates y cuatro derrotas), está penúltimo con doce puntos y en la tabla anual se ubica en el puesto 26 de 28 equipos con apenas cinco victorias en treinta partidos.
En lo que va de esta edición de la Copa, Flamengo ganó nueve de los diez partidos que jugó (sólo igualó 2 a 2 con Talleres en Córdoba) y en octavos de final, eliminó a Deportes Tolima de Colombia por un global de 8-1 y después dejó en el camino a Corinthians al que le ganó 2 a 1 en San Pablo y 1 a 0 en el Maracaná. También es protagonista del campeonato brasileño en el que se ubica como escolta de Palmeiras a siete puntos y dio un paso gigante hacia la final de la Copa de Brasil tras derrotar a San Pablo por 3-1 en la ida.
A este equipo que parece poco menos que imparable, Vélez deberá ganarle o al menos empatar (en lo posible con el arco en blanco) para ir a jugarse el pase a la final la próxima semana al Maracaná de Río de Janeiro. Es dificil pero no imposible. Llegó adonde todos querían llegar pero nadie pudo. Y por eso, se lo debe mirar con respeto.