PáginaI12 En Chile
Desde Santiago
Desde que en Chile el acto de sufragar es voluntario –a partir del 2012–, la cantidad de votantes, en las diferentes elecciones, ha ido en picada. Si a eso se suma que la Selección de Fútbol jugaba ayer la final de la Copa Confederaciones, los pronósticos de asistentes a las urnas eran más bien sombríos. Sin embargo, sorpresivamente, la gente logró motivarse y acudió en masa para participar de las primarias presidenciales para definir al candidato de la derecha para las elecciones de noviembre entre Sebastián Piñera, Felipe Kast y Manuel José Ossandón (aglutinados en el pacto Chile Vamos) y el Frente Amplio (FA), la nueva fuerza política que ha emergido más a la izquierda del mapa político, representados por la periodista Beatriz Sánchez (Revolución Democrática-Movimiento Autonomista) y el sociólogo Alberto Mayol.
Al cierre de esta edición y con más de un 90 por ciento de las mesas escrutadas, el multimillonario inversionista y ex presidente de Chile, Sebastián Piñera, se imponía a sus contendientes con casi el 52 por ciento de las preferencias, mientras que por el FA, Sánchez, ganaba su derecho a estar en la papeleta que definirá al próximo presidente de Chile (68 por ciento). La tendencia era tan potente que los derrotados reconocían ya a eso de las 19 horas local (20 de la Argentina) el triunfo de ambos.
Piñera es un viejo conocido en estas lides. Ya ocupó el principal sillón de La Moneda entre 2010 y 2014, dejando el gobierno con un 45 por ciento de apoyo ciudadano, muy poco como para tener asegurada la vuelta, pero que la mala gestión, problemas de imagen relacionados con tráfico de influencias y, principalmente, el continuo y transversal torpedeo a las reformas capitales que ha llevado adelante Michelle Bachelet (tributaria, laboral y educacional, entre otras), lo catapultaron como el candidato natural de la derecha y para sus partidos tradicionales la UDI y RN. Incluso para algunos adherentes del fallecido dictador Augusto Pinochet, que lo vitorearon el día que hizo pública sus intenciones.
Desde ese día, las acusaciones de corrupción que han caído sobre ex miembros de su gobierno y su calidad de imputado en el marco del caso Exalmar, donde se indaga el negocio que hizo el family office del ex presidente, Bancard, en la pesquera peruana mientras se desarrollaba en La Haya el juicio entre Chile y Perú, parecieran no dañar su imagen pública, al menos en lo que dicen las encuestas. Cabe consignar, en todo caso, que Piñera genera fuertes rechazos en la vereda de enfrente, hecho que quedó registrado ayer cuando a la hora de votar, un vocal de mesa negó darle la mano como saludo. Ahora, el inversionista deberá hacer gestos a Ossandón y Kast, sus dos rivales en la primarias, para curar las heridas que quedaron en una tensa campaña que incluyó fuertes acusaciones y denuncias. Guiños a los cuales Piñera es bastante reacio, pero que deberá abordar para reordenar a la oposición.
Por el otro lado, el Frente Amplio que irrumpió con fuerza apenas hace unos meses en el teatro de operaciones político de Chile, pero que comenzó a gestionarse a partir de las movilizaciones universitarias de 2011 y cuyos principales rostros son los ahora diputados Giorgio Jackson y Gabriel Boric, convocando a distintos partidos y agrupaciones de izquierda, inspirados en el Frente Amplio de Uruguay. Ambos levantaron la opción de Sánchez, una periodista que logró alta notoriedad pública con sus reportajes ciudadanos, enfocados en denunciar los abusos del sistema y que ha declarado abiertamente ser la primera candidata a La Moneda feminista. “Agradecemos a quienes hoy creen en este proyecto”, fueron las primeras palabras de Beatriz Sánchez conocidos los primeros resultados. De esa camada de líderes es parte la también diputada Camila Vallejo, recordada dirigente estudiantil que, sin embargo, pertenece al Partido Comunista que se ha plegado a la Nueva Mayoría y cuyo abanderado es el periodista Alejandro Guillier.
La Nueva Mayoría (NM, ex Concertación), el otro bloque de relevancia en el abanico político, no tendrá primarias y sus candidatos, el senador del partido Radical y autodenominado “independiente”, Alejandro Guillier, y la demócrata cristiana (DC), Carolina Goic, apenas tendrán algunos debates públicos antes de los comicios presidenciales. Este escenario, supone una gran ventaja para la oposición, toda vez que además de la exposición mediática que obtendrá Piñera con este eventual nuevo triunfo, los votos de la centro izquierda se dividirán, además de Guillier, Goic y Sánchez, con los adherentes de Marco Enrique-Ominami (MEO), el líder del Progresismo, denominado el niño terrible de la política chilena, pero que no ha logrado repuntar en los sondeos debido, también, a denuncias de corrupción en su última aventura presidencial donde bajó a la mitad el porcentaje de adhesión. “Hoy día desgraciadamente no pudimos ir a las primarias, para nosotros es una pena porque son un mecanismo de participación ciudadana. La designación de los candidatos no lo vamos a hacer por la cúpula de los partidos, sino que buscamos otro camino que es la recolección de firmas. Creo que si lo logramos, eso va a ser una muy buena noticia para nosotros y a ahí vamos a tener que ir a conquistar el voto popular”, dijo Guillier, reconociendo el error de no haber participado en este proceso.
En otro de los hechos relevantes de la jornada, estas primarias significaron ser las primeras elecciones en que los chilenos residentes en el exterior pudieron ejercer su derecho a voto en el extranjero, gracias a una ley aprobada por Bachelet. Un total de 21.270 chilenos residentes en el exterior, se inscribieron antes del 3 de mayo para votar en estas primarias en 55 países. Esto equivale al 6,3% de los potenciales votantes y a un 2,5% de los chilenos que viven fuera de Chile (más de 850 mil) y que mantuvieron la tendencia observada en Chile y que en noviembre serán votos muy importantes si es que la carrera presidencial es estrecha como se vaticina.