La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Maestría de Derechos Humanos de la Universidad Naconal de Salta organizaron un conversatorio sobre negacionismo, en el que se propuso reflexionar sobre cómo abordarlo y qué aspectos se deben tener en cuenta durante su tratamiento. Además, se pudo presentar el primer cuaderno de una serie de Repertorios, que está llevando adelante la Secretaría que dirige Horacio Pietragalla, y que tiene al negacionismo como tema de apertura.
En representación del organismo nacional estuvo su jefe de gabinete, Nicolás Rapetti, quién afirmó que, tanto el conversatorio como los cuadernillos, fueron impulsados para profundizar en temas que se plantean actualmente, como la violencia institucional y los delitos de lesa humanidad. Aunque la temática sobre el negacionismo se dio por una primera preocupación que surgió desde el cambio de gobierno nacional.
Rapetti sostuvo que se encontraron con "ciertas expresiones en el ámbito público que antes se escuchaban pero no en los estratos más altos de la política". Esos pronunciamientos se iniciaron y se mantuvieron con más soltura durante el período de gobierno de Mauricio Macri, incluso el mismo presidente banalizó el número que refiere a los 30 mil desaparecidos y desaparecidas de la última dictadura cívico-militar.
"Creemos que el pico máximo tiene que ver con los pronunciamientos negacionistas y lo alcanzamos en el gobierno de Cambiemos", sostuvo el funcionario nacional, sin dejar de lado que en la actualidad existen casos como el diputado de derecha Javier Milei, quien "representa esas voces que relativizan y niegan lo que sucedió en la última dictadura militar". En ese sentido, dijo que se tenía que abordar "con urgencia" un trabajo al respecto.
Rapetti señaló que las "opiniones negacionistas no son nuevas" pues desde el primer momento de la dictadura "siempre hubo sectores que banalizaron lo que sucedió". Aunque la diferencia que percibe hoy es que ese discurso es emitido por personas que mantienen una responsabilidad política. Por lo que destacó la movilización popular con la consigna "No al 2x1", tras la decisión judicial que buscaba reducir la condena a responsables directos del último del plan sistemático de eliminación de personas llevado a cabo durante la última dictadura cívico militar.
En ese contexto se impulsó el tema de este primer cuaderno, que pretende indagar sobre qué es y cómo se puede hacer frente al negacionismo. "Es una discusión interesante", sostuvo, Rapetti, subrayando que en la actualidad "no hay un consenso sobre qué hacer con las prácticas y opiniones" al respecto.
En ese sentido, desde la Secretaría de DDHH se está impulsando el debate sobre una ley que sancione a representantes de los distintos poderes del Estado, sea nacional, provincial o municipal, cuando emitan opiniones que relativicen lo que sucedió en el período de dictadura.
Además de plantear estrategias que promuevan los derechos humanos, como la creación y visita permanente a los espacios de la memoria, o la preservación de los archivos presentes en las distintas jurisdicciones. En el caso de Salta, la Mesa de Derechos Humanos denunció a fines de noviembre del año pasado, el abandono del Archivo Provincial de la Memoria.
Por su parte, el director de la Maestría de Derechos Humanos de la UNSa, Rodrigo Sola, aseguró que cree pertinente dialogar sobre el negacionismo, ya que "es un tema vigente" y "nos parece importante federalizar su discusión para poder participar". Consideró que en la provincia de Salta, las prácticas y discursos en torno al negacionismo "están vigentes y potenciados", pues se tiende a falsear la historia, "tratando de invertir responsabilidades".
A modo de ejemplo, nombró lo que sucedió recientemente con el Colegio de Abogados de Salta, que publicó condolencias por el fallecimiento del ex juez federal Ricardo Lona, quien se desempeñó en la magistratura durante la última dictadura cívico militar y ha sido condenado por delitos de lesa humanidad. Ante el rechazo de distintos sectores, el Colegio se retractó, asegurando que se trató de un error de la Administración.
Por ello, Sola afirmó que debe existir un mayor involucramiento de parte de la sociedad, ya que "es importante defender una perspectiva de memoria y derechos humanos". Sobre todo cuando "muchas prácticas de la dictadura están vigentes y persisten", indicó. Sin ir más lejos, la semana pasada se conoció que vandalizaron la tumba de Ana María Villareal, la salteña asesinada en la Masacre de Trelew.
Profundizar en la historia negacionista
Durante el conversatorio también integró el panel la periodista y comunicadora Elena Corvalán, quien planteó la necesidad de hablar sobre "las raíces profundas del negacionismo", y que no involucran solamente los hechos del último período de la dictadura en Argentina, sino que compreden otros sucesos de la historia del estado argentino, como las matanzas de obreros.
Por eso, consideró que si no se revisa la historia argentina no se podrá problematizar sobre el "negacionismo de los crímenes cometidos contra los pueblos indígenas". "Es tal, que ni siquiera se ve", afirmó. En una comparación que hizo con el machismo, dijo que los hechos contra los pueblos ancestrales están "tan instalados" que no se ven y así se continúan cometiendo.
Afirmó que su continuidad "corresponde a una práctica genocida". "Somos contemporáneos y contemporáneas a lo que está sucediendo y casi no hablamos de ello", sostuvo. Sobre todo, desde las propias concepciones que promueven los estados, puntualizando que en el caso de Salta donde sostiene que la política pública es siempre tratar las cuestiones indígenas con una política de asistencia.
Contó que en reuniones que mantuvo con mujeres de distintos pueblos indígenas, se encontró con reiterados relatos de abusos que sufrieron, tanto ellas como sus generaciones anteriores. Y tras escuchar las narraciones, la periodista, que cubre los juicios por los delitos de lesa humanidad en la provincia, contó que estos relatos le "hicieron recordar a las conversaciones de los detenidos en la dictadura", por la reiterada violación a los derechos humanos.
Insistió en que es preciso hablar sobre el negacionismo que se dio en hechos históricos que sucedieron en el país, partiendo de la mal denominada Campaña del Desierto, hasta la Masacre de Napalpí (en el Chaco).
Después de 98 años, esta Masacre logró a fines de mayo una condena al Estado nacional por organizar y ejecutar la matanza del 19 de julio de 1924, cuando entre 400 y 500 personas pertenecientes a pueblos originarios del Chaco fueron asesinadas y despedazadas por militares, policías y civiles a las órdenes del entonces gobernador –y también productor algodonero y político radical– Fernando Centeno.
También la antropóloga e integrante de la Mesa de Derechos Humanos de Salta, por Familiares de Detenidos-Desaparecidos por Razones Políticas y Gremiales, Blanca "Nenina" Lezcano, dijo que reflexionar en torno al terrorismo de Estado obliga pensar en un contexto más amplio al último golpe militar. "Debemos pensarlo antes y después del golpe", precisó.
Aseguró que contemplar el período previo posibilita entender cómo se gestó la organización y la rebelión popular que impulsaron las luchas sociales y la decisión de terminar con la "subversión". Por eso, sostuvo que es preciso hablar también de los períodos dictatoriales de Juan Carlos Onganía (1966-1970), Roberto Marcelo Levingston (1970-1971) y Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973).
"Durante esa etapa del 66, donde se intervienen las universidades, los estudiantes salen a las calles y se juntan con los sectores obreros", recordó, indicando que "es ahí cuando se forma las organizaciones de base", como las obreras y campesinas.
En el caso preciso de Salta, recordó lo que sucedió con Miguel Ragone, que asumió la gobernación de la provincia en 1973, fue intervenido en 1974, y luego fue secuestrado y desaparecido mientras ejercía su profesión de médico, el 11 de marzo de 1976. Lezcano memoró que tras la caída del gobierno de Ragone "muchas personas de su círculo empiezan a desaparecer".
La ex presa política y actual senadora nacional por el Frente de Todos, Nora Giménez, afirmó por su parte que es necesario hablar de una "historia de genocidios", aunque añadió que "ninguno tuvo la magnitud del último golpe de Estado", ya que no sólo involucró la cantidad de desaparecidos, el robo sistemático de bebes o los incontables exilios, sino que, además, "logró una reforma estructural en los distintos ámbitos", como el económico, el social, el educacional y el sanitario.
"Pero fundamentalmente se dio una profundización de lo que podemos encuadrar en una ideología minoritaria y dominante de la oligarquía y sus aliados", expresó. Agregó que, sin embargo, en paralelo también se consolidó la figura del peronismo como un movimiento nacional y popular. "Me parece interesante que podamos reconstruir los antecedentes históricos para saber por qué necesitamos un proyecto nacional y popular", precisó.
En ese sentido, dijo que se debe conceptualizar la dictadura para "pararnos mejor en la realidad" y para "valorar lo logrado en los últimos 40 años de democracia". A modo de ejemplo, nombró el logro de la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y que "la memoria, la verdad y la justicia, sean hoy una política de Estado".
"Me parece importante que podamos identificar los logros porque al mismo tiempo, tenemos que identificar lo que falta en materia de derechos humanos y lo que todavía no pudimos consolidar", sostuvo. También subrayó que la lucha por los derechos humanos sigue siendo una de las batallas más importantes que se dan en el país.