El juicio por el secuestro y homicidio cometido el 11 de febrero de 1977 en perjuicio del militante de la UCR Fidel Yazlle, en Coronel Juan Solá (o Morillo), pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo 6 de septiembre, día en que se espera la sentencia. El acusado es el exjefe policial a cargo de la Guardia del Monte, Andrés del Valle Soraire.
El defensor oficial federal Federico Petrina alegó ayer y solicitó la absolución lisa y llana del imputado al Tribunal Oral en lo Federal N° 1, integrado por los jueces Mario Marcelo Juárez Almaraz y Federico Díaz y la jueza Marta Liliana Snopek.
En subsidio, para el caso de que el Tribunal no coincida con la absolución lisa y llana, el defensor pidió que la absolución sea por la duda. También planteó la inconstitucionalidad a la prisión perpetua solicitada por el fiscal Carlos Amad y las querellas de la familia de la víctima, representada por el abogado Javier Sarmiento, y de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, representada por Gastón Casabella.
Además, el defensor recurrió a argumentos negacionistas para afirmar que el crimen de Yazlle no fue un delito de lesa humanidad.
“No voy a discutir que el señor Yazlle fue víctima de un homicidio”, “no cabe duda de que fue muerto por personas (…) Él sí fue víctima, lo mataron y lo arrojaron a las vías del tren”, reconoció Petrina. Sin embargo, negó que su asistido haya tenido participación en los hechos.
El defensor dijo que se acusa a Soraire de haber dado una orden pero no se precisó cuál fue. Cuestionó la acusación por “genérica e imprecisa”, que no describe “el hecho concreto” que habría cometido su asistido ni el policía que ya falleció, Fortunato Saravia.
En la sala, entre el público, un comentario por lo bajo, replicó los planteos del defensor señalando que, precisamente, no se pueden definir con precisión los hechos por el encubrimiento posterior del aparato represor.
El defensor de Soraire también dijo al inicio de su alegato que obviaría referirse a cuestiones políticas o ideológicas. Pero en cuanto al contexto en que la acusación fiscal ubicó los hechos, sostuvo que se indicó que hubo “plan sistemático que demanda la totalidad del aparato estatal, que se empleó la organización militar para cometer un sinnúmero de delitos, que los de alta jerarquía cometían crímenes sin depender del ejecutor, que no actuaban coaccionados ni engañados”. “Esto sigue siendo una descripción totalmente genérica”, afirmó Petrina.
También sostuvo que Soraire prestaba funciones como suboficial principal, en tercer grado en el destacamento de Río Piedras, cuestionando que fuera un efectivo de jerarquía. Sostuvo que “esto se cortó en la jefatura de la Unidad Regional 3 de Orán, y no se llegó a la jefatura de policía, ni al jefe de Regimiento 5 de Caballería, que tenía el control operacional de esa fuerza, es conocido por todos, no lo voy a negar".
“El verdadero motivo que se esconde detrás de esto es la falta de pruebas, no se describe qué hizo cada una de las personas que han actuado en esta causa. Son todas suposiciones, hipótesis. Estamos suponiendo a partir de que el señor Yazlle subió de forma voluntaria o a la fuerza a esta famosa camioneta blanca, gris, azul. Nadie sabe exactamente qué es lo que pasó, y lo que es peor, no lo vamos a saber en este juicio. El fin que tenía la señora con toda esta lucha de saber que es lo que verdaderamente ocurrió con su esposo no lo va a poder saber", afirmó Petrina.
"Y yo lo lamento mucho, me hubiera encantado que se pudiera dilucidar qué es lo que realmente ha pasado con el señor Yazlle, cuál fue el motivo verdadero del homicidio y todo lo demás" porque "era considerado por todo el mundo una persona buena", siguió Petrina. Agregó que no se lo puede acusar a Soraire por “pertenecer a un grupo”.
"Dueños de la vida y de la muerte"
"Ellos eran dueños de la vida y de la muerte de cualquier persona", dijo a Salta/12 la viuda de Yazlle, Teresa Toledo. De este modo, se refirió a los policías de la dictadura que integraban el grupo de tareas Guardia del Monte.
Toledo ha esperado 45 años para llegar a esta instancia, con tanto tiempo algunos de lo señalados como implicados en el crimen han muerto, tal es el caso de los policías Fortunato Saravia y Mario Víctor Palermo, éste último estaba imputado junto a Soraire pero murió a los 87 años en julio pasado.
Acompañada por su hijo y dos hijas, Toledo esperaba conocer la sentencia este martes pero se pospuso porque uno de los jueces está de duelo ante la muerte de un familiar político.
Somos víctimas de la dictadura
"Somos víctimas de la dictadura", señaló Toledo. También su hija, Patricia Yazlle, cuestionó los argumentos del defensor de Soraire, dirigidos a afirmar que este no fue un crimen de lesa humanidad, "está intentando decir que hubo intenciones de gente del pueblo para hacer semejante aberración. Es imposible (...) Ellos (la defensa) mismos están afirmando que era un hombre muy querido en el pueblo", dijo a Salta/12.
"La forma en la que hicieron esto es solamente de militares donde estuvo involucrado esa persona (Soraire) que ahora se muestra como un pobrecito", expresó Yazlle.
Toledo vivía en la ciudad de Orán, con las hijas del matrimonio, mientras que su marido administraba un hospedaje y comedor en Coronel Juan Solá, a poco más de 192 kilómetros, en el Chaco salteño. Yazlle tenía una activa vida social, además de ser árbitro de básquet, militaba en la UCR junto al ex intendente Julio Buryaile, que había sido destituido por la intervención militar. Toledo vincula el asesinato de su esposo a esta militancia política, debido a las denuncias por corrupción que había realizado en contra del interventor municipal, Humberto Lazarte, y el comisario local, Zenón Ávila (f).
Respecto a las denuncias hechas por Yazlle, "si no se encuentran es porque pasando la dictadura han quemado toda la documentación que había tanto en la policía como en el Ejército (...) Está probado que han quemado toda la documentación en protesta de la gente del pueblo", dijo Toledo.
"Los jefes los mandaban a que ejecuten a las personas que se les enfrentaban a los militares. Los jefes policiales tanto de acá de Salta como del resto del país, los mandaban a criminalizar a la gente que se les oponía o querían sacarlos. Ellos eran los dominadores", añadió.
"Yo amaba a mi marido, era el padre de mis tres hijos. Nos hemos quedado sin el apoyo de las personas más importantes que forman una familia, de la persona principal que era mi marido, un hombre trabajador, bueno, querido en el pueblo", expresó Toledo. Recordó que ella era maestra, tuvo que seguir maternando sola, haciendo doble turno en el trabajo para criar a su hijo de 4 años y las hijas de 7 y 2 años en aquel momento.
Toledo dijo que la investigación del crimen que hizo el jefe de Zona, Palermo, fue "maliciosa, mentirosa". Cuestionó que el único que reconoció el cuerpo de su marido, fue el comisario Zenón Avila, "le avisa al jefe de Zona que Fidel Yazlle estaba muerto y triturado en la vía (...) En una mañana todo, ¿cómo podía acreditar?, se tenía que hacer un peritaje para saber que esa víctima era fulano de tal, pero él aseguró con toda certeza".
La mujer recordó que la Guardia del Monte cometió otras muertes, que era un "grupo represor utilizado por la Policía de la provincia de Salta, con la misma metodología, perseguir a las personas, hasta lograr liquidarlas, a algunos los han liquidado así, a la mayoría en forma clandestina". "Sobre todo a personas que eran escuchadas por el pueblo", añadió la hija de Yazlle.
"Todo el mundo desconocía qué es lo que estaba sucediendo en realidad, todas las muertes que hacían en forma clandestina, que secuestraban, victimizaban, enterraban. Hasta ahora hay gente desaparecida y no se sabe donde están. Una de esas personas elegidas por el pueblo ha sido el doctor Miguel Ragone", completó Toledo.