La Editorial Universitaria de Villa María (Eduvim) acaba de lanzar este año la colección Marula de poesía africana. Uno de los objetivos principales de esta colección es visibilizar una cartografía poética que todavía permanece oculta a nuestra mirada eurocéntrica y occidental. Un desafío creciente de una nueva sensibilidad que busca abrir las ventanas y oxigenar el ecosistema literario local.
Los dos primeros libros que nos ofrece Marula este año son Traído de la noche, del poeta malgache Jean-Joseph Rabéarivelo (Antananarivo, 1901-1937), y A mitad de camino, de la marfileña Véronique Tadjo (Abiyán/París, 1955).
En una urdimbre compleja, donde se entrelazan culturas, religiones y lenguas diversas; en un territorio asolado desde la Conferencia de Berlín en 1884 por las crueles dominaciones coloniales; en un continente que poco a poco logra independencias que a su vez, y en muchos casos, desembocan en crueles fracasos; en una diáspora africana que crece y crece, resulta complejo hablar de literatura africana, ya que solemos visualizar al continente como una totalidad. La poesía no escapa a todo este entramado histórico y social y en muchos casos da cuentas, con un lenguaje estético, de los procesos culturales y sociales. Tal es el caso, por ejemplo, de Rabéarivelo, el padre de la poesía malgache, que puede incorporar el simbolismo y surrealismo francés a la poesía de Madagascar y al mismo tiempo denunciar de manera sutil la opresión colonial: “El vidriero negro/ cuyas pupilas innumerables nadie ha visto/ y a cuya espalda nadie ha trepado todavía,/ ese esclavo adornado con perlas de abalorio/ que es robusto como Atlas/ y que lleva los siete cielos en la cabeza,/ pareciera que se lo llevará el río múltiple de las nubes,/ el río en el que ya se ha humedecido su vestido”.
Asimismo, Tadjo, escritora de amplio espectro, va desde la poesía a la novela pasando por la literatura infantil y el ensayo. Galardonada con el prestigioso Premio Literario del África Negra en 2005, posee una voz poética clara y contundente, alejada de los exotismos tan privilegiados por la mirada colonial: “La noche/nunca es tan oscura/ como las pesadillas/ Hay que despertar de los grandes temores/ y de los antiguos espantos… Amar/ como se va/ al mar”.
Hacia el futuro, la colección Marula tiene previstas al menos dos publicaciones por año. La rica diversidad del continente ofrece un panorama prometedor que va desde las lenguas adquiridas –el francés, el portugués y el inglés– hasta las lenguas originarias –el árabe, el amazigh o el afrikaans de origen germánico–.
Como el árbol que da nombre a la colección, el camino emprendido es el mismo de la semilla. Lejos del estrépito cultural, la poesía africana, lentamente, comienza a visibilizarse y a crecer. Bajo su sombra podemos comprender aquellas palabras del filósofo martiniqués Édouard Glissant: “Lo que yo digo es que la noción de ser y de ser absoluto está vinculada con la noción de identidad de ‘raíz única’ y de identidad exclusiva, y que si somos capaces de concebir una identidad rizoma, es decir, una raíz a la búsqueda de otras raíces, entonces lo que cobra relevancia no es tanto un presunto absoluto de cada raíz, sino el modo, la manera en que entra en contacto con otras raíces”. Ese camino rizomático es el que hoy emprende la colección Marula y lo hace a partir de dos voces fundamentales en la poesía africana.
*Director de la colección de poesía africana Marula, de la Editorial de la Universidad Nacional de Villa María (Eduvim).