El gobierno sorprendió al darle luz verde en medio de la campaña electoral a un nuevo aumento en el precio de los combustibles, que llegó a 7,2 por ciento en el caso de las naftas y 6 por ciento en gasoil. Las primeras críticas se hicieron oír a pocas horas del ajuste en los surtidores y no vinieron desde la oposición sino de parte de uno de los principales aliados de Mauricio Macri, el presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, quien advirtió que el nuevo aumento, en especial del gasoil, “representa 3.600 millones de pesos de costo adicional para el campo”. El empresario se quejó porque dijo que el precio del gasoil “bajó en todos los países que compiten con la Argentina en producción y exportación de alimentos”.
“Este aumento representa 3.600 millones de pesos de costo adicional para el campo, que consume 1/3 del total del gasoil que se consume en la Argentina”, señaló Echevehere en declaraciones radiales. El empresario planteó que “tenemos que ir tendiendo a que el precio local sea lo más parecido al precio internacional”.
Por su parte, el presidente de la Federación Expendedores de Combustibles, Raúl Castellano, señaló que “lo que influyó mas que todo en la suba” de los precios de las naftas y el gasoil vigente a partir de hoy “fue el tipo de cambio”. Castellano dijo que el aumento “estaba previsto” en los acuerdos programados para este año que contemplan una revisación trimestral, y admitió que “se esperaba menos” de porcentaje de incremento. Desde las 0 del domingo las naftas subieron un 7,2 por ciento, lo que se evidenciaba en las pizarras de las estaciones de la ciudad y el Gran Buenos Aires en valores de entre 19,97 y 22,47 por litro para los distintos tipos y dos pesos más en el interior del país.
“Se hizo un acuerdo entre el gobierno y las compañías petroleras para establecer cual iba a ser el mecanismo para los aumentos, y se estableció una suerte de fórmula polinómica. En realidad el número daba un poco menor pero estaba pendiente un ajuste para compensar de alguna manera el desfasaje que hubo el año pasado entre la inflación y el incremento del precio de los combustibles y eso es lo que llevó el porcentaje un poco más arriba”, justificó.
En ese contexto, explicó que “lo que influyó más que todo para la suba del precio fue el tipo de cambio, hubo un seis por ciento más o menos de incremento del dólar, y un par de puntos de compensación por la diferencia del precio del año pasado que estaba convenido ya entre el gobierno y las compañías”. Consultado sobre el impacto que tendrá el reajuste del valor de los combustibles en los precios finales de los productos en las góndolas, el directivo lo relativizó al asegurar que “el efecto no debería ser lineal”.