Desde Brasil siempre llegan noticias incómodas para Gustavo Arribas, el máximo responsable de la AFI. PáginaI12 entrevistó al diputado federal del PT Andrés Sanchez, ex presidente del club Corinthians, con quien el jefe de los espías mantuvo varios encuentros en San Pablo cuando vivía en esa ciudad. Lo curioso es que niega haber realizado operaciones comerciales con el ex intermediario de futbolistas. La oscura compra de Carlos Tévez a Boca en 2005 es una de ellas. El legislador brasileño ocupaba por entonces el cargo clave de director de fútbol. Su versión se contradice con lo que sostiene Alberto Dualib, un ex dirigente que presidía la institución paulista en aquel momento. Los dos son testigos que tienen diferentes miradas sobre los negocios turbios en que participó el funcionario del gobierno nacional cuando residía en Brasil y cuyas derivaciones judiciales y periodísticas continúan hasta el presente, Lava Jato incluido.
Sánchez está en problemas por delaciones de dos ejecutivos de la constructora Odebrecht que lo señalan por haber recibido dineros para su campaña electoral en 2014. El diputado lo niega. La empresa levantó el estadio Arena Corinthians para la Copa Mundial de ese año. Hoy sigue investigándose que el club recibió créditos fiscales por 420 millones de reales a cambio de que las obras de su cancha estuvieran finalizadas en término. Pero no fue así. El más popular de los clubes paulistas no pudo escapar al escándalo de la multinacional coimera que ya se llevó puesta a buena parte de la clase política brasileña.
Desde San Pablo, al diputado se lo escucha distendido. Primero insulta a los periodistas de su país. Enseguida aclara que bromea. Después empieza a responder sobre su relación con el actual jefe de la AFI: “Yo fui presidente del Corinthians cinco años y nunca negocié con Gustavo Arribas, él nunca hizo negocios con el club”, dice. Pero ante una segunda pregunta –si recordaba el papel que cumplió en la transferencia de Tévez– comenta: “El no fue parte de eso, el que sí intervino fue Kia (Joorabchian, un empresario británico-iraní). Yo nunca supe que eran socios, sí que eran amigos y el que negoció al jugador con Corinthians fue Kia, un gran amigo mío. Él representaba a Tévez, Mascherano y a todos. Si Arribas tuvo algo que ver con el pase fue desde Argentina. Yo no era amigo de él, nunca estuve en su casa”.
Aquella transferencia se concretó en 2005. Al club brasileño llegaron Tévez y también dos ex River: Javier Mascherano y el técnico Daniel Passarella. En el primer caso, los detalles de la operación con Boca se pierden en un túnel de sospechas de lavado de dinero. Dualib llegó a declarar en 2009 que Mauricio Macri, entonces presidente de Boca, “se llevó 2 millones de dólares y otros 3 millones fueron divididos por los empresarios”. El comentario del ex dirigente corinthiano fue citado por el periodista local Paulinho en su blog, después de entrevistarlo. Hoy está muy anciano pero lúcido, apartado del fútbol a sus 97 años.
Pese al tiempo transcurrido, Arribas no pudo zafar hasta ahora de quedar vinculado a negociaciones como ésa, que rozan la ilegalidad. Ni siquiera fue llevado a juicio. Residió varios años en San Pablo. Abrió empresas en esa ciudad que no declaró en la Argentina cuando llegó a la AFI. Por ejemplo, Haz Sport Agency y GAG Construcciones, que le valieron impugnaciones de la Iniciativa Ciudadana para el Control del Sistema de Inteligencia (Iccsi). Se mantuvo entre los intermediarios top de Brasil. Casi siempre conservó el perfil bajo.
Pasaron doce años de aquella transferencia de Tévez y todavía hay personas que la recuerdan con detalle. Que hablan de una inversión millonaria de la mafia rusa. La Justicia no se pronunció con sentencias de culpabilidad. Todos los imputados fueron sobreseídos, con Joorabchian a la cabeza. Dualib estaba entre ellos. La investigación que cerró el caso no encontró vinculación alguna entre el grupo MSI que gerenció el club y el lavado de dinero.
El diputado del PT intenta ahora dejar al margen de las sospechas al funcionario de Macri. Insiste en un punto: “Yo fui presidente del Corinthians y nunca me encontré con Gustavo Arribas cuando ocupaba ese cargo. En cuanto coincidimos aquí, cada vez que lo vi, le puedo decir que nunca tuve un problema, ni peleé por nada con él”.
Sánchez presidió al club entre 2007 y 2011. Aunque dice que no trataba a Arribas cuando estaba al frente del Corinthians, reconoce que se reunió varias veces con él. Periodistas brasileños como Juca Kfouri y Paulinho no le creen. Incluso afirman que la relación continúa en el presente. “Cuando vivía acá sí, pero cuando regresó a la Argentina nunca más hablé con él. La última vez habrá sido hace seis años”, cuenta el diputado del PT.
El jefe de la AFI y amigo del presidente Macri ya era millonario antes de radicarse en el exterior. Pero multiplicó esa fortuna en Brasil. Cuando los funcionarios del gobierno de Cambiemos presentaron sus declaraciones juradas, Arribas lideraba el ranking de bienes inmuebles y liquidez. Su patrimonio ascendía a 94.448.820,60 pesos al asumir su cargo en el gobierno nacional.
En San Pablo, pero también en otras ciudades del país vecino, Arribas se rodeó de gente influyente. Sánchez es acaso el más conocido. Entre sus socios estaba el abogado Alexandre Verri, otro de los imputados por lavado de dinero cuando se lo sindicó como partícipe necesario en la creación de la sospechada MSI de Joorabchian. En abril de 2014 resultó sobreseído. Arribas también hizo negocios en el fútbol con el senador del PDT por Minas Gerais, Zezé Perrella. Su helicóptero familiar fue interceptado en un vuelo con 445 kilos de cocaína en 2013. Quien además había sido presidente del club Cruzeiro cuando concretó operaciones con el intermediario argentino, al parecer no tenía responsabilidad en el tema.
Las primeras sospechas recayeron sobre su hijo Gustavo. Se trata del actual secretario nacional de fútbol y defensor de los derechos del hincha, un cargo rimbombante que tiene reservado el Ministerio de Deportes del gobierno de Michel Temer. Las viejas y no tan viejas relaciones brasileñas del jefe de los espías argentinos no llegaron tan lejos como él. El diputado Sánchez sabe por qué: “Cuando Macri ganó la Presidencia lo colocó en el cargo. Son muy amigos. Yo solo vine a saber de él cuando oí que se sumó al Gobierno”. Antes de despedirse, el legislador respondió sobre las repercusiones del caso Odebrecht en nuestro país, las mismas que salpican a Arribas: “Mi amigo, no sirve de nada que usted me pregunte a mí. Todo el mundo sabe lo que pasó”.