En el marco del programa económico del ministro Sergio Massa para atender la emergencia cambiaria, se realizaron una serie de recortes en el gasto público. Si bien la suba de tarifas de los servicios públicos para reducir los subsidios fue el más notorio ajuste del gasto, también se recortaron partidas de créditos a la vivienda, financiamiento a inversiones de pequeñas empresas y en el Conectar Igualdad, entre otros programas. El criterio seguido para elegir los recortes, según comunicó el ministerio, fue la detección de áreas donde los presupuestos estaban subejecutados.
La reducción del gasto público tiene varios objetivos de política económica. Por un lado, mostrar al FMI y a los mercados que se está dispuesto a ordenar las cuentas públicas e intentar cumplir los compromisos fiscales y monetarios pactados. Por el otro, una concepción monetarista errada sobre las causas de la inflación, donde se cree que el menor gasto público financiado con emisión va a contribuir a disminuir el ritmo de aumento de los precios. Ese diagnóstico ya mostró su fracaso en materia de control de la inflación durante la gestión Macri y volverá a fracasar en el presente. Como botón de muestra, estímese el impulso inflacionario que generarán los recortes en los subsidios a los servicios públicos.
Divisas
Un tercer objetivo de la reducción de gastos es provocar una merma de la demanda, que al deprimir la producción y los ingresos, pueda inducir una baja en las importaciones y los ahorros dolarizables. Es decir, el ajuste fiscal se utiliza como una herramienta indirecta para descomprimir las presiones cambiarias en un contexto de muy bajas reservas internacionales. Respecto a este tercer objetivo del ajuste fiscal, la forma en que se seleccionó la reducción de gastos no parece la más apropiada.
Si el objetivo es descomprimir el mercado de cambios, ¿por qué ajustar sobre los créditos a la vivienda? La construcción es uno de los sectores que más empleo genera con un menor gasto de dólares, dados los bajos requerimientos de insumos importados. Por otra parte, quien tiene un crédito a la vivienda usa su excedente de ahorro para cancelarlo en pesos, evitando de esa manera la compra de dólares de quien aspira a una vivienda propia pero carece de financiamiento para acceder a ella. Por último, la vivienda propia es una demanda social urgente que reditúa en términos de bienestar y votos.
Una economía que se enfrenta a la falta de divisas debe ser muy selectiva sobre qué sectores económicos recortar y cuáles mantener activos, ya que allí se encuentra la llave para mantener cierto margen de autonomía para la política. La clave de dicha selección está en el impacto que genera cada sector en materia de creación de empleo y solución a problemáticas sociales, por un lado, y su derrame a importaciones y dolarización del excedente, por el otro. Esas dos diferentes dimensiones de cada sector de actividad se deben sopesar a la hora de seleccionar recortes de gastos, subas de impuestos o modificaciones en la disponibilidad de crédito.
@AndresAsiain