Prohibir, proscribir y demoler. El universo semántico y político de Juntos por el Cambio engendra violencia y multiplica odio. “Hay un empeño por destruir los símbolos que tienen que ver con el peronismo”, afirma el artista plástico Daniel Santoro sobre el insólito proyecto de ley que presentó el mediático legislador porteño de Republicanos Unidos, Roberto García Moritán, con el que busca extirpar del paisaje urbano el emblemático edificio donde funciona el Ministerio de Desarrollo Social, ubicado sobre la Avenida 9 de julio, “para mejorar la circulación y disminuir los piquetes”. No es casual que la propuesta la haya presentado el 31 de agosto, el mismo día del histórico renunciamiento de Evita en 1951, cuando anunció su “irrevocable decisión” de renunciar a la candidatura como vicepresidenta de la nación.
El proyecto
García Moritán comunicó su propuesta en Twitter: “Acabo de presentar un proyecto de ley para demoler el edificio de Desarrollo Social ubicado en la 9 de Julio. En lo que va del año hubo más de 600 piquetes y cortes en la CABA por culpa de Nación. Resuelvan sus conflictos en otro lado y no le jodan la vida a los demás”, escribió Moritán, quien ingresó a la Legislatura porteña en la lista de Ricardo López Murphy e integra el espacio de Juntos por el Cambio. En los últimos meses, en el marco de un duro contexto económico para los sectores populares, distintas organizaciones sociales impulsaron manifestaciones y acampes en el Ministerio de Desarrollo Social para reclamar más planes sociales y asistencia a los comedores comunitarios, entre otras demandas. En junio, en una protesta organizada por el Polo Obrero, el mediático legislador se acercó a un grupo de mujeres y fue increpado por varios manifestantes y dirigentes por ser “antipiquetero”.
El articulado de la iniciativa informa cuál será el uso que se hará del espacio. “El terreno será destinado a la ampliación de la Avenida 9 de Julio para el mejoramiento del tránsito”. Según el texto presentado, el Poder Ejecutivo debería solicitar al Banco Ciudad de Buenos Aires la tasación de los bienes dentro de los 30 días de entrada en vigencia de la ley, en caso de ser aprobada, y esa entidad tendría 90 días más para realizar las asignaciones de valor. El legislador de Juntos por el Cambio propone también que la Ciudad se tenga que presentar ante “la autoridad competente” para darle a conocer los términos de la demolición y ofrecerle la indemnización que corresponda. “Los gastos que demande el cumplimiento de la presente ley se imputarán mediante reasignación de partidas correspondientes al año en curso”, se expresa en el último artículo del proyecto.
Nivel superior de gorilismo
Matías Barroetaveña, legislador por el Frente de Todos, apela a la ironía cuando dice que la iniciativa de García Moritán es “una idea que seguramente tuvo su agencia de publicidad para ganar un poco de visibilidad” y que el problema del tránsito en la ciudad “se va a resolver construyendo subtes” y no demoliendo un edificio histórico. “Frente al odio triunfa el amor, y esto no va a ser una excepción”, augura Barroetaveña y advierte que no cree que el proyecto se debata en el bloque o que llegue a las sesiones. “Es solamente una provocación mediática para poder figurar en términos de esta pelea que tienen entre ellos para ver quién es más antiperonista”, agrega. Aunque Juntos por el Cambio tiene mayoría propia en la Legislatura porteña, por tratarse de un edificio de gestión nacional, se debe cumplir con algunos requisitos previos como la declaración de utilidad pública del edificio y su posterior expropiación. En caso de avanzar en la legislatura el polémico proyecto de García Moritán implicará un aumento en la conflictividad entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio en la Ciudad.
La portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, expresó su rechazo en las redes sociales. “El legislador porteño Roberto García Moritán quiere demoler el emblemático edificio de la Av 9 de Julio con la imagen de Evita el día en que se recuerda su renunciamiento histórico”, sostuvo Cerruti y concluyó: “Desbloqueó un nivel superior de gorilismo”. En tanto, el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, dijo que los problemas de la Argentina “son demasiado profundos como para resolverlos por Twitter y de manera sensacionalista”. “No se mejora la realidad de ningún argentino demoliendo edificios”, aseguró Zabaleta.
Patrimonio urbano
El inmueble de diseño racionalista que el mediático legislador quiere eliminar de la trama urbana se inauguró en 1936 y fue la sede del entonces Ministerio de Obras Públicas (MOP). Considerado el primer rascacielos de la ciudad, está ubicado entre las avenidas Belgrano y Moreno, tiene 93 metros de altura y 22 pisos. Hernán Bisman, editor y curador de arquitectura, señala que el edificio donde funcionó el Ministerio de Obras Públicas es “un ejemplo de arquitectura racionalista de primerísimo nivel”. “El cariño al patrimonio clásico se fue consolidando en los últimos tiempos en la población y en los gobiernos. Ya está mal visto y es condenado socialmente demoler un edificio de arquitectura clásica. Es una locura en términos culturales, una barbaridad en términos intelectuales y de ninguna manera me parece razonable. Sería un delirio y una gran pérdida para el patrimonio de la Ciudad”, fundamenta Bisman.
En 2010, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner declaró a Eva Perón “Mujer del Bicentenario” y decidió instalar dos imágenes icónicas en las fachadas norte y sur del edificio del Ministerio de Desarrollo Social, llamadas “Eva de los Humildes” y “Eva”, realizadas por el escultor Alejandro Marmo, con la colaboración del artista plástico Daniel Santoro. Durante los cuatro años del macrismo las imágenes de Evita permanecieron apagadas y nunca hubo una explicación oficial sobre los motivos por los cuales se tomó esa decisión, aunque el argumento extraoficial alegado era “la necesidad del ahorro de energía”.
Limpieza simbólica
Santoro recuerda que Carlos Menem también intentó destruir el mismo edificio para “liberar” la Avenida 9 de julio y mejorar el tránsito; pero entonces no estaban los dos retratos de Evita en la fachada. Para el artista plástico el edificio de Desarrollo Social tiene un sentido emblemático similar al Obelisco. “El Obelisco causa mucho más daño desde la circulación que el edificio del Ministerio de Desarrollo Social porque de hecho angosta muchísimo la avenida. Ninguno de los dos podrían ser demolidos”, aclara Santoro y menciona que en el siglo pasado hubo “muchos imbéciles” que propusieron demoler la Torre Eiffel. “Siempre hay tontos que quieren demoler emblemas urbanos por una cuestión puramente ideológica. A esta altura no tiene otra lectura; hay un empeño por destruir los símbolos que tienen que ver con el peronismo, como lo hicieron en su momento con la quinta presidencial (Palacio Unzué). Siempre está operando esta piqueta de limpieza simbólica”, explica el artista cuya obra despliega, pintura tras pintura, una indagación extraordinaria de la iconografía peronista.
Santoro vive a dos cuadras del edificio que García Moritán quiere extirpar del paisaje urbano. “La gente va al Ministerio de Desarrollo Social a sacarse fotos con los retratos de Eva. El edificio hoy es también un emblema turístico”, analiza el artista plástico. Eva Perón ya no es un símbolo que encarna al peronismo, es mucho más que eso, es un ícono del uso turístico, como lo es el Che Guevara también. “Esta propuesta es de un antiperonismo rancio y antediluviano; es lo peor que ha quedado de ese antiperonismo violento que sanciona la memoria del peronismo e intenta que se olvide como una especie de pesadilla de las clases altas”, reflexiona el autor de Manual del niño peronista y desestima que esta iniciativa pueda prosperar porque hasta “el negocio del turismo se dañaría” con el proyecto de García Moritán.
Hay una especie de fetichismo, evalúa Santoro, en esta empresa de demolición. “El edificio encarna el mal que para ellos el peronismo produce en la sociedad. Se destruye el edificio, se destruye el peronismo, se olvida el peronismo. El asesinato político también es eso: se mata a alguien y, como se suele decir, muerto el perro se acabó la rabia. Lo de García Moritán es un intento de magnicidio político que busca terminar con la memoria del peronismo eliminando un edificio”, subraya Santoro la lógica de razonamiento de Juntos por el Cambio. “No es solo la valla en torno a la casa de Cristina, acá le están queriendo cobrar otro vuelto”, concluye Santoro.