“Ahí están los recipientes vacíos… y la tierra totalmente seca”. Con este mensaje acompañado de fotografías, Marcos Vaca, integrante de las casi 12 familias criollas que viven en Finca El Carmen, ubicada a 35 kilómetros de Pichanal, municipio del departamento Orán, muestra la aflicción por la falta de agua.
Después de varios intentos, Vaca consiguió señal y pudo comunicarse con Salta/12 para contar que en el lugar las familias son poseedoras de 150 hectáreas cada una. Estas tierras se lograron mantener en manos campesinas tras una sucesión. En ellas crían chanchos y cabras.
Para la zona del Chaco salteño, una superficie de 150 hectáreas no resulta nada extensa, por lo que se entiende que estas familias no cuentan con recursos económicos suficientes para soportar el costo de un pozo de agua, costo que Vaca calculó en unos 3 millones de pesos. “Hace seis años, con la crecida el río (Bermejo) me llevó el pozo”, contó.
El poblador indicó que si bien sacan agua del río, cuyo curso ahora está a tan solo 350 metros de su casa (hace unos 12 años estaba a dos kilómetros), “el agua está contaminada con herbicidas e insecticidas”. Sostuvo que lo mismo sucede con el agua de lluvia que antes se juntaba en lagunas naturales. “Hay una finca donde fumigan y el veneno cae en esa agua y por eso no la tomamos”, dijo. La alternativa que tenían hace unos años era el agua que bajaba por una quebrada, pero también “se la comió el río”.
Vaca apuntó contra la Municipalidad, a cargo de Sebastián Domínguez, al indicar que si bien antes les llevaban agua de manera semanal, y luego cada 15 días, hace un mes que no les acercan el insumo que puede servirles al menos para consumo humano y los animales. El agua que sacan del río debe ser hervida y no cuentan con otra alternativa para potabilizarla.
“No es cierto”, dijo a este medio Ariel Gómez, encargado del área rural de la comuna pichanalense, negando las afirmaciones de Vaca. No obstante, admitió que el reparto se está haciendo con menor frecuencia dado que los camiones con los que cuenta la comuna para esta actividad se encuentran en constante mantenimiento.
“Son camiones viejos heredados de la anterior gestión y los vehículos sufren mucho desgaste para estas rutas de ripio”, sostuvo el funcionario municipal al indicar que si bien hubo camiones de la empresa Aguas del Norte el fin de semana haciendo el reparto de 10 mil litros de agua en dos viajes, esto es insuficiente para abarcar la zona rural, pues deben recorrer al menos unos 150 kilómetros para abastecer solamente a esa población.
El arrastre de la sequía
Años atrás el agua de represas y cañadas permanecía allí hasta noviembre, y el ciclo volvía a empezar con la época de lluvias. Pero desde hace al menos un quinquenio, el ciclo se alteró y la sequía ganó terreno. “El año pasado solamente hubo una tormenta fuerte en abril”, contó Vaca.
“Hasta ahora nadie ha planteado el tema de la sequía lo cual no quiere decir que no haya”, dijo por su parte la referente campesina de Unión y Progreso, de Rivadavia Banda Norte, Lucía Ruiz, al coincidir en que “desde hace un rato que viene la sequía”. Explicó que “hay que motorear (usar motores)” los pozos para que salga el agua que antes se podía extraer con baldes.
Mientras, el monte está seco y recién están floreciendo algunos árboles. Además de que el consumo de alimento secos provoca mayor requerimiento de agua en los animales, por otro lado, también comienza a escasear la comida, además del agua, para los animales que crían. Ya desde hace algunos años las osamentas de animales que salen a buscar agua y comida se encuentran en los caminos vecinales de la zona.
El reclamo es una constante todos los años y la reacción suele ser tratar de asistir en la emergencia. Por ello, Ruiz dijo que esta cuestión será planteada hoy en la Mesa que se conformó con organizaciones campesinas y el gobierno provincial en el marco del cumplimiento de la Ley 7658, de regularización dominial para pequeños productores salteños.