Víctor Hugo Morales repudió el uso de balas de plomo por parte de la Policía de la Ciudad. De esta manera, se hizo eco de la denuncia de la legisladora porteña del Frente de Todos Ofelia Fernández, que denunció que durante la represión de este sábado frente a la casa de la vicepresidenta Cristina Kirchner a uno de los agentes que estaba en la primera línea se le cayó un estuche con dos cargadores con 32 balas de plomo, a pesar de que llevar munición letal a movilizaciones está prohibido. 

El editorial de Víctor Hugo

Ofelia Fernández denuncia algo que es directamente ilegal, además de demencial. La política llega a una policía, que es ideológica, con balas de plomo. Con balas de plomo. Patricia Bullrich pide que usen todo el poder y Marcelo D'Alessandro sugiere un muerto. Gente brava. Una policía brava.

Una policía "muy profesional" en la que ese inmenso chanta del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires deposita dineros que son un escándalo. Se generan ya algunos problemas. Va a tener inconvenientes, porque como se da oscuramente ese dinero, a un policía tanto, a otro tanto, los coroneles se van enojando. Y los de abajo se enteran que los palos los dan ellos, los riesgos, si los hubiere, los corren ellos, y la plata se la llevan los popes a los que Larreta alimenta muy especialmente.

La cuestión es que aparecieron cargadores con balas de plomo. De eso está hablando Ofelia Fernández. Dejaron la huella en la pared después del crimen. Dejaron todo. Porque muy profesionales tampoco son. Son profesionales, en todo caso, para cobrar. Pero no por la preparación que puedan tener.

Y, mientras tanto, se victimizan. Lo de Rodríguez Larreta es el colmo del chanta. Dice que cuando le discuten la jurisdicción de la Policía, eso de que a la vicepresidenta la cuida la Policía Federal, que le están robando la autonomía. Lo dice también la mafia de Clarín para apoyar a Larreta. Todo es así.

La policía de plomo

En medio de la movilización del sábado pasado en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, cuando fueron corridas las vallas y la Policía de la Ciudad de Buenos Aires comenzaba a empujar con sus escudos a las y los manifestantes, a uno de los agentes que estaba en la primera línea se le cayó un estuche con dos cargadores con 32 balas de plomo.

El uniformado forcejeaba contra un grupo, entre quienes había integrantes del Frente Patria Grande, que levantaron los cartuchos, pensando que eran balas de goma. Al abrirlos, horas más tarde, vieron que eran de una pistola 9 milímetros. Decidieron llevarlos a la legisladora del Frente de Todos Ofelia Fernández quien, a raíz del despliegue y la ofensiva policial, que incluyó espionaje, había presentado uno de los primeros amparos.

Las municiones fueron entregadas a la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC). La diputada porteña anunció que este jueves se hará una denuncia y recordó que “el personal policial no está autorizado a la portación de armas de fuego y municiones de poder letal, lo que demuestra la profunda ilegalidad de la que estuvo teñido todo el operativo”.

La presentación en la ANMAC se hizo para que los cargadores y las balas queden bajo “resguardo provisorio” del organismo. La Unidad Fiscal Especializada en la Investigación de Ilícitos relacionados con Armas de Fuego, Explosivos y demás materiales controlados (UFIARM) recibirá la denuncia este jueves.

“Ambos organismos están obligados por la ley 25.938 a elaborar un informe que se aproxime a determinar el origen en este caso de los cargadores y las balas. Además, si un policía pierde o detecta la falta de municiones o armamento está obligado a denunciarlo”, señaló a Página/12 Nicolás Rechanik, el abogado que representa a Ofelia Fernández.

El acta de la ANMAC detalla que “se da ingreso al siguiente material”: “Un cargador calibre 9 mm Parabellum con la inscripción P.B CAL. 9 PARA - MADE IN ITALY”. Detalla otro cargador con la misma descripción y “32 municiones calibre 9mm Parabellum”.