El año pasado, aunque el reclamo principal era el cambio de directora, la comunidad educativa de la Escuela N° 4602 “Pedro Alfonso Tejerina”, de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia, advertía que desde hacía tres años venía solicitando la excavación de un pozo de agua.

Este año, ante la falta de respuestas para los chicos y chicas de comunidades originarias y criollas del lugar, decidieron el pasado 18 de agosto tomar la escuela nuevamente y quedarse firmes en la medida de fuerza hasta que lleguen los materiales para iniciar el trabajo del pozo. 

Así surge de las actas que firmaron los padres y madres que se encuentran en la protesta con José Soria y Julio Jerez, director y responsable de Legales de la Secretaría de Asuntos Indígenas, respectivamente.

“Quedamos en el acuerdo con Soria para que traiga los elementos y los papás hagan el pozo de agua”, contó a Salta/12 Magdalena Jaimes, una de las mujeres que se encuentra en la toma, que contó pormenores de las reuniones que mantuvieron los manifestantes con los funcionarios.

El problema raíz reside en que, como sucede en todo el Chaco salteño, la sequía se apoderó de la zona. Ese fenómeno fue apuntado como el principal problema estructural en la ecorregión comprendida en la emergencia socio sanitaria que dispuso la provincia en 2020, tras la muerte de niñas y niños, la mayoría de poblaciones indígenas, por causas vinculadas a la mala alimentación.

La falta de lluvias provocó que desde hace cuatro años una vecina de la escuela (que pese a tener un pozo somero o poco profundo, obtiene agua buena), no pueda abastecer más del insumo a la escuela. Es que, como sucede con las familias criollas de la zona, se dedica a la cría de animales, con lo que consumen estos animales más el consumo humano, y la disminución del caudal de agua subterránea debido a la sequía, el pozo no da abasto.

“La escuela va a cumplir 70 años”, detalló Jaimes al indicar que en ese tiempo, solo se contó con un pozo de “agua buena”.

El problema de agua en esta región no solo pasa por su escasez, sino también por sus características. Como tiene altos valores de arsénico (o por lo menos más altos de los indicados en los códigos alimentarios), el agua sale salada en muchos pozos que son superficiales. Excavar un metro más demanda siempre un presupuesto alto y difícil de costear.

En este caso, cuando aquel pozo de agua buena colapsó, se hizo otro. Pero en ese el agua es salada y “le hace mal a los chicos”, contó Jaimes.

Explicó que aunque hay cañerías listas para llevar el agua a los baños, los tanques que alimentan los depósitos de esta infraestructura “se volaron con un tornado”, por lo cual todo se debe higienizar con baldes.

Agua en cisterna

Frente a la mediatización de la protesta en medios de Buenos Aires, ayer la provincia comunicó que la Delegación de Asuntos Indígenas de la Gobernación envía semanalmente camiones cisterna en procura de paliar el problema de suministro de agua de la escuela. “Mientras tanto se avanza en las gestiones necesarias para la construcción de un pozo de agua en el lugar", se indicó.

Se afirmó que el delegado de Asuntos Indígenas, Marcelo Córdova, indicó que la semana pasada se mandó un camión tanque cisterna y se entregó un tanque tipo tinaco de mil litros de agua. “Los camiones cisternas visitan semanalmente la zona para atender la problemática de faltante de agua”, indica la información oficial.

Jaimes por su parte, contó que la escuela tiene un tanque de mil litros y otro de 400 en los que se deja el agua que “un cura de Santa Victoria Este manda por semana”. Pero en más de una ocasión sucedió que a raíz del estado de los caminos los vehículos no pudieron llegar. Además de que esa agua es poca el agua para los 41 niños y niñas indígenas y 11 criollos que asisten a la institución.

Frente a la emergencia, la misma vecina que abasteció permanentemente hasta hace cuatro años a la escuela, ayuda en momentos pero no puede sostener el abastecimiento de manera prolongada porque eso le implicaría no poder continuar con la cría de animales, en una zona donde las lagunas y represas quedaron agotadas por la sequía.

Jaimes añadió que tienen entendido que el Ministerio de Educación habría instruido al nuevo director de la escuela primaria para que mientras la toma continúe, no habilite el comedor o la entrega de módulos alimentarios a los niños y niñas que asisten a la escuela.