“Esta es una orquesta única en su estructura, que equilibra lo sinfónico con lo popular”. Popi Spatocco no tiene dudas cuando define a la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto. Hoy miércoles a las 20 en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner, Spatocco estará al frente de esta orquesta para presentar los diez arreglos que le encargaron sobre temas del repertorio folklórico. “El folklore es uno de los géneros que consolidan la identidad de la Filiberto”, comenta el arreglador y director. Este año, a partir del trabajo de Luis Gorelik en la dirección artística, se abrió el radio estilístico hacia el repertorio sinfónico, pero quieren seguir potenciando también el repertorio ligado a la tradición folklórica”.
“Balderrama”, “El cesechero”, “La calandria”, “Vidala para mi sombra”, “Zamba del grillo”, son algunos de los clásicos incluidos, junto a obras más recientes, como “Grito santiagueño”, de Raúl Carnota, y “Parches del tiempo”, de Lilián Saba. “Partimos de la idea representar todos los géneros que configuran el folklore, la diversidad de ritmos que reflejan lo geográfico, pero también las distintas generaciones de creadores”, destaca Spatocco. “La elección, más allá del valor o la belleza de una obra, tuvo que ver también con que en esta operación tan delicada que es la traslación de un lenguaje a otro hay obras que funcionan mejor que otras”, evalúa.
-–¿Qué es lo que hace que un tema se adapte mejor?
–-Especialmente el tipo de melodía, porque se trata de canciones. Buscamos bellas melodías, de las que abundan en nuestra música.
–-¿Cuáles son los riesgos más frecuentes en una transcripción?
–-Son muchos. La canción es una materia sensible. Preservar lo mejor de los dos mundos sería lo ideal, más allá de ese lugar común tan peligroso que señala que en una transcripción para orquesta se está “elevando” a la música popular. Si uno logra con la orquesta la emotividad original de una canción, la intensidad de la guitarra de Atahualpa, por ejemplo, estaría en el camino justo. Personalmente trato de llegar a lo que me planteo como una expresiva continuidad del tema. Escucho la letra, porque ahí hay un cosmos de sensaciones que resultan claves para el desarrollo instrumental de la orquestación. Además de respetar la identidad rítmica de cada género, que en la orquestación es todo un tema. Está orquesta es única en ese sentido, porque tiene guitarra, charango, percusión folklórica, piano y tres bandoneones, pero además a cargo de instrumentistas especializados en la música argentina. Es lo ideal para este tipo de experiencias.
Como pianista, compositor, arreglador, director y productor artístico, Spatocco ya transitó un largo recorrido por la música argentina. Fue el último arreglador y director musical de Mercedes Sosa y trabajó además para una gran cantidad de artistas, desde Chango Spasiuk hasta Ligia Piro. Actualmente integra el trío Aura!, junto a Facundo Guevara y Ricardo Canepa. “Soy de los músicos que cumplieron el trayecto desde lo popular hacia lo sinfónico, mi experiencia fue en ese sentido”, explica Spatocco, ejemplar de una raza musical cuya genealogía se podría rastrear en los nombres de Carlos García, José Carli u Oscar Cardozo Ocampo.
“Es importante representar nuestra música de raíz popular desde distintos lenguajes”, concluye el pianista. El folklore es un repertorio vivo y en continua construcción, sus obras pertenecen a la gente. Ahí hay una cuestión de identidad, cariño, de pertenencia. Estas experiencias son una manera de buscar nuevos horizontes para una música que tiene un gran valor estético, pero además un gran valor simbólico. Es importante saber que esta música es la nuestra y que cuando otro la escucha nos identifica. Nos escucha a nosotros”.