Uno de los primeros dirigentes políticos de Chile en poner el foco en el “día después” al plebiscito del domingo 4 de septiembre fue el expresidente centroizquierdista Ricardo Lagos (2000-2006).

A finales de julio, y en medio de una creciente polarización y crispación política, Lagos exhortó a los chilenos a transitar las últimas semanas de campaña electoral “en las mejores condiciones de diálogo” y sin perder de vista “los grandes desafíos que nos esperan tras esta consulta democrática”.

“Hay una gran tarea que nos espera el 5 de septiembre y de ahí en adelante. Chile no vuelve atrás; lo que nos cabe es avanzar hacia una Constitución con visión de presente y futuro, de justicia y progreso, de nuevos desarrollos y nuevas oportunidades”, escribió Lagos en una carta, en la que intentaba, además, mostrar una moderada simpatía con la opción del Apruebo, en un contexto en el que las corrientes de la exConcentración dividían opiniones sobre cuál posición tomar en relación al texto constitucional que se someterá a consulta popular este domingo.

La postura del gobierno de Gabriel Boric ante un eventual triunfo del Rechazo -el escenario más probable, de acuerdo a lo que indican las encuestas de opinión pública- es la de convocar a un nuevo proceso constituyente, un camino que parecería tener amplio consenso político en Chile, con la excepción de los sectores más conservadores, expectantes a lo que pueda pasar si logran una ventaja significativa en la negativa al nuevo texto constitucional, señalan algunos analistas políticos.

Boric dejó clara la posición del gobienro en una entrevista que le brindó a Chilevisión el domingo 21 de agosto, a dos semanas de la elección. En su opinión, "el pueblo chileno ya tomó una decisión" en relación a la necesidad de una nueva Constitución superadora de la que se aprobó en 1980, durante el gobierno militar de Augusto Pinochet (1973-1990).

"Me cuesta mucho imaginarme que después de todo lo que ha pasado en Chile decidamos volver a fojas cero (...) lo que se decidió el 25 de octubre de 2020 fue tener un proceso constituyente para una nueva constitución, pero además mediante un mecanismo que asegure que la representación sea con elección directa y 100% electa", reflexionó el líder izquierdista. En 2020, el 78% de la población dijo que quería una nueva Constitución y el 79% apoyó que se hiciera a través de una Convención.

En esa entrevista le preguntaron concretamente si estaría dispuesto a convocar a un nuevo “plebiscito de entrada” en caso de que gane el Rechazo. Boric respondió: "Lo que yo sostengo es que el pueblo de Chile ya tomó una decisión al respecto y lo hizo de manera bien mayoritaria. En el plebiscito del 25 de octubre decidió que quiere una nueva constitución mediante un mecanismo 100% electo para ese fin y por lo tanto repetir ese Plebiscito me parece que sería redundante".

Por otra parte, con un triunfo del Apruebo, políticamente el escenario más favorable para el gobierno de Boric, la discusión que se abre está más vinculada a la reglamentación y a las leyes transitorias que se necesitan para implementar la nueva carta Magna.

La posición del Servel

Esas declaraciones de Boric marcaron la pauta de la posición del gobierno en este tramo final de la campaña y de cara a lo que puede suceder a partir del lunes 5. “Nosotros ya hemos señalado cuál es nuestra voluntad y nuestra propuesta en ese escenario (de triunfo del Rechazo), que es convocar un nuevo proceso constituyente, considerando y respetando la voluntad popular mayoritaria del día 25 de octubre sobre la necesidad de una nueva Constitución y su mecanismo”, ratificó unos días después la vocera del gobierno, Camila Vallejo.

El 23 de agosto, el presidente del Servicio Electoral (Servel), Andrés Tagle, también hizo declaraciones sobre qué puede pasar el “día después”. Según el funcionario de la máxima autoridad electoral, si gana el Rechazo se necesitan, como mínimo, 125 días para llevar a cabo una nueva elección de convencionales.

“Hay que cerrar el registro, hay que hacerle una auditoría al padrón. Toda elección tiene un padrón nuevo”, precisó Tagle, dos días después de las declaraciones de Boric sobre que sería “redundante” realizar un nuevo plebiscito de entrada.

En este contexto, según informan varios medios y analistas chilenos, el oficialismo y la oposición ya iniciaron conversaciones sobre cómo debería continuar el proceso constituyente si gana el Rechazo. Uno de los temas importantes en esas negociaciones son las reglas que deberían aplicarse si se convoca a una nueva Convención y cómo sería su integración, aspectos que podrían acordarse en ese plazo de 125 días que marcó Tagle.

Los escenarios políticos para Boric

En paralelo al debate constitucional hay que colocar la discusión sobre los escenarios políticos que se abren para el gobierno de Boric. En una entrevista con la revista Time, Boric ratificó que existe “consenso” sobre la necesidad de una nueva Constitución y se mostró convencido en “llegar a buen término” más allá del resultado del 4 de septiembre.

“Ahora nosotros como gobierno tenemos el deber de gobernar, independiente de lo que pase. Hay problemas que van más allá de la discusión constitucional. El alza del costo de la vida, la inflación, la seguridad, los derechos de la infancia, la educación, la reforma de salud, la reforma tributaria. Todo eso lo vamos a seguir haciendo. Si es que eventualmente ganará el Rechazo, nos demoraremos un poco más pero vamos a llegar igual”, adelantó Boric.

En la misma línea se manifestó el ministro de la Segpres (Secretaría General de la Presidencia), Giorgio Jackson, quien pidió “evitar que se transforme en una idea de que hay vencedores y vencidos”. “El presidente va a demostrar, con la estatura que lo caracteriza, su liderazgo tanto en el caso del Apruebo como del Rechazo", vaticinó Jackson, quien se mostró confiado en que el Ejecutivo logrará “llegar a los acuerdos que hagan posible los cambios que Chile está anhelando” independientemente de cuál sea el resultado.

La visión de los analistas

El proceso político chileno de los últimos meses estuvo pautado por la discusión sobre las propuestas del Apruebo y Rechazo; en alguna medida, el resultado del domingo 4 también le marcará la cancha al gobierno izquierdista que empezó hace casi seis meses.

El analista político Juan Pablo Luna habló sobre los escenarios que se pueden configurar a partir del lunes en una actividad virtual organizada esta semana por el Frente Amplio de Uruguay.

Según Luna, si gana el Rechazo el lunes Chile amanecerá con “dos textos muertos”. “La Constitución del 80 está muerta de facto, hoy la derecha admite que esa Constitución está muerta. Hay que ver cuán significativa es la brecha en el plebiscito y cómo se enmarca ese resultado en la estrategia de la derecha”, planteó el politólogo.

Luna coincidió en que el sistema político se alineó tras la opción de Boric de llamar a una nueva Convención si gana el Rechazo. “Hay acuerdo en el sistema político de que esa es la forma. La ilegitimidad es tal que la oposición también asume que se va a llamar a una nueva Convención. El problema es cuál va a ser la nueva fórmula, en ese punto va a estar buena parte de la conflictividad que se puede venir en los próximos meses si gana el Rechazo”, vaticinó Luna, quien visualiza consensos amplios en cuanto a mantener una integración paritaria y mayores dificultades cuando se discutan el papel de los convencionales independientes y las cuotas indígenas.

Un posible triunfo del Apruebo, en tanto, implicaría una cantidad de reformas. “Si gana el Apruebo vamos a pasar tres o cuatro años reformando la nueva Constitución para poder implementarla. En resumen, hoy tenemos dos elites impugnadas: la nueva elite y la vieja elite, ambas con baja legitimidad ciudadana”, diagnosticó. 

En otro fragmento de su intervención, Luna mencionó estudios cualitativos que constataron que en los últimos meses el proceso constitucional perdió apoyo entre los sectores populares, que terminaron evaluando el trabajo de la Convención Constitucional de una manera similar a cómo veían desde antes a los partidos políticos.

Entre las respuestas de ese estudio, las personas que pertenecen a sectores populares mencionaron conceptos como desilusión, falta de diálogo, radicalización, maximalismo, ideologización, propuestas extremas y afán refundacional. “Hubo una reacción a la política identitaria, la visión es que se olvidaron de los problemas de la población, como salud, educación y calidad del Estado”, reseñó.

Más allá de estas situaciones en algunos extractos de la población chilena, Luna planteó que otra “disyuntiva” que se instalará a partir del lunes 5  es si el presidente Boric logrará impulsar un “gran acuerdo nacional”, ya sea para la reforma e implementación de la nueva Constitución o para la tramitación de una nueva Convención.

“Lo tiene que hacer en un contexto en el que su popularidad ha bajado, con un problema en materia de seguridad: la situación de seguridad en el norte está generando mucho descontento de la población, sigue la crisis en La Araucanía, hay problemas de seguridad en las grandes ciudades, con delitos de alta connotación social. Al mismo tiempo hay un fuerte problema con la inflación, escasez de empleo y mucha incertidumbre económica”, advirtió Luna.

El analista político opinó que la “crisis” que atraviesa Chile no la resuelven “ni el gobierno que empezó hace seis meses ni la Convención''. “Una nueva Convención y una nueva Constitución son necesarias pero no es suficiente”, marcó el académico uruguayo, que estudia desde hace años los altos niveles de desigualdad en la sociedad chilena.

Luna visualizó cuáles pueden ser los escenarios posibles para Chile en la etapa post plebiscito. Uno es la posibilidad de "regresar" al 17 de octubre de 2019, es decir al país anterior al estallido social. “Es el escenario con el que sueña buena parte de la elite económica que todavía no entendió el nivel de complejidad de la situación. Aspiran a volver a ese supuesto oasis dentro de América Latina del que hablaba (el expresidente, Sebastián) Piñera. Hay mucha gente en el empresariado y en la elite cultural, obviamente más de derecha, que cree posible volver a ese escenario. Una de las vertientes de eso es pensar en algún liderazgo de ultraderecha, de mano dura, que prometa restablecer el orden y llevarnos a ese momento antes del 18 de octubre”, resumió.

Luna, sin embargo, polemizó con la idea de que Chile pueda entrar en una “etapa populista”. “Mi impresión es que el nivel de fragmentación es tal, que tenemos ciclos cortos en los cuales se arma una coalición electoral, gana la elección y rápidamente se deslegitima y se queda sin capacidad de gobierno. Veo más eso que liderazgos capaces de estructurar desde arriba un liderazgo capaz de encapsular y canalizar a todo el sistema político” .

El analista político dijo que Chile, en todo caso, sí podría eventualmente ingresar a un escenario “a la peruana”, con una “fuerte fragmentación y atomización a nivel territorial, con etiquetas partidarias que significan poco, coaliciones políticas que duran poco y ciclos de gobierno con poca capacidad de generar cambios respecto a los grandes problemas”, entre los que mencionó al modelo económico, los problemas de Estado y los principales conflictos sociales que explotaron con el estallido de 2019.