Hay canciones que perviven y de maneras diferentes, en evocaciones imprevistas, silbadas sin querer, dentro de los recuerdos de cada quien. Perduran y adquieren matices renovados, de poesía compartida. Uno de los grandes responsables de canciones así es Adrián Abonizio. Y hay un libro que lo celebra a través de un detenimiento amoroso. Adrián Abonizio: En Tierra Firme (Verde Llanura Ediciones) está compilado por Paul Citraro y entre sus firmas reúne los nombres de Eleonora Eubel, Marcelo Sevilla, Sergio Pujol, Edgardo Pérez Castillo, Fernando Noy, Ber Stinco, Horacio Vargas, Cinwololo, Gustavo Varela, Mara Favoretto, Ricardo Tapia, Carlos Cazzasa, Martín Cabrera Erro, Annabel de Courson, Lorena Mayol, Dani Umpi, Walter Lezcano, Marcelo Scalona, Romina de Luca, Verónica Lascar, Luciana Torfano, Sandra Corizzo, Dora Barrancos, Gabriela Torres, Rafael Bielsa, Horacio Cacciabue, Jorge Fandermole, Juan Carlos Baglietto, y Juan Carlos Muñiz.

Cada texto es un desprendimiento sensible sobre una canción, otros descansan en los secretos de la composición, algunos cuentan anécdotas que cifran los recuerdos. El resultado teje una urdimbre que lejos está de adquirir una imagen última, quien lea agregará lo propio para sumarse a este mundo plural al que convoca la música de Abonizio. “Al momento de empezar a construir esta selección de destinatarios y pensar  en quienes tuvieran una subjetividad cercana a cada una de las canciones, pensé qupe pasa con las canciones de Abonizio en este tiempo, en estos años. Para reconstruir la posibilidad de mirar nuevamente su obra como cantautor. Si bien siempre estuvo en una palestra, quise darle una segunda mirada, en un tiempo actual”, explica Paul Citraro a Rosario/12.

“Otro disparador fue haber leído el ensayo de Alessandro Baricco, Los bárbaros, en donde dice que la modernidad cambia de velocidad, y que esto es algo que uno puede ver en cuestiones tales como la aparición de los sintetizadores en la música, el cambio de ritmos y velocidades del fútbol, pero que sin embargo la inteligencia camina lento, porque priman otras cuestiones. Eso me tuvo casi al borde de la perturbación. ¿Cómo hago para defender desde mi lugar a este tipo de artistas y de construcciones estéticas? Y se me ocurrió este libro. Fue la resultante de empezar a convocar a personas cercanas al formato de la canción, porque eran en quienes mejor calzaría una mirada cercana”, continúa el compilador y gestor cultural, oriundo de Venado Tuerto.

Esta cercanía se traduce en canciones como “‘Príncipe del manicomio’, cuyo texto es configurado por la psiquiatra Verónica Lascar; ‘La villa de los milagros’, en la mirada del cura Martín Cabrera Erro; o ‘Historia del Mate Cocido’ por Sergio Pujol, quien además de crítico musical es historiador. Así fui juntando toda una melange de voces, en un gabinete pluriliterario. Hice una primera selección de 40 canciones, luego quedaron menos, y a partir de allí elegí destinatarios. Lo difícil fue el trabajo de edición, cuyo mérito no es mío sino de Soledad Martín, editora y profesora en Letras, que ha hecho un trabajo extraordinario, porque tuvo que adaptar la conceptualidad de cada uno de los escritores, 30 voces diferentes, y cada una con sus propias singularidades. Eso fue interesante, lindo y difícil, pero también muy divertido”, continúa Citraro.

-Destacan los textos de Ber Stinco, Ricardo Tapia, Dani Umpi, Luciana Torfano y Jorge Fandermole, dedicados a la composición; también porque pautan una rítmica diferente en la lectura.

-Lo que sentía era que el libro tenía que tener una dinámica, un ritmo, y se me ocurrió poner textos fuentes, como si fueran el coro de las canciones, con cuatro o cinco voces que pudieran hablar del proceso de componer canciones. Me pareció que podía darle esa bisagra al libro, dentro de lo que significaba cada uno de esos “ensayos bonsai”, como diría Fabián Casas, alrededor de una canción.

-¿Hubo alguien en quien pensaste pero no tenías un vínculo previo?

-Con Fernando Noy, él desconocía de mi existencia. Me presenté y recuerdo su mail, en mayúscula y negrita: POR ABONIZIO, TODO. El suyo es uno de los relatos más sensibles del libro; justamente, escribe sobre “Mirta, de regreso” y pone en juego una mirada de Cuchi Leguizamón, cuando Fernando le hace escuchar esa canción por primera vez y él tiene una salida brillante. El libro reúne también un reportaje a Baglietto, donde rememora cómo esa canción es la catapulta de La Falda en 1982, en donde a la segunda noche el público ya la tarareaba. Es una canción que no tiene estribillo, es mucho más poderosa de lo que uno cree.

Hay apreciaciones de Citraro que saben definir al gran Abonizio: “Es como Benjamin Button pero de un modo inverso: ya es sabio de joven. A ‘Mirta’ la compone con 22 años, un pibe de esa edad no puede hablar de estar cuatro años a la sombra o de lo que significa la infidelidad de un tipo que vuelve a su casa y ve los zapatos de otro debajo de la cama”.

-¿Y qué te dijo cuando leyó el libro?

-Con Adrián hace 25 años que nos conocemos; y cuando lo leyó, me mandó un mail, muy conmovido, si bien después se pone de nuevo la coraza de vikingo y se hace el tipo rudo. El libro, básicamente, es un gesto de amor a su obra.

Adrián Abonizio: En Tierra Firme contó con el apoyo del Ministerio de Cultura de la provincia de Santa Fe, y suma en sus páginas el talento gráfico de Horacio Cacciabue, Alejandro Merola, Laura González, Alejandro Adorno, Rafael Sevilla y Eduardo Torres. El libro se presentará el viernes 9 a las 19 en la Feria Internacional del Libro Rosario, en el Centro Cultural Fontanarrosa (San Martín 1080, Sala Beatriz Guido), con las presencias de Paul Citraro y Adrián Abonizio. Al día siguiente, a las 19, hará lo propio en Venado Tuerto en Tornería Camarasa (Italia 340), con las participaciones de Verónica Lascar, Soledad Martín y Luis Camarasa. Según Citraro: “el libro se va a presentar en talleres y fábricas porque tiene que ver con la idiosincrasia compositiva de Abonizio, con el aceite y overol que destilan sus canciones”.